Parte 1 (?

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— Oye, levántate. ¿Acaso no has dormido demasiado?... ¡Levántate!

Un repentino grito provoco que despertase de inmediato. Abrió sus ojos para buscar el origen de esa furiosa pero sensual voz.

— ¿Q-que sucede? –dijo mientras se tallaba el ojo derecho.

Apenas pudo observar su entorno se percató que no era capaz de reconocer nada de lo que le rodeaba, se encontraba dentro de una habitación desconocida.

— ¿Podría ser que tu cerebro se dañó?

Volteo rápidamente hacia su izquierda y cuál fue su sorpresa al ver lo que estaba ahí.

Una hermosa figura, alta y esbelta, una mujer a quien no conocía.

Ella se acercó y le toco la frente mientras tenía una ligera expresión de preocupación.

Su figura se veía tan delicada y elegante, llevando un vestido corto de un color negro que le llegaba apenas hasta las rodillas, en sus piernas llevaba una malla de un ligero color gris que se ajustaba firmemente a sus músculos haciendo que se viera incluso más sexy.

Sobre su cabello plateado tan brillante y liso llevaba un listón morado.

En su rostro el cual era muy fino, tenía unos labios muy brillantes y de apariencia suave, como si fuesen hechos de seda.

Mientras observaba cada detalle de manera algo desvergonzada pudo notar una enorme cicatriz que abarcaba gran parte de su rostro la cual incluso pasaba por sobre su ojo izquierdo.

Pero, eso no era todo. En la parte superior, al final de la cicatriz, nacía un cuerno de un color negro mate, el cual era tan bello como lo eran sus ojos.

— No parece ser que tengas fiebre. Posiblemente solo estas adormila-... No, creo que ya despertaste.

Decía eso mientras miraba hacia otro lado un poco sonrojada.
Al principio el no comprendía su acción, hasta que ella volvió a mirar hacia él, pero en un Angulo un poco más bajo.
Entonces se giró de nuevo y se río un poco, por lo tanto el hizo lo mismo y se percató de que algo había sido hechizado.

Rápidamente intento cubrirse sin embargo cuando lo hizo sintió un inmenso dolor en el abdomen y en su hombro izquierdo.
Cada vez que hacia un movimiento le comenzaba a doler.

— Esta bien. No deberías moverte mucho, después de todo aun no estas totalmente recuperado.

Aun así con tal advertencia su curiosidad le gano, por lo que quito las sabanas que tenía encima para ver en qué estado se encontraba.

Al hacerlo pudo observar una enorme cicatriz en su abdomen, cubierta con varios tejidos extraños que el jamás había visto, además también había algunas vendas que despedían un fuerte olor a alcohol.

Intento tocarlas pero su mano no consiguió sensación alguna, solo vio como algo gelatinoso se quedaba pegado a ella.
Era bastante extraño, así que solo se limpió con las sabanas.

Sin decir alguna palabra se recostó y se tapó los ojos.

— Sí que te encontrabas muy herido. Me costó algo cerrar esa herida, por lo que tuve que usar estomago de cabra.

— ¿Q-que? ¿Esta cosa es estomago de cabra?

Dio un sobresalto, sin embargo eso solo le provoco más dolor.

— No, solo estaba bromeando. En realidad son restos de limos.

— ¿Restos de limo?... No lo entiendo.

Se dejó caer de nuevo ya que aún estaba adolorido y exhausto.

— No te preocupes por eso, por ahora solo descansa... Además, estoy segura que hay otras cosas que quieres preguntarme.

— Es cierto... ¿Quién eres tú?

— Yendo al grano, ya veo. –dijo mientras acercaba una silla de madera y de forma muy elegante se sentó ella, quedando así frente a él.- Mi nombre es Adhiiel Sillicuu Bbus Atterian, o también puedes llamarme Adiel Atterian, soy una demi-humana de la raza Succubus Mayor.

— ¿U-una súcubo? –pregunto totalmente sorprendido.

— Así es. Bueno, mi trabajo es recolectar hierbas de distintos lugares por lo que termine topándome con un hombre que parecía estar al borde de la muerte y por un capricho decidí ayudarle. Y bien, ¿te gustaría contarme sobre ti?

— Y-yo... Soy Yei Alexander NewBorn. Soy... algo así como un aventurero.

— ¿Un aventurero? Ya veo, eso quiere decir que tuviste una misión muy peligrosa y por ello terminaste así.

— No. No es así, en absoluto.

— Entonces. ¿Sucedió algo más?

— Sobre eso... ¿Realmente quieres saber?

— Siendo honesta, sí. Tengo mucha curiosidad, mas sin embargo no tienes por qué obligarte. Si no quieres hacerlo, no lo hagas.

Al escuchar esas palabras él se sorprendió un poco, o mejor dicho de alguna manera le hizo sentirse aliviado.

Y después de pensarlo un poco, decidió contarle cómo fue que termino así.


El invaluable rango C... ¿Quiere una vida tranquila?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora