Fantasmas del pasado

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~Disclaimer: Death Note no me pertenece, es propiedad de sus respectivos dueños~

Cuando Near empezó a recobrar la consciencia sentía que todo el mundo giraba con violencia, dejándolo a nada de vomitar por el mareo.

La sola idea de abrir los ojos le pasó por la mente, pero la desechó de inmediato, estaba seguro que de hacerlo, terminaría por vomitar así que esperó un momento, quedándose completamente quieto hasta que la sensación bajó un poco. Tenía las piernas y brazos entumidos y cuando finalmente abrió los ojos, se encontró con una obscuridad absoluta.

El albino no era tonto, sabía que esa sensación metálica en sus brazos eran esposas, que ese picor en los tobillos era alguna cuerda asegurada sin cuidado sobre ellos, que la sensación extraña que sentía en la boca era a causa de algún material introducido en ella para evitar su habla y, por si fuera poco, la obscuridad se debía a algo atado alrededor de sus ojos. Era el típico cliché de un secuestro, no ver para no reconocer a tu captor, no hablar para evitar atraer sospechas y no moverse para no escapar, simple.

El problema era aquella voz.

Lo que salía de lo común de toda esta situación y aunque había la posibilidad de que su drogado cerebro lo hubiera imaginado, podía sentir dentro de sí que no había duda alguna, que lo había reconocido. No había una voz igual, simplemente no podía existir. Se removió lo mejor que pudo con su situación, intentando encontrar una posición que le ayudara con el dolor que le causaba el tener entumecidas todas las extremidades.

«Él está muerto,» se dijo «Hace dos años que sucedió y tu cerebro está jugando contigo, quiere hacer creer algo que no puede ser real,» se repitió mientras casi se obligaba a encontrar alguna otra explicación sin exito.

—Veo que despertaste.

Aquella frase tiró lo poco que pudo armar, como si alguien hubiera venido a tirar la torre de cartas que había logrado apilar.

—¿Quién eres? —preguntó, o intentó preguntar pues lo único que salió fue un sonido incoherente que bien podía haber sido un quejido.

—Que patético. —La misma voz río—. Dada tu enorme inteligencia, asumí que ya sabrías quién soy —continuó, Near a penas y pudo evitar brincar cuando sintió la frialdad de un guante rozar su mejilla—. Aun así, quiero ver tu expresión.

La mano dejó su mejilla para jalar la tela que le cubría los ojos, llevándose consigo un poco de cabello y haciéndolo cerrar los ojos de inmediato al sentir la brillante luz de la habitación quemándole los ojos.

Por si eso no fuera poco, sintió miedo de abrirlos.

—Anda, anda, no me hagas esperar —la voz continuó, tomándole de las mejillas para obligarlo a ver hacia el frente.

Aun con el tono de demandante, tardó un par de segundos en empezar a hacerlo, ignorando el ardor hasta que pudo ver a quien tenía enfrente.

Un chaleco de cuero, pantalones negros de piel, unas botas grandes de color negro y un cabello rubio que le llegaba un poco más allá de los hombros fue lo primero que sus ojos captaron.

«No es posible,» se dijo a sí mismo, sintiendo que el cuerpo le temblaba.

—¡Sabía que esto no tendría precio! —Mello sonrió, como Near recordaba que lo hacía cada que lograba algo—. Puedo ver tu confusión, puedo sentirla... —Se acercó a él y lo jaló por la camisa para tener su cara a escasos centímetros de la de él—. Dime, Near, ¿qué se siente?

Por más que Near quisiera contestar, no podía, primeramente por la tela y segundo porque, de ser libre, no habría podido articular una palabra. Su mente estaba totalmente en blanco. Él había muerto, Lidner le había mostrado su cadáver, o lo que había quedado, habían comprobado que fuera él.

Sentimientos opuestos [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora