Viernes. 17:00 HRS.
La habitación donde nos habíamos dejado era muy pequeña pero tenía miedo.
La mujer nos hablo a Gerardo, Owen, Chris y a mi.
Ella apareció después de un rato.
—Han sido vendidos.— habla.
Estoy paralizado.
—¿Que? Dijiste que no, nos venderías.— Gerardo está asustado.
— Dije que no vendería a sus amigos, pero me ofrecieron algo grande por los cuatro, así que mejor callados y hacen lo que se les pida.— nos miró, ella sonreía cínicamente.—Vallanse, mañana vendrán por ustedes.— nos levantamos sin decirla nada, no podíamos alegar podría ser peor.
No vino nadie, nadie.
Llegamos a la habitación, uno de los guardias abre la puerta, entramos y la cierra.
Nos vamos a acostar en las literas.
Owen empieza a llorar.
—Eh, eh tranquilo.— Gerardo le habla abrazándolo. —Todo va estar bien.— Chris se acerca para abrazar también a Owen.
Gerardo me mira pidiéndome con la mirada acercarme.
Los abrazo a los tres.
Después de desahogarnos.
Me acuesto.
Mi mente piensa en todos lo que amo.
Papá.
Derek.
Scott.
Allison.
Lydia.
Hasta el idiota de Jackson.
Erica.
Boyd.
Max.
Ian. Que lograron salir de aquí y tener una vida nueva.
Elizabeth que no vivió, que no aguanto y creo que fue la mejor decisión que tomo.
Morir para vivir.
En Chris que se que su familia está esperando que regrese a casa.
En Gerardo que está luchando por su vida, por no romperse.
En Owen que su hermano lo busca en todos los lugares posibles.
En mi.
En la persona que me he convertido, que intenta vivir.
Que intenta ayudar a los demás.
Miró al techo esperando un milagro.
Pero ya no hay.
Mañana nuestro rastro se perderá.
Mañana nunca podrán encontrarnos.
Y tengo que prepararme mentalmente para lo que venga.
Ser fuerte.
Tengo que ser fuerte por todos.
16/21
