• Carta •

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Mi querido Joseph;

                   Se que en estos momentos debes estar preguntandote porque rayos hice eso, para serte sincero hace mucho tiempo deseaba poder acabar con mi vida pero el único motivo porque no lo hacia eras tú, nadie más que tú.

El gran amor de mi vida.

Quiero que sepas que no tienes la culpa de nada, siempre hiciste lo que más pudiste para que yo pudiera ser feliz pero creo que mi final ya estaba escrito mucho antes de que llegarás. Mi pequeño niño, gracias por haber aparecido en mi vida y haberme dado tantos momentos de alegría, no sabes cuán agradecido estoy contigo. La forma en la que hacías que mis días grises tuvieran un poco de sol era impresionante, no voy a negar que por ahí me cansaba que hablaras mucho pero de alguna u otra forma tu voz para mi era como el canto de las aves en primavera.

No quiero que después de esto tu caigas, Joseph Anderson, eres la persona más fuerte que conozco y a pesar de que él resto diga todo lo contrario a mis ojos siempre serás perfecto. Cada pequeña parte de tu cuerpo es perfecta.

Quiero verte feliz mi pequeño niño, quiero ver como sigues con tu vida, como formas una familia, porque a pesar de que yo ya no esté ese no es motivo de que bajes los brazos. Recuerda cada pequeña cosa que me dijiste, esos miles de consejos que salieron de tu boca en cada ocasión que yo sentía mi mundo derrumbarse.

Cuando sientas una brisa fría que te de escalofríos ese seré yo, abrazandote, cuando sientas que alguien viene detrás de ti y no hay nadie, ahí estaré también protegiendote de todo mal. Jamás te dejare sólo mi pequeño niño.
Recuerda mi promesa, recuerda mis te amo, recuérdame. Mi amor, recuérdame, por favor, no me olvides. Que mi vida te sirva como lección para que sepas que es lo que no tienes que hacer.
No soy una persona que suele escribir mucho, no se bien como darte palabras de aliento mi pequeño, tampoco se describir mis sentimientos, sólo se que desde que nací estuve destinado a amarte, a pesar de que estuviéramos en mundos distintos yo te amaría. Y lo haré, desde el otro lado te amaré, como nadie te amará jamás.

Hasta siempre mi pequeño príncipe, mi gran amor, el otro extremo de mi hilo rojo. Nos veremos cuando el destino tenga ganas de volvernos a unir.

Hasta que ese momento llegue, recuerda que siempre te amaré.

Tu hombre, por siempre tuyo, Michael.



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