María era una niña pequeña de seis años. Ella vivía con su madre, que llevaba un año enferma de tos y se pasaba todo el día tosiendo. Era una tortura para la madre, porque no conseguía dormir, no podía hacer otra cosa que toser. Y no es que ella lo quiso así, había enfermado y eso no se elije.
Una noche, María se levantó de su pequeña camita, salió de su cuarto y caminó a pasos cortos por el pasillo, dirección la habitación de su madre, quería ver que tal se encontraba esa noche. Se asomó en la puerta y observó el interior del cuarto. Visualizó a su madre de rodillas en el piso, con un cuchillo en su mano derecha. Entre tos fue levantando el cuchillo hasta la altura de su cuello, con cuidado lo rasgó verticalmente. María, sin moverse de su lugar, siguió observando lo que hacia su madre. Esta soltó el cuchillo y con una de sus manos agarró su tráquea. Soltó un grito y con las últimas fuerzas que le quedaban tiró de su tráquea, partiéndola y sacándola de su lugar. María se acercó lentamente a su madre, o más bien al cadáver de su madre, madre, y se acostó sobre la sangre que estaba encharcada en el suelo. Su madre había muerto desangrada y ella lo sabía, pero estaba feliz de que ella ya no tenía tos.
En la mañana siguiente, María se levantó temprano y se cambió de ropa. Sin ni siquiera desayunar cogió las llaves de su madre, las puso en una mochila, agarró esta y salió de la casa en dirección la escuela. Todos quedaban sorprendidos al ver a una niña de tan corta edad caminando sola por la calle, también porque tenía su corto, rizado y rubio cabello manchado de sangre. En clase nadie preguntó por ese color rojizo que tenía su pelo.
Acabaron las clases y tocaba volver a la casa. Todos lo niños se habían ido junto a sus padre a sus casas. Pero María se encontraba en la clase dibujando un cuchillo en un papel. Una profesora quedó extrañada al ver que aún no se había ido y se acercó a ella. Se puso de cuclillas para quedar a la altura de la niña.
-¿Dónde están tus padres? - preguntó tranquilamente la profesora.
-Mi madre está muerta- dijo neutra sin levantar sus pequeños ojos de su dibujo.
-Oh, ¿cuándo sucedió? - preguntó con curiosidad ya que el día anterior había venido su madre a buscarla.
-Llévame a mi casa, por favor- pidió la niña, ya tenía hambre.
-Vale, ya es muy tarde y debería haber venido ya- dijo la profesado aún indecisa de su decisión.
La niña guió a la profesora agarrada de su mano. Llegaron a la casa y María abrió la puerta con las llaves de su casa. La profesora no tenía pensado entrar en la casa, pues no tenía permiso de su madre pero la niña tiró de su brazo llevándola hasta la puerta de el cuarto de su madre. La adulta al ver el cadáver quedó muy sorprendido y asustada.
-No te estaba mintiendo - dijo neutra María.
La profesora tras oír la voz de María le tapó los ojos con su mano, la levantó en brazos y se la llevó rápidamente al salón. La sentó en el sillón y sacó el móvil para llamar a la policía.
La policía llegó a la casa y se llevó el cadáver. Le hicieron preguntas a María sobre que había sucedido y como se encontraba, ella contestó sin mostrar ni felicidad ni tristeza. Eso sorprendió a todos lo adultos que hablaban con ella. La llevaron a un sicólogo para asegurarse de que estaba bien mentalmente, pero ella no mostraba sentimientos. Le buscaron una familia y se fue a vivir con una familia adoptiva.
* * *
Era el décimotercer cumpleaños de María, y como los últimos siete años, no está a ni feliz ni triste. Estaba sentado en la mesa del comedor junto a sus padres adoptivos, le habían preparado un regalo.
-Querida, te hemos hecho un regalo que llevas mucho tiempo pidiendo- dijo feliz la madre adoptiva
Le dieron una cajita envuelta en un papel negro y un lazo rojo. Sin ilusión rompió lentamente el papel negro. Quitó la tapa de la caja y por primera vez en años sonrió tras ver su regalo. Sus padres adoptivos se pudieron felices de verla sonreír. Sacó el regalo de su caja y dejó ver un cuchillo de pequeño tamaño, con un puñal negro y una hoja plateada y muy afilada. Agradeció el regalo a los adultos con los que vivía y volvió a su habitación.
En la noche María se levantó de su cama, salió de su cuarto y caminó a pasos cortos por el pasillo, dirección el cuarto de sus padres adoptivos. Se asomó a la puerta y observó el interior del cuarto. Visualizó a los adultos que todos decían que eran sus padres dormir tranquilamente. Había algo que no había contado a nadie, durante siete años, cada noche volvía a ver a su madre matarse, ya quería acabar con esa tortura. Se acercó a la cama donde los dos dormían, con cinta americana tapó la boca de los dos sin despertarlos. Sacó su nuevo y reluciente cuchillo, lo aproximó lentamente al cuello del hombre, empezó a cortar lenta y verticalmente la carne. Por el dolor despertó, al ver lo que estaba haciendo María se asustó y empezó a moverse con miedo, por culpa de esos constantes movimientos la mujer también despertó. Sin sentimientos agarró la tráquea de ese hombre que siempre se hacía pasar por su padre y tiró, dejandola partida y fuera de lugar. Miró a las sustituta de su amada madre, en sus ojos se veía el miedo que sentía después de ver a su esposo morir.
-Nunca pudiste sustituirla, siempre intentaste parecerse pero ella fue la única que me quiso de verdad, tú siempre me tomaste como alguien que tenía un problema y supones que soy indefensa pero ella me enseñó a ser fuerte- dijo sin amor a la mujer que tenía delante.
Hizo con esa mujer lo mismo que con el hombre que estaba a su lado. Después de haber asesinado a los que nunca quiso se marchó de la casa para encontrar a más gente para matar y de esa forma hacer sentir a su madre que no sería la única que moriría de esa forma tan cruel. Su víctima favorita favorita eran los padres, y más si los hijos estaban delante. Quería que la gente sufrieran como ella y su madre. A partir de ese día sitio felicidad por mucho tiempo.
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María
RandomUna niña pequeña que después de la trágica muerte de su madre empieza a matar sin piedad