PRÓLOGO

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29 de noviembre de 2013.

Inglaterra, Londres.

Estaba nerviosa. Jugaba con mis manos debajo del banco. Necesitaba aprobar.

-Venus Foster- me levante rápido y fui a recoger mi evaluación. De esta nota dependía mi pase al ultimo año de secundaria.

De camino al escritorio de la profesora limpie el sudor de mis manos en la falda de mi uniforme. Los nervios me estaban jugando una mala jugada. 

-Felicitaciones- la profesora me entrego la evaluación. Dudosa la mire y quede perpleja

Diez(10).

Esas 4 letras escritas en cursiva junto a una carita sonriente al principio de la hoja fueron suficientes para situar una sonrisa en mi rostro.

No aguantaba las ansias que tenia de llegar a casa y contarle a mi familia.

El colegio nunca fue mi fuerte, por lo que haber llegado a la recta final, sexto año me hacía sentir invencible. 

En el banco Kia me miraba esperando mi nota, ella a diferencia mía era una gran alumna. Este probablemente fuera el tercer o cuarto diez que saque en toda mi vida. 

Nuestros gritos de felicidad fueron regañados por la profesora, pero no nos importaba 

La hora de salida llego y sin dudarlo emprendí el camino a casa como todas las tardes, caminando más rápido de lo normal.

Mi hogar quedaba a 10 calles del instituto.

Metros antes de llegar a mi casa sentí una oleada de miedo y tristeza. Pero le reste importancia. Nada en este mundo podría sacarme la sonrisa de la cara. Nada menos eso.

La puerta principal estaba entreabierta y rota. Al tocar la manija un escalofrió me recorrió desde los dedos de la mano hasta la columna vertebral, extendiéndose por todo mi cuerpo.

Temblorosa abrí la puerta. Y fue un error.

El piso de mármol que solía ser blanco estaba combinado con enormes charcos de sangre y junto a ellos yacía el cuerpo inerte de mi hermano de 6 años.

Con lágrimas en los ojos me acerque y lo toque. Estaba helado.

Con un nudo en la garganta y el corazón destrozado seguí el rastro de sangre y me encontré el cuerpo de mi hermana mayor. El vestido amarillo que llevaba puesto estaba teñido de rojo carmesí.

No podría estar pasando. Tenía que ser una terrible pesadilla.

Con la esperanza de encontrar a alguien con vida subí las escaleras corriendo. En el segundo piso me dirigí a la habitación de mis padres. Ambos se encontraban ahí. Mi madre sobre la cama con tres tiros en la espalda. Al igual que mis hermanos. Mi padre en cambio tenía un balazo en la cabeza.

El pecho me dolía. Las lágrimas quemaban y mi inocencia se perdía.

Cuando creí que ya nada podía ser peor lo vi.

Mi hermanito de 8 meses estaba en su cuna con un enorme charco de sangre a su alrededor y doce puñaladas en el pecho.

Doce

¿Quién podía ser tan inhumano para hacerle eso a un bebe? No encontraba respuesta

Nada tenía sentido. Estaba en un limbo entre lo real y lo imaginario. Esto no podía ser real, en la mañana desayunamos todos juntos, bromeando sobre mi examen. Papa y mama no tenían dudas de que lo lograría, siempre tuvieron fe en mí, tenían que estar vivos, tengo que contarles que lo logre, que no los defraude.

Pero esto no era un mal sueño, era el mismísimo infierno, mi mayor miedo en la vida se había cumplido.

Ese día lo perdí todo. No solo a mi familia. Perdí mi esencia, mis ganas de vivir, mi brillo.

Todo quedo en aquella lujosa mansión. Donde yacían 5 cuerpos cubiertos por una sábana blanca. Donde se presenciaron 5 asesinatos. El asesinato de las personas que más amaba.

Esa noche llore, grite y me rompí. Pero me prometí una sola cosa.

Encontrar a los culpables y hacerlos sufrir.  Iba a hacer de sus vidas un calvario.

Les iba a hacer sentir el dolor que sentí esa tarde de otoño. Pero sería peor.

Muchísimo peor.

Iba a vengar la muerte de mi familia.

Esa noche cambie.

Esa noche me transforme.

Esa noche me convertí en La reina de las sombras.

El Submundo De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora