Me ha dado mucha pena haberme perdido el #AmigOSinvisiblesragoney, asique como la idea estaba hecha voy a tomarme la libertad de dedicárselo a todxs esxs autorxs que me alegran la vida con sus fics.
Y si hacéis algo más avisadme o algo porfis :'(
¡Ojalá os guste!
"Li nividid is li mijir ípici dil iñi"
Y una mierda.
La navidad es de las peores cosas que le podían haber pasado.
Que si, que se está muy bien en familia, abriendo regalos, cenando juntos, cantando villancicos, haciendo bromas pesadas...
Pero no trabajando el día de nochebuena a las once de la noche con un frío infernal en medio de la calle y vestido ridículamente de Rudolf. La felicidad de las fechas no le importa si públicamente ya ha sobrepasado la fina línea de la dignidad a la ridiculez.
"¡Pero si a las niñas y niños les haces mucha gracia!"
Pues muy bien, enhorabuena, se alegra por ellos, pero eso implica ser el pringado de turno que necesita el dinero si quiere sobrevivir en una ciudad como Madrid. Y resulta que él siempre es el pringado.
El cartel ya le pesa demasiado, asique lo deja en el suelo; de todas formas, no cree que nadie más se pase por allí a esas horas. Es noche de navidad y la gente ya cena con sus familias en sus casas calentitas. Resopla, y se mete dentro del local. Los juguetes por la noche dan mucho más mal rollo del que se niega a admitir, por lo que se esconde tras el mostrador y mira por la ventana que tiene detrás, que da directa a la calle.
Raoul nunca ha sido un amante extremo de la Navidad, pero tampoco un hater, como dicen algunos. Simplemente le parece una época como tantas otras del año; ni le va, ni le viene. Siente tanta indiferencia que hasta el árbol lo pone obligado por su compañero de piso y mejor amigo Alfred, quién si ama esa festividad.
Cuándo vivía en Montgat era diferente. Recuerda cenas con toda su familia, noches de bailar hasta las tantas y a su padre con el delantal haciendo de un auténtico chef. Recuerda a su hermano, quién con 19 años trajo a su primera novia a la cena familiar - la cuál dejó dos meses después- y como se alegró cuándo le tocó a él llevar a su pareja; a nadie le importó que se llamara Alfred y que, cuándo lo dejaron, no dejaran también de estar unidos.
Recuerda los espectáculos que les ofrecía su primo Sam después de tomar las uvas - o de atragantarse con ellas, más bien - y a sus abuelos dándose un beso en los labios que todo el mundo sabía que no se repetiría hasta el año siguiente.Pero tras la mudanza a Madrid por el inicio de su carrera, todo fue de mal en peor en lo relativo a esas fechas.
Se le hacía muy difícil viajar tan a menudo, y se negaba a aceptar el dinero que sus padres le ofrecían. Como buen cabezota que era, estaba decidido a pagarse todo por su cuenta, implicara lo que implicase.
Las fiestas con su grupo de amigos no están tan mal, pero nunca están al completo; al igual que él tienen una carrera que pagarse, y las vacaciones en sus respectivos trabajos no simepre cuadran, pero la intención es lo que cuenta. No puede quejarse, tener a los mejores mejores amigos del mundo no podía ser tan barato. Ellos habían llenado ese hueco que se creó cuando su familia no estaba a su lado, y es algo que tendría que agradecerles toda la vida.
Es algo que ve por la ventana lo que le saca de sus pensamientos. Un hombre vestido de Papá Noel corre en dirección a la tienda, agitando los brazos y gritando algo como "¡Espere, espere!", intentando acompasarlo con el ritmo al que pueden ir sus pulmones.
No se puede aguantar la carcajada ante semejante panorama.
Sigue al hombre con la mirada y se sorprende cuando entra en la tienda. No puede verle la cara, pero aprecia que es más alto que él y que bajo esa barba falsa debe haber un rostro más joven. La campanita de la puerta deja de sonar y a Raoul se le corta la respiración al verle; es el hombre más guapo que ha visto en su vida.
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Horas extra • RAGONEY
FanfictionPonerse unos cuernos de reno y un traje a juego no es su cosa favorita de la navidad. Ni eso ni nada. Pero le acaba cogiendo el gusto cuando le conoce a él, desesperado por encontrar un regalo de última hora para su pobre sobrino.