Capítulo 5

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-¡Debemos proteger nuestros territorios! -soltó un joven al sentarse.

Ya era de noche. Había llegado gente de todas las edades: niños, adultos, ancianos... Todos estábamos reunidos en torno a una fogata, interrumpiéndose entre sí, hablando unos sobre otros.

Me senté junto a Andrew.

-Últimamente, Rot está merodeando por el bosque -comentó una mujer de pelo blanco, se notaba que los años le habían pasado factura-. Pero siempre que intentábamos acercarnos, él simplemente... desaparecía.

-¡Debemos atacarle! ¡Si pudimos vencerle una vez, podemos vencerle una segunda! -gritó de nuevo el joven, seguido por un murmullo de gente que le apoyaba diciéndo "¡Sí, tiene razón!".

-Pero se suponía que estaba muerto. -George habló. No necesitaba gritar, por el simple hecho de que pestañeara ya le estaban haciendo caso.- Además, ¿cómo esperas vencerle si tú no naciste cuando lo hicimos nosotros?

-Ehh... Yo... Yo... Lo siento George... -el joven bajó la cabeza y se sentó detrás de un señor más mayor-.

-Olvidando la emoción que tiene Jamie hoy... Algo debe de estar pasando. Me atreveré a ser el primero en decir que los sucesos que están pasando estos últimos días, no son normales. Sabemos que Rot a vuelto de entre las sombras, pero no sabemos cómo. Habrá hecho algún trato con alguna bruja, con diablos, o a saber con quién.

¿Brujas? ¿Diablos? ¿Existen?

-Nos estamos centrando demasiado en Rot -comentó la viejita de antes-. No podemos olvidar que está aumentando el número de vampiros y de cazadores.

-Andrew, me siento confusa. -le susurré al oído a Andrew.

-Tranquila -me dijo la anciana-, te acostumbrarás a tantos términos pronto.

Miré confusa a Andrew, ¿cómo escuchó un susurro la viejita, qué estaba en la otra punta de la fogata?

-Te olvidas de que los lobos tienen muy desarrollados los sentidos -me dijo Andrew sonriente.

-¡Heyyy! ¿¡Pero quién es esta preciosidad?! -gritó Jamie hacercándose corriendo hacia a mí. Se arrodilló y me besó la mano- A tus servicios, princesa.

-Jamie. Apártate ahora mismo de Alexia. -Andrew sonó muy autoritario... Nunca le había oído hablar así...

-Uhh. Está bien, está bien. Pillo la indirecta -le guiño un ojo a Andrew-. Ya está pedida. Bueno, por lo menos explicarme que hace aquí.

-Acaba de descubrir que tiene las mismas raíces que nosotros -dijo George-. Además, ha sido atacada por Rot.

El nombre de Rot, provocó fuertes murmullos entre todos.

-¿Y sigue viva? -preguntó la anciana- Es... Extraño. La última víctima que sobrevivió a un ataque suyo, murió a la semana siguiente. Rot siempre acaba lo que empieza.

-Claire, todos estamos tan desconcertados como tú. -soltó George, y se callaron todos.

Todo se quedó en absoluto silencio. Todos estaban observando atentos el fuego. Era lo único que nos permitía ver en aquella noche tan oscura.

Era como si el fuego les hubiese imnotizado, como si les ayudara a pensar mejor.

Escuchaba de fondo las chispas del fugo consumiéndose, y grillos procedentes del bosque, que incitaban a entrar en él, y alejarse de todo lo demás.

Un ruido de fuertes pisadas provenientes del bosque llamaron la atención de todos los allí reunidos.

George se levantó, y se acercó lentamente al bosque.

-¿¡Quién anda ahí?! -gritó sereno, antes de que un gran lobo blanco se tirara sobre él.

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