⋆𝙻𝚄𝙽𝙰⋆☽ (𝓒𝓱𝓲𝓵𝓵𝓲𝓷𝓰 𝓐𝓭𝓿𝒆𝓷𝓽𝓾𝓻𝒆𝓼 𝓸𝒇 𝓢𝓪𝓫𝓻𝓲𝓷𝓪)

𝐜𝐚𝐩𝐮𝐭 𝐬𝐞𝐜𝐮𝐧𝐝𝐮𝐦

Las últimas semanas no fueron nada buenas. Todo empezó cuando un huracán atacó Greendale y nos obligó a mis hermanos y a mi a refugiarnos en el instituto.

A partir de ese momento pasaron los días y yo me sentía cada vez más solitaria, la rutina se había vuelto tediosa y hacer amigos difícil. Me enojé ante el recuerdo del chico que conocí en la calle... "Yo te presento a mis amigos" Sí claro, pura mentira que se le dice a la chica de nuevo ingreso para quedar bien. Debí haberlo sabido.

Pero a decir verdad me intrigaba, la primera impresión que me dió fue muy alegre, totalmente diferente a como se ve ahora en los pasillos del instituto. Pobre, no tengo ni la menor idea de lo que debe de estar pasando. No debería juzgarlo.

Saqué los libros de mi casillero, tenía que estudiar para el examen de Biología de mañana. Caminé hacia la biblioteca motivada por obtener la nota más alta.

Al llegar ahí el lugar estaba vacío, suspiré agradecida. Tan sólo había un chico que parecía estar haciendo unos garabatos en una pequeña libreta. Me encogí en hombros y tome asiento alado de él, tal vez era buen momento para hacer un amigo.

—Hola, ¿qué dibuj... —pregunté rompiendo el silencio del lugar, para después darme cuenta que era el chico que me había hecho aquella falsa promesa al conocerme. ¿Harvey?—. Oh pero si eres tú, no quería molestarte, con permiso.

Me paré de inmediato, vaya que estaba apenada; no lo conocía y él no tenía intenciones de conocerme. No iba a suplicarle una amistad.

—No molestas ni un poco. ¿Cómo has estado Luna?

Me detuve al escuchar mi nombre, su mirada se encontró con la mía y es cuando me di cuenta, él no estaba bien y la curiosidad mató al gato.

—¿Qué tienes? No te ves bien—pregunté ignorando su pregunta.

Creo que sonó muy crudo. ¡Qué mala! Con razón no tengo amigos todavía. ¡Já!

—No era mi intención ser entrometida—enternecí mi voz—. Perdóname, no es necesario que le cuentes tus cosas a una extraña.

Tomé asiento nuevamente pues esperaba que saliera algún peine.

—Hablar de mis penas contigo suena bien—reí ante su respuesta.

—Te escucho—sonreí.

En resumen Harvey acababa de salir de una relación amorosa con una chica llamada Sabrina. La verdad es que no entendí la mayor parte de la explicación pues omitió bastantes detalles —lo cual entiendo perfectamente— pero se veía devastado. Ni modo, así es el amor. [Inexistente]—pensé y aguanté una risita. De verdad que todas mis relaciones habían terminado de la peor manera. No me sorprende.

—Tal vez no era la indicada—dije y me encogí en hombros en un intento de confortarlo.

—Puede ser—contestó mientras miraba su cuaderno—. Pero me encuentro mucho mejor, lo superaré. Necesito cuidarme a mí mismo, además...

Pasé la mirada por su cuaderno de dibujos mientras hablaba, tenía unos garabatos realmente aterradores y uno de ellos me hizo sentir una especie de dejavú, sentí como si yo lo hubiera dibujado, como si me sumergiera en la hoja de papel y reviviera el momento por un instante. De verdad que este pueblo tiene algo extraño.

—¿Luna? Te perdiste por un momento. ¿Pasa algo?

—Eh.. No, para nada, escuché perfecto. ¡Esa es la actitud! —sonreí apenada.—Bien por ti, seguro que mereces a alguien mejor.

Los gestos cariñosos y palabras de apoyo no eran exactamente mi fuerte, y aunque en serio lo intentaba, había una vibra rara en él. No podía evitar sentir que lo conocía de toda la vida.

—¿Te gustaría ir más tarde a Cerberus con mis amigos? Así nos conocemos mejor. —preguntó con una sonrisa.

Más tarde sonaba como el plan perfecto. Tenía que estudiar y no iba nada bien con Biología.

—Me parece bien... pero si no te molesta empezaré a estudiar. No planeo reprobar. —bromeé.

—Nos vemos ahí, Luna. —dijo mientras tomaba sus cosas y se dirigía hacia la salida.

En fin, ¿Quién era la famosa Sabrina Spellman? Tendré que juzgarla por mi misma.

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Llegué al lugar en donde habíamos acordado y ubiqué de inmediato a Harvey junto a dos chicas, parecían hablar de un tema muy serio pues no se veían muy divertidos.

Concentrada en el grupo de personas con las que iba a tomar asiento y cuestionando si era un buen momento para unirme, choqué con una mujer que parecía trabajar ahí. Estatura baja, cabello corto, un poco gordita. Su etiqueta en la blusa marcaba el nombre "Hilda".

—¡Oh! ¡Querida, no era mi intención chocarte! ¿Esperas a alguien? —preguntó dulcemente.

—No no, de hecho ya me iba, sólo pasé a echar un vistazo. —respondí tímida.

—No te había visto por Greendale antes. ¿Cómo te llamas querida?

—Llevo unas pocas semanas aquí, me llamo Luna. —estreché mi mano—. Mucho gusto Hilda.—al escuchar mi nombre su sonrisa se desvaneció rápidamente para después volverse una fingida, parecía que había visto un fantasma o escuchado una mala noticia. Qué extraño pueblo. Repito.

Me alejé de la mujer pues parecía incómoda de haberme conocido —Bueno, hasta luego...—me despedí.
Como tengo la mejor suerte del mundo, en un intento de caminar hacia la puerta discretamente tumbé un par de libros que atrajeron la atención de todos en el silencioso lugar.

—¡Luna! Te estábamos esperando. —dice Harvey con una sonrisa acercándose a mí y colocando su brazo en mi espalda—. Ven y te presento a mis amigas. Se llevarán muy bien.

Me aproximé a la mesa donde estaban sentadas dos chicas, sonreí.

—Chicas, ella es la nueva del colegio, les había contado de ella. —comenta Harvey a las dos amigas que estaban sentadas juntas.

—Mucho gusto, me llamo Luna. —digo mientras tomo asiento con ellas.

—¿Luna Lightwood? Aléjate de nosotros por favor.—pregunta asustada una de las chicas de tez oscura y cabello rizado.— Me tengo que ir...

Tomó rápidamente sus cosas y se puso de pie sin darle explicación alguna a nadie, un nudo se hizo en mi garganta debido a su reacción. ¿Qué hay de malo conmigo? No entiendo.

—¡Espera! ¿Cómo sabes quién soy? ¿Qué tienes conmigo? —pregunté extrañada.

—Lo que pasa, es que aprendí a no juntarme con brujas. —fueron sus últimas palabras antes de salir de Cerberus.

Reí.

¡Qué extraño pueblo!