Transformaciones

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Ya quedaban menos de 150 viejos hechiceros en toda la aldea de dragones. Muchos dragones se habían  vuelto dependientes de esas brujas y magos y necesitaban sus cuidados y curaciones para mantenerse fuertes y conservar todos sus poderes.

Los hechiceros se reunieron una noche a la luz de la luna con los dragones para hablar sobre el futuro de todos ellos. Algunos magos propusieron inventar alguna poción que los volviera inmortales pero eso costaba años de trabajo y estudios y todos los hechiceros eran demasiado viejos para seguir.
Una bruja poco cuerda promovió morir todos en el siguiente eclipse solar que sucedería en una semana, pero nadie le hizo caso.
Así fue como las ideas vagaban de mente a mente, hasta que a una pareja de brujos se les ocurrió llevar a cabo un conjuro en el que estaban especializados. Un conjuro de transformación.
A muchos les pareció la idea más brillante de la noche, pero los dragones seguían siendo bestias y esa era su naturaleza. Transformarlos en otras cosas sería muy torpe y éstos seres vivirían muy poco.

Los hechiceros siguieron pensando y compartiendo ideas hasta que salió el sol por el horizonte. Fue entonces cuando un brujo medianamente joven, se levantó y propuso transformar a los dragones en humanos y fusionarse con ellos, para que así, una parte de dragón y una parte humana viviera en un mismo cuerpo.
Era la mejor idea del día, pero era un conjuro sumamente complejo. Sin embargo, todos los hechiceros de la aldea unieron sus fuerzas para realizar el conjuro y dejar por siempre su huella dentro de esos nuevos seres que estarían por crear.

Pasaron aproximadamente 3 meses hasta que los hechiceros consideraron pertinente comenzar las transformaciones. Habían comenzado fusionando hormigas y mariposas para crear un nuevo ser y había funcionado a la perfección.
Luego fusionaron un conejo y un ciervo y después de unos 50 intentos resultó un ciervo con las habilidades de un conejo. Los primeros intentos eran completamente amorfos y extraños.

Los magos se sentían listos pero no lo suficiente, pues los dragones eran seres enormes y no era lo mismo que fusionar un conejo con un ciervo. Esto ya era más complicado. Pero aún así sentían la necesidad de realizar lo más pronto posible ese conjuro de transformación.

Una noche con la luna menguante, los hechiceros se reunieron en un círculo y pusieron en el centro a un brujo anciano y un dragón muy joven color azul eléctrico.
Los magos a su alrededor empezaron a murmurar sus conjuros y tras 10 minutos, una gran pared de arena se elevó sobre el anciano y el dragón. Hubo un sonido parecido a una explosión y la arena se asentó.

Tras toda la arena, apareció un ser que no parecía un dragón, pero tampoco parecía un humano.
Éste ser se sostenía sobre cuatro patas, tenía un hocico largo cubierto con escamas brillantes color azul y tenía ojos penetrantes y pequeños color negro.
En las patas y en los brazos tenía manos humanas y su cuerpo era pequeño y delgado, la mitad cubierto de escamas, y la otra mitad cubierta de pelo blanco. Además de una cola pequeña y delgada que terminaba con un pico, parecido a un colmillo.
Todos ahogaron un grito y los dragones alrededor retrocedieron asustados.
Lo que estaba frente a ellos era verdaderamente una abominación.

La nueva criatura era bastante inútil, no podía si quiera correr. No podía tampoco tomar cosas con las manos y sus ojos no veían muy bien.
Tras una semana, los hechiceros decidieron llevar a la criatura a un lugar más lejano lleno de comida y refugio y le hicieron un conjuro de protección. Allí lo dejaron morir.

Las transformaciones siguieron durante dos años. A pesar de que cada vez eran mejores y las criaturas resultantes tenían más forma, seguían siendo seres poco útiles y no podían salir al mundo con esas formas.
Unos tenían cola de dragón y otros aún escupían fuego.

Los más vulnerables fueron enviados al mismo lugar que el primer anciano fusionado con un dragón. Y murieron allí, junto con él.

Los hechiceros dejaron de realizar las transformaciones y empezaron a aceptar su muerte próxima. Algunos magos jóvenes llegaban a tener hijos pero máximo eran 2 al mes.

Pasaron casi 4 años; algunos magos secretamente seguían practicando sus conjuros de transformación pero no llevaban nada a cabo.
Hasta que un día, un batallón de caballeros exhaustos atravesaron las densas montañas. Los humanos habían encontrado su escondite.
Los magos más jóvenes se acercaron a los caballeros, muchos estaban heridos y otros estaban por morirse se sed. Las cruzadas habían comenzado y esos caballeros llevaban varios días sin saber cómo regresar a su aldea.
Los hechiceros los curaron y salvaron a muchos de la muerte.
Al recuperar la conciencia, los caballeros atacaron a los magos de gravedad. Los dragones al darse cuenta, quemaron a todos los caballeros con una sola llama de su aliento...menos a un caballero que logró huir.
Sabían que ese caballero regresaría para contar todo lo que había visto y otros extraños llegarían a intentar conquistar ese lugar y a promover una guerra inmensa.
El miedo surgió en la aldea de dragones. Porque era verdad; algunos dragones volaban sobre la aldea humana y observaban cómo entrenaban ferozmente entre ellos y creaban armas casa vez más grandes y peligrosas. Todo el mundo se encontraba en peligro, especialmente los dragones.

Las transformaciones entonces, se retomaron sin pausa alguna. La desesperación de los hechiceros hizo que los conjuros resultarán mejor.
Hasta un maravilloso día; el sol se estaba ocultando cuando resultó la primer transformación perfecta. Un brujo puso frente a él a una bruja de unos 20 años y a su lado, un dragón joven color rojo. Reunió a otros 10 hechiceros y, uniendo todos sus conjuros, la misma arena de siempre, se elevó a su alrededor y tras ella salió por fin una criatura en posición fetal con apariencia completamente humana.
Estaba desnuda, tenía una larga cabellera negra y ojos grandes y profundos negros-rojizos, los dedos de sus manos eran largos y perfectos. Sus facciones eran finas y a la vez llenas de fuerza. Su cuerpo era delgado y su piel tenía un tono rosado.
Los magos aplaudieron sin cesar. Era como haber creado una escultura.

Vistieron a la mujer y la pusieron a prueba durante dos días. Era perfecta.
Valiente, amable, inteligente, fuerte y muy hermosa. Verdaderamente era una mujer con alma de dragón.
Le pusieron por nombre "Emma" y la mantuvieron en la aldea por más tiempo hasta que el último hechicero se fusionó perfectamente con un dragón.
Ya habían entonces unas 100 criaturas humanas que llevaban en su interior a un dragón.
Esa era la nueva generación.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2018 ⏰

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