El sol aun no sale cuando despierto, pero tengo que salir temprano.
Tengo un tren que tomar.
Algo que aprendí en el tiempo que llevo aquí es que la ropa que usan para todos los días es como la ropa costosa que hay en donde vivo. Mucha es sencilla, pero tiene unos acabados hermosos, así que pasar normal es un poco difícil. Pero hoy tengo que hacerlo por lo que use una blusa tejida color vino con un suéter ligero blanco, unos shorts con encaje y unas botas estilo militar con una bolsa que me sirve de maleta, aunque parezca que no resiste más que maquillaje.
Los griegos son muy listos con la moda.
Salgo del edificio y me dirijo a pie a hacia la estación Sirkeci. Compro algo para desayunar en un pequeño puesto de camino y me encuentro a otro adonis que se me queda mirando.
Es el primero que lo hace, o el primero al que pillo.
Es demasiado lindo, creo que estoy babeando.
No, no lo estoy, que vergüenza.
Me doy la vuelta sigo caminando.
Una vez que llego, compro mi boleto. Falta media hora para que llegue mi tren y la estación está un poco llena para ser tan temprano.
Entro al baño y decido marcar a mi casa ya que está completamente solo.
-Hija, ¿como estas? – creo que ni siquiera termino de sonar una vez.
-Bien mamá, ¿Cómo estas tu?
-Bien hija, ¿Qué harás hoy? ¿Cómo te fue ayer?
-Mamá, son dos preguntas. Ire a Estambul solo por hoy, y…
-¿¡Por qué te vas tan lejos!? ¿¡Como vas a llegar hasta allá!? Aylin, te dije que no aceptaras ningún raite. ¡Alberto!, ¡habla con tu hija!
-Aylin, ¿que está diciendo tu madre?
-Hola papá, no te asustes, solo estaré ahí hoy, tomare un tren y antes de que sea noche estaré en casa.
-Ya escuchaste, mensa, me asustaste también. – algo que nunca entendí de mi papá es como le decía cosas a mi mamá y aun así no era un insulto que hiciera a alguien molestarse. – ven dame un abrazo. – y en eso suena mi teléfono anunciando que llego un mensaje.
-No deberían abusar con sus teléfonos.
-Tú nos enseñaste, aguántate.
-Mamá, me envías 20 fotos al día y todas son sobre comida o como pones a mi hermano a limpiar la cocina.
-Para que no nos extrañes mucho, no quiero que te olvides que aquí estamos y te queremos.
-¿Lo dices para que me sienta mal y vuelva antes?
-No
-Si lo hace
-Volveré en unos días, ya me tengo que ir, mi tren no tarda en dejarme. Los quiero.
-Nosotros también, cuídate mucho hija.
Colgué y salí disparada, tarde mucho ahí adentro y el tren acaba de llegar. No me faltaba para llegar cuando mi pie choco con el de otro y nos hizo caer a ambos.
-Lo siento mucho – rayos, mi bolsa se había abierto.
- Gamó̱to! Epitrépste mou na sas voi̱thí̱sei *– por el poco griego que sabia solo entendí ayudar y déjeme. Y que era voz de hombre.
- Sas ef̱charistó̱** - Era un desastre, mi ropa, mi cepillo de dientes, mi desodorante, todo se había salido. Aquel extraño me estaba dando mi brasier.
Dios, abre un hoyo déjame esconderme.
Demasiado apenada para mirarlo lo tome y junte lo último que me quedaba y salí corriendo, hasta que me senté en el tren pude respirar.
No puedo creer que eso acabara de pasar. ¡Un extraño dándome mi brasier de Hello Kitty!
Un señor uniformado llego a mi lugar y le di mi boleto. Una vez que el tren empezó a moverse decidí comer algo para calmarme. Solo tenía mis Tic tacs de fruta.
Y empezó a darme mucho sueño, pero no podía dormir, el viaje solo era de una hora y media. No podía. No puedo.
Y el sueño me venció.
La de la foto es Aylin, la protoganista
Estas son las partes en griego
*¡Rayos! Dejeme ayudarla
**Gracias