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Prólogo

Prólogo

Me gustan las apuestas, pero sobre todo las de carreras ilegales. Quizás por eso fui a parar a prisión por dos semanas. Fui salvado de servicio comunitario, y de la correccional juvenil, ya que aún no tenía los 18 años. Además de que mi madre abogó por mí, literal, mi madre es abogada, una de las mejores.

Mis padres se divorciaron cuando era pequeño, digamos que después de eso le temía al compromiso, sobre todo la cosa de sentimientos, que le llaman amor. Prefería mantenerme fuera de ese círculo, me evitaba el pasar por todo ese proceso estúpido, y que al final terminaría en nada. Justo como lo hicieron mis padres.

Por eso me dedicaba a vivir mi vida sin restricciones, lo que me llevo a la prisión, y a aquel accidente que yo provoqué. Desde entonces me centré en no ser tan cretino, deje de fumar yerba o no hacerlo tan seguido, no conducir ebrio, y menos si era para competir en carreras ilegales. Digamos que aprendí mi lección a la mala. Así que me dediqué a mi otro hobbie favorito, fiestas y chicas sexis.

Mi madre no estaba contenta, pero mientras me mantuviera fuera del radar de la policía lo aceptó, a medias.

Mis amigos aburridos por la falta de diversión y dinero que les traían mis carreras, sacaron a relucir una apuesta tonta. Por lo menos en su momento.

En la universidad había gran cantidad de chicas, de las cuales más de la mitad ya había estado debajo de mí, en posiciones muy distintas. Pero había una que otra que se me escapaba.

Se supone que yo en la apuesta estúpida en la que me había enrollado —y debería remarcar que engañado por mis amigos—, tenía que averiguar la cosa más estúpida que se les ocurrió. Yo tenía que averiguar si Ariel Ellis seguía siendo virgen, pues era del interés de toda la población estudiantil dado que esta chica en cuestión era bastante reservada y misteriosa con su vida.

Una obra de caridad había dicho, Niall.

Es pan comido, aseveró Louis.

Creo que me he enamorado, pensé asustado meses después de tratar con Ariel, y su genio de infierno que la caracterizaba como dinamita pura.