Emily Gruck

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Ya ha empezado el invierno y con ello un año desde que el padre de Elliot murió. No le gustaba recordar ese día , él le llamaba "el peor día" . Y esque era verdad, fue el peor día de su vida. Tenía una buena relación con su madre, pero con su padre era algo especial. Sintió un dolor muy profundo al recordarlo así que decidió irse a casa de su mejor amiga Emily Gruck, donde siempre podia relajarse y olvidarse de todo con unas palomitas y una película de vaqueros, como a ellos les gustaba, a pesár de sus 15 años.

Actualmente vivía con su madre y su abuela en un pequeño pueblo a las afueras de Londres pero lo suficientemente grande como para no poder ocultar su problema. Y esque tenía un problema que nunca había logrado solucionar pero que en cierto modo resultaba gracioso, o al menos para Emily y su hermano mayor, Bruno, de 17 años. A todo el mundo le salían las palabras de la boca justo en el momento que ellos querían, era algo en lo que nadie pensaba, simplemente querían hablar, habrían la boca y lo hacían. Bueno... a todo el mundo menos a Elliot Truise. Parece raro de imaginar pero este no conseguía pronunciar una frase o tan siquiera una palabra en el momento que quería, las palabras siempre salían de su boca media hora despues, lo cual no era nada agradable.Elliot intentaba no hablar mucho para evitarlo.De hecho se iba a cambiar de colegio en menos de una semana debido a esto.

Tras despedirse con un sonoro beso de su abuela y su madre salio de casa. Pasó por al lado de un supermercado y pensó en comprar dos paquetes de palomitas. Las guardo en uno de los bolsillos de su pantalon y ya porfín llego a casa de mejor amiga.

- 'Hola Em'- Quiso decir Elliot.Como de costumbre las palabras no salieron de su boca *Mierda... debo controlarme!*- pensó.

Pero no podía, el sabía que no hubiera podido, no mientras siguiera enamorado de aquella muchacha . Elliot pensaba en lo mal que estaba según su opinión enamorarse de su mejor amiga. ¿Como iba ella a fijarse en un chico como él ? Bastante que era amigo suyo. Emily era una chica alegre y risueña, de ojos verdes y pelo castaño.

Elliot pensó que la habia cagado que siempre le pasaba lo mismo y que terminaría notandolo, bueno con suerte ni se habría dado cuenta.Pero entonces ella se rió.

-Ai Elliot, Elliot- Dijo entre risas- Recuerda que siempre sé cuando quieres hablar- Ibas a saludar, ¿verdad? Puedes hacer un gesto con la mano ya lo sabes...

No le dio tiempo a terminar la frase.

- Holaa chiicos! Traigo una peli , os apee? Tambien vendra Jace.-Era el mayor de los Gruck, Bruno, acababa de llegar del entrenamiento de baloncesto.

Emily dijo que si y Elliot se limitó a asentir con la cabeza. Entonces su amiga le hizó una pequeña broma, lo que ella llamaba "una pequeña broma con cariño".

- El mudo dice que sí! Ahh...Y que soy la mejor!

-'Capulla ,eres...! Aaah! Aveces...!- Mierda, mierda, no! Otra vez no! A saber donde estaría dentro de media hora!

Pasados 25 minutos se sintió aliviado por comprobar que aún seguía en casa de Em. Pero al cabo de cinco minutos llegó su madre regañandole por no haber recogido su habitación y quiso mandarlo a casa. Y fue justo entonces...

-Capulla, eres...! Aaah! Aveces...!

-Cooooomoooo?! Pensaba dejarte mas rato pero ahora mismo te vas a casa!

¿Qué? Pero acaso su madre no sabía...Sí, claro que lo sabía!Peroo... Elliot no lo entendía.Miró a su madre buscando una chispa de compasión en sus ojos pero el resultado fueron unos ojos tristes. Sin duda algo le había pasado, así que trás despedirse con un gesto de sus amigos se fue con ella a casa.

Su madre no era la misma desde "el peor dia" . Pero aun así seguían queriendose, se tenían el uno al otro. Y no hace falta decir que también estaba la abuela. La cariñosa , la generosa , la que le compraba cientos de libros y peliculas de vaqueros que tanto le gustaban... La abuela con ese extraño nombre ...Nanyalín.

Cuando llegaron a casa Elliot escribió en un papel: lo siento mamá, enseguida recogeré mi habitación .Por cierto esas palabras eran sarcasticas y no iban para ti sino para Em... ya sabes...

- Lo siento hijo, siento haberte hechado la bronca por algo que no  es culpa tuya, he tenido un mal dia en el trabajo- Respondió la madre, Anne, pero su hijo sabía que no era verdad. De haberlo sido habría ira en sus ojos, no tristeza.

Se compadeció de su madre pero al final consiguió animarla de aquella forma que tanto les gustaba a los dos. Hizo un pedido de pizza online. Un cuarto de hora mas tarde ambos se encontraban escuchando chistes de you tube y comiendo aquella deliciosa pizza hawaiiana.

Las palabras de Elliot TruiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora