Dedicatoria

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Para ti, la de sonrisa lenta y desgarradora.

Qué arriesgado es decirte al oído, lo siguiente:

Sencillamente tocaste fondo en la esencia de mi memoria y sangre, culpa tuya, creo no lo es.

Gracias y perdón, pues sacarte de ella será imposible, ya que tu sonrisa un cautiverio.

No moriré si algún día ya no la podré  contemplar, pero memoria y sangre cantarán loas al suplicio, espero, no hasta el día en que yo fallezca.

Citando a tu mentira en abril, como
llave tu movimiento fatal, casa mi sangre y memoria, lograste entrar como si tuya fuere.

Mi sollozo comienza y mi escribir se termina. Por palabras, gestos y acciones, sé que bilateral, obvio nunca ni jamás.

De tu parte no hay
problema, de la mía, me imagino aquello que me trajo aquí, la maldigo y la deseo, tonto me siento y con un golpe en la cara regreso a mi
verdad, en la que conozco tu existencia, y todo lo que ambiciono es ilusorio.

Diría el gran William, solo eso y nada más, tu risita que me abraza y anhelo fuere un hombro a mi alcance, para odiarme más y más, y finalmente, poder llorar, al fogaje de tu exquisitez.


XVII palabras de un mudo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora