Nova: The 164

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Nova: The 164

Capitulo 1

La dura vida de un Novaliano

Toda mi vida empezó en mi planeta, en Nova; mis recuerdos de aquel hogar no son muy claros, pero, aprecio las visiones de ahí cuando cierro mis ojos en busca de descanso. Nova, de la que he oído hablar a cuanto humano cruza delante o detrás, quizás a mi lado... al pasearme por la acera sin rumbo aparente.

Desconozco el rostro de mis progenitores, pero, la imagen de la luna roja, con un diámetro sorprendente... me hubiese gustado verla cada dia de mi vida. Mi vida aquí comenzó con una gran detonación... el exceso de humo ennegrecido me impedía ver algo, quizás por eso no recuerdo nada más. Aun esas palabras están en mi memoria “No olvides jamás lo que eres... usa los agentes para...” No sé nada más. Luego una luz incandescente, que ciega a cualquiera... el impacto y... ya estaba en casa de tío Ed. Él siempre fue una persona admirable; dedicaba dos horas de su tiempo a minimizar la rareza de mi piel, esta se asemeja a un tono cadavérico, de manera que algo de maquillaje de la fue su esposa funcionaba para darme un aspecto ‘humano’ en el rostro y los brazos. Los días eran iguales a todos, nada cambiaba, pero... en secundaria si existió una variedad de situaciones que me sacaron de equilibrio. Aquellos ojos que me penetraron, revisaron cada parte de mi ser; ella, era la chica popular, la que todos deseaban poseer, mantener control en su cuerpo, dominarle en público y en privado sacara a relucir sus instintos más primitivos, exacto, ella se abría de piernas con el capital de equipo de futbol americano del colegio. Yo, yo siempre fui quien le veía de lejos y a quien manipulo con solo una palabra... debí de esperar que la razón de haberme hablado hubiese sido esa, pero, cuando estas enamorado solo te atontas, pierdes el razonamiento lógico que habita en lo profundo de tu cerebro. El primer dia en la secundaria fue este:

Llegue, asustado y con mi gorra, las lentillas que ocultaban mi apariencia. Camine por el pasillo ancho y pálido, baldosas grisáceas y opacas, aun recuerdo como lucia ese lugar momentos antes de perder control sobre mis agentes. Mis pies anhelaban conducirme al aula, pero, unos jóvenes me interceptaron en la entrada del baño masculino y... lo que sucedió fue horroroso; al sumergir mi rostro en el retrete, la máscara se escurría por mi piel y me sacaron la gorra de la cabeza.

-¡Eres un duende! ¡Fenómeno!- Más que insultos, eran espadas que atravesaban mi cuerpo. Nunca me habían agredido de esa manera, ni siquiera en primaria. Eran los mismos chicos que les fascinaba molestarme en primaria; en secundaria descubrieron mi secreto y como un cobarde solo corrí, llorando como un niño... por el pasillo corría y me empujaban, recuerdo haber subido las escaleras e irme en dirección a la azotea. No conocía ese lugar, pero, mi instinto me guio hasta el techado. Me senté allí el resto de la jornada escolar. Mi amargo llanto era... era despreciable incluso para mi, sentía repulsión por mi cobardía, por lo poco varón que era. Me sentía con la autoestima rodando por el suelo, era una miserable existencia la mía; cada dia era igual.

Nombrado como ‘El duende’ del cole, burlado y maltratado verbal y físicamente cada dia que asistía al instituto. Pero, con el pasar de los días me acostumbre a ello... continuare el relato de ese primer dia. Ya en la azotea, disipe mis desgracias observando el cielo... las esponjosas nubes blancas cual nieve en invierno, y, cerré mis ojos. De nuevo mi mente volaba a Nova, me mostraba las inalcanzables siete lunas de ahí... yo, nombrado con el nombre de la primera, una perlada, con chispas de gloria... muero por verla con propios ojos, pero, este encierro en la máscara me lo impide. Oí la puerta abrirse y de inmediato mi paraíso imaginario se disipo cual humo por la brisa; pasos, de más de dos pies en la superficie... eran unos doce jóvenes, de no dotada contextura, ni altura. Sin siquiera verles, solo con sentir sus pasos, la presión que ejercía el peso de sus cuerpos me hizo saber cuántos eran. Suspire y en milésimas de segundo ya estaban en frente de mi.

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