Lo que quiero para Navidad...

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—Sonrían —pidió Taemin amable llamando la atención de las personas frente a él— Muy bien —continuó revisando la foto y observándola. Era la milésima de ese día y estaba harto, pero aun así sonreía, porque ese era su trabajo— El siguiente.

El niño salto de las pierdas del Santa falso y corrió a los brazos de su madre con una sonrisa en su rostro. Enterneciendo al instante al cansado fotógrafo. Tal vez ser un duende navideño en una tienda y sacar fotos a los chicos no era su trabajo soñado, pero estaba bien. La paga era buena y el horario no estaba tan mal. Además, podía ver todos los días a...

—¿Como esta mi elfo favorito? —cuestionó Minho rodeándolo por la cintura y depositando un fraternal beso en su mejilla como un saludo que hizo temblar a Taemin.

—Duende... soy un duende. —se quejó sacando una nueva foto. El alto rodó los ojos.

—Es lo mismo —dijo mirando al pequeño que abrazaba al hombre disfrazado—. ¿A que hora es tu almuerzo?

—Mmmmm... en diez minutos.

—Genial —exclamó alegre sentándose en la silla alta— Te espero.

—¿No van a retarte? —susurró solo para su amigo—. ¡Sonrían!

—Ya termino mi turno... soy como cualquier cliente ahora —aclaró revisando las fotos de la computadora sin pedir permiso.

—Si eres como el resto deberías hacer cola para verme —se burló juguetón indicando al siguiente niño que pase.

—No eres nada divertido Lee, así no vas a tener amigos —se quejó saltando de la silla para quedar nuevamente junto a él.

—La ultima vez que me fije, tú eras mi mejor amigo. Así que tu razonamiento no tiene nada de lógica —habló sacando la última foto de la mañana.

—Aburrido... muy aburrido —rodó los ojos, siguiendo cada movimiento de Taemin—. ¿Nos vamos a comer? Muero de hambre.

—Está bien, está bien... —dijo pasándole la cámara y su gorro a uno de sus compañeros.

—¡Sí!

—No se porque no te fuiste antes —habló comenzando la marcha.

—Encima que te espero, esa es mi recompensa. —Negó fingiendo estar ofendido. Taemin revoleo los ojos.

—¿Dónde podemos almorzar? —cuestionó mirando a su alrededor.

— Ahí —señaló uno de los lugares de pizza y sin esperarlo se dirigió a una de las mesas—. ¿Qué vas a hacer para Navidad? —preguntó tomando la carta desinteresadamente.

—Supongo que estaré con nuestras familias... No tengo ganas de ir a ninguna fiesta ¿y tú? —preguntó fingiendo indiferencia.

—¿Cuándo pase una navidad lejos de ti?

—¿Nunca? —respondió el menor llamando a uno de los meseros.

—¿Porque empezaría?—Y aunque no lo quiso, los cachetes de Taemin se encendieron— Eres tan adorable —dijo sin poder contener las ganas de apretar las sonrojadas mejillas de su amigo.

—¡Ya!

—Mi pequeño Taetae se avergüenza —se burló sonriendo.

—Solo eres 3 meses mayor que yo.

—Y aun así lo soy, no lo olvides —Lee volvió a revolear los ojos, por décima vez ese día.

—A veces me pregunto si no es al revés.

—A veces me pregunto porque te avergüenzas de ser adorable.

—¿Qué desean? —pregunto el camarero interrumpiendo esa discusión sin sentido.

Lo que quiero para Navidad... (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora