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Vestido de novia

La suave brisa cálida acariciaba su rostro mientras desde el balcón observaba las olas del mar golpeando la orilla. Recargado sobre sus codos en el borde de concreto con su mentón apoyado en sus manos, apreciaba aquella vista. Hacía mucho tiempo que no visitaba el mar y mucho menos por una ocasión tan especial como el cumpleaños de su novio.

Sintió los brazos del mayor rodear su cintura y se puso recto, posando su espalda en el pecho del contrario. El mayor posó su barbilla en el hombro de Jungkook, admirando el horizonte junto a él. El menor puso sus manos sobre las de Taehyung para sentirlas, tan cálidas como siempre.

—Gracias por estar aquí, bebé —dijo Taehyung besando la mejilla de su novio—. Es el mejor cumpleaños.

Jungkook giró su rostro hacia el mayor y le dió un corto beso de pico, regresando su vista al frente. Entonces, los labios de Taehyung comenzaron a recorrer su cuello lentamente dejando un camino de besos que acababa en el lóbulo de su oreja.

—Te amo, Jungkook —susurró con voz ronca.

Sin soltarse del agarre del mayor en su cintura se giró para encararlo. Lo miró a los ojos, rozó con la punta de su nariz la ajena con una sonrisa y lentamente posó sus labios sobre los del contrario. El beso empezó lento y suave, con un ritmo que era único de ellos. Las manos del menor escalaron el pecho de su novio hasta rodear su cuello sin despegarse. Taehyung comenzó a trazar pequeños círculos con sus dedos sobre la cintura de Jungkook para luego posarse en su trasero. El último jadeó ante aquel toque, abriendo sus labios y dando acceso a la lengua de su novio a su cavidad bucal. Aquel beso se tornó brusco y desesperado, culminando por la falta de aire de ambos cuerpos.

Cuando el azabache estuvo listo para continuar con el beso, el menor lo detuvo de los hombros evitando que avanzara. Taehyung lo miró confundido, aún sosteniendo su cuerpo. Sabía a dónde iba a parar todo si continuaban y su regalo especial no se haría.

—¿Qué pasa, Kookie? —preguntó mirando a los ojos al castaño— ¿No quieres hacerlo? —el menor no se movía— Si no quieres podemos...

Fue interrumpido por un corto beso del menor.

—Si quiero —dijo apartando la vista—, pero... te... te tengo... una sorpresa —lo más bajito que pudo y que fuese lo suficientemente audible para el mayor.

—¿Qué es? —preguntó con los ojos brillantes y tomando la barbilla del menor con delicadeza para que lo mirara de nuevo.

Jungkook se soltó de su agarre, separándose completamente de Taehyung. Le tomó la mano y lo guió hasta quedar justo en la orilla.

—Mira la playa —pronunció viendo el horizonte—. Vuelvo en un momento —besó la mejilla de su novio—. No gires hasta que yo te diga.

Jungkook se adentró en la habitación. Aseguró la puerta corrediza que daba al exterior y cerró las cortinas juntándolas con una pinza. Se movió hacia una de sus maletas y de ahí sacó con sumo cuidado la delicada prenda blanca y la extendió sobre la cama matrimonial. Se despojó de su camisa hawaiana azul —que hacía juego con la roja de Taehyung— y se deslizó sus bermudas junto su ropa interior por sus piernas, acomodando todo en un banquito. Nervioso bajó el zipper del vestido blanco y se lo deslizó sobre su cuerpo desnudo. La tela sobre su piel se sentía suave y fresca, con ayuda de un gancho para ropa, subió la cremallera con éxito.

Sonrió viéndose al espejo del peinador de la habitación, era la segunda vez que se lo ponía, pues la primera había sido cuando la chica que lo hizo le pidió que fuera a la prueba. Deslizó sus dedos sobre la falda en corte A imaginando a Taehyung cuando lo viera y mordió su labio inferior con poca fuerza para no lastimarse. Le quedaba perfecto y no pudo evitar dar una vuelta para ver cómo la falda volaba y regresaba a su posición original. Regresó a la maleta y tomó el velo que la chica le obsequió colocándolo sobre su cabeza y cubriendo su rostro, el cual se encontraba rojo y brillante en ese momento. Agarró el pequeño ramo de flores moradas artificiales que compró y caminó hasta la puerta corrediza. Quitó la pinza que unía las cortinas y sin salir abrió la puerta, quedando oculto tras las telas.