¡Feliz año nuevo!
Antes de dejaros el relato, y como sé que hay gente fuera del fandom de Los 100, aunque veáis nombres parecidos a otras historias no son las mismas personas. Es decir, esta historia es una alternativa con personajes con otras personalidades, aunque las protagonistas sean Luna y Raven. Os las podéis imaginar como Nadia Hilker y Lindsey Morgan o como os dé la gana, porque esa es la magia de la Navidad y de la imaginación de la mente humana.
¡Disfrutad de Quid pro quo!
* * *
Levantó la cabeza y observó por la ventana cómo empezaba a nevar. Había algo maravilloso en ese fenómeno y en cómo esas pequeñas gotas de agua congelada lograban que el paisaje se volviera completamente blanco. Y sabía que para eso faltaría poco, porque cada vez era más y más intenso, y empezaba a verse una fina capa de nieve en las ramas de los árboles que quedaban a su altura.
—Ey, Raven, ¿me dejas mirar cómo te ha quedado la fórmula?
—¿Quién te dice que la he terminado ya?
—Que llevas cinco minutos mirando embobada por la ventana —le contestó Noël.
Miró al chico que se sentaba a su lado y le sonrió con timidez antes de deslizar su libreta hacia su mesa. Obviamente lo había terminado hacía un rato. Se apoyó en la mano y volvió la vista a la calle para ver cómo se iba formando el paisaje navideño con aquella primera nevada de las fiestas. Entonces pudo ver cómo un chico y una chica se daban el lote contra un árbol, pero no fue hasta distinguir su pelo rizado y el abrigo verde caqui cuando se le sonrojaron las mejillas ligeramente. Ay, parecía tonta así.
Apartó la mirada, porque el sonrojo fue por verlos en aquella actitud cariñosa, pero también porque era una estúpida soñadora. ¿Cómo iba a querer Luna tener algo así con ella? Llevaba dos años imaginando que podía besarla. Dos años enteros, por Dios. Era patética. Giró la cabeza y entonces se dio cuenta de que ya no estaban. Seguramente se habían ido a alguna habitación, por la intensidad con la que se estaban besando y acariciando.
—Gracias —le dijo Noël y dio un respingo—. ¿Otra vez en la luna? —se metió con ella.
—Eres idiota.
—¿Vas a venir esta noche al final?
—No lo sé, Noël. Tengo cosas que dejar listas antes del fin de semana.
—Vamos, es la despedida hasta año nuevo.
—¿Por qué hacéis la despedida ya si quedan ocho clases aún?
—Porque muchos nos vamos antes.
—¿Te vas antes?
—Sí. —El chico le dio un suave pellizco en uno de sus dedos, que descansaban sobre la superficie, y ella sintió un escalofrío con el contacto—. Vamos, ven. Nos lo pasaremos bien.
—¿Te puedo avisar luego?
—Si me lo dices antes de las diez, te puedo pasar a recoger.
—¿Hoy entrenas?
—Sí, pero te prometo que me habré duchado antes de verte.
—Eso espero, la otra vez apestabas —se metió con él y le hizo gracia la cara de ofendido que puso.
—Tú estabas corriendo, no es que olieras a rosas.
—Es la primera vez que se quejan de cómo huelo —le dijo con un tono divertido mientras guardaba las cosas en la bandolera que llevaba a clase.
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Quid pro quo - un relato sensual
RomanceDos compañeras de clase tienen un pacto que mantienen en secreto.