"Hija, se que fui un mal padre, no te di la atención y amor que un padre debe darle a su hija, pero todo lo hice por ti, estas segura lejos de mi, seguro lo veras en las noticias, pero tu papi tiene algo que hacer después de escribir esto"
Alexander López, un doctor cirujano reconocido en Estados Unidos, de origen latino.
Alexander se encontraba un 27 de abril, hablando con un ex compañero de Universidad en un restaurante.
- Alex, ¡Cuanto tiempo! Y te teñiste el pelo de blanco - Dijo su compañero
- A pasado mucho tiempo Mario, y ya te había dicho que es mi pelo natural (Soltó una risa) ¿Como esta tu familia? - Pregunto Alexander
- De hecho, de eso quería hablar... - Dijo Mario con una expresión de profunda tristeza
- ¿Mario? - Pregunto un intrigado Alexander
- Mi esposa... Mi esposa tiene cáncer - Dijo Mario cabizbajo
Un silencio invadió la sala
- Oh no, Mario - Dijo Alexander con profunda lastima
- Quería hablar contigo por eso - Dijo Mario aun cabizbajo
- ¿Necesitas dinero Mario? - Preguntó Alexander
- Debemos... Debemos hacerle... Quimioterapia - Dijo Mario, con su voz quebrada, con lágrimas en los ojos
- Tranquilo Mario, te ayudaré, saldremos de esto - Dijo Alexander con compasión
- ¡Muchas gracias! - Rompió en lágrimas
Ambos dieron rumbo a casa de Alexander, para realizar el préstamo.
- Mario, se que no debería preguntar esto, pero... ¿Que clase de Cáncer? - Pregunto Alexander con preocupación
- De pulmón... Terminal - Empezo a llorar
Mario se detuvo en silencio
- Escucha Alex... Tengo una vida horrible... No termine mis estudios, ¿Recuerdas? - Pregunto Mario limpiándose las lágrimas
- Si, lo recuerdo, estábamos en cuarto año y desapareciste - Dijo Alexander
- Así es, creí que podría sobrevivir con mi trabajo de medio tiempo, pero después encontré a mi esposa, tuvimos una hija, y todo se vino abajo, con el cáncer... Dios... Ella ni siquiera fuma, jamás a fumado - Dijo Mario cuando sus lágrimas volvían
- Mario... Tranquilo, ambos saldremos de esto, como los viejos tiempos - Dijo Alexander mientras le daba palmadas a su espalda
- Gracias amigo - Dijo Mario limpiándose las lágrimas
Finalmente, llegaron a casa de Alexander.
- Amigo, aquí tengo...
Un estruendoso ruido lleno la casa, mientras Alexander ya sia en el suelo.
- Ya me encargue de mi esposa, ella no debía sufrir, así que me encargue, solo falta mi estúpida hija, ¿Creiste que quería tu caridad idiota? Solo tu destacabas, mi padres te admiraban solo a ti, claro, el hijo aue jamás tuvieron. Me llevaré todo, no necesito de tu lastima - Dijo Mario