Mamá... ¿Papá?

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El viernes por la mañana sonó mi despertador, lo apagué y tras diez minutos planteándome el porque debía levantarme, me puse en pie. Cogí unos vaqueros rasgados, un top de rayas y una chaqueta vaquera juntos con mis preciados y tan amados Vans. Me duché y me vestí para luego peinarme y poder bajar a comer algo.

Salí de la habitación y me encontre con un Ethan despeinado todavía sin arreglar.

- Llegarás tarde. - Me reí de él.

- Lo sé, me quede dormido. - Dijo con una carcajada y yo bajé las escaleras.

Al entrar en la cocina me encontré a mi tía Rose y al director de el Centro de Menores en el que estaba, sentados en la mesa.

- ¿Que hace aquí? - Le pregunté a mi tía.

- Tenemos algo que contarte. - Me contestó, y Collins asintió.

- Llegaré tarde a clase. - Respondí cogiendo una manzana.

- Hoy no irás. - Rose me miró fijamente. - Siéntate.

- Estoy bien de pie.

El silencio inundó la habitación, Rose y Collins no paraban de mirarse el uno al otro para después mirarme a mi y eso me estaba poniendo absolutamente de los nervios.

- ¿Qué coño pasa? - Grite exasperada.

El silencio volvió a inundar por segunda vez la estancia como un vaso de agua fría.

- ¿Se lo dices tu o yo? - Le preguntó Rose a Collins.

Saqué conclusiones yo sola y dije con firmeza: - No volveré al Centro, no he hecho nada malo.

- No es eso. - Dijo Collins.

- ¡Pues suéltalo ya!

- Tu madre ha muerto. - Me contestó.

El mundo se me vino abajo en dos segundos, las lágrimas amenazaron con salir y no iba a dejar que eso ocurriera, no delante de ellos. Una de las lágrimas se derramo de mis ojos y la detuve lo más rápido que pude.

- Murió de sobredosis de cocaína y marihuana. - Prosiguió Rose.

Clave mi mirada en el suelo y quería moverme, necesitaba moverme, pero en realidad, pareciera que mis pies estuvieran anclados al suelo y mi cuerpo estuviera castigado a estar delante de estas personas. Apreté la mandíbula y respiré profundo.

- Hay algo más. - Dijo Collins.

Lo mire a los ojos esperando a que siguiera hablando, porque sabía, que si pronunciaba una sola palabra estallaría en lágrimas.

- Soy... - Se rascó la nuca y movió las manos velozmente, una entre la otra como si estuviera nervioso y la vida se le fuera en ello, como si estuviera a punto de morir. Y por fin soltó las putas palabras. - Tu padre.

Levante la vista y pasé de la tristeza al odio en dos segundos, de la pena a la ira a la velocidad del rayo.

No podía expresar lo que sentía.

Este tío, el mismo que me había encerrado en el centro de menores, el mismo que me había castigado tantas veces, el mismo que había sido mi director durante dos putos años, el mismo que me acaba de decir que mi madre había muerto, ¡es el mismo que me había abandonado!

La ira pasó por mi cuerpo como un tsunami, me enfurecí, estaba furiosa por la noticia y por tenerlo delante, quería pegarle, patearle el culo o matarlo, me daba igual. Necesitaba desahogarme. Me acerqué a él y se puso en pie para tenerme frente a frente, lo miré a los ojos y dije las palabras que había deseado decir durante tanto tiempo, las mismas que sentía desde lo más profundo de mi ser.

- Te odio. - Le dije, tranquila, se lo dije realmente tranquila y especialmente seca y dura a la vez. - Y, te juro, que no te quiero volver a ver en la puta vida.

Empecé a andar y choqué aposta con su hombro, pase el marco de la puerta sin mirar atrás y subí las escaleras rápidamente. Fui a mi habitación y cogí una de las mochilas que tenía en la estantería alta de mi armario, empecé a meter ropa, mucha ropa, decidí que me iría. No sabía por cuanto tiempo, si por dos días, una semana o un mes. Pero necesitaba irme y dejar de verle la cara a estas personas durante un tiempo. Metí todo lo necesario e imprescindible y salí de mi cuarto con la rabia por dentro, bajé las escaleras y pasé rápidamente por delante de la puerta de la cocina mientras escuche como mi tía Rose decía:

- Espera, Brooke, un mom... - Cerré de un portazo la puerta de fuera y me encontré con Snake.

¡Joder! No me acordaba de que me vendría a buscar. Por un momento barajé la idea de mandarlo a la mierda y correr y correr. Pero en realidad, no quería hacer eso, y vi de la situación una buena opción.

Me acerqué al coche y cerré la puerta, miré por el cristal y estaba mi tía y el sujeto llamado hombre, si se le puede decir así, plantado en el marco de la puerta.

- Arranca. - Le pedí a Snake sin siquiera apartar la vista de las personas que dejaría atrás durante, a saber cuanto tiempo.

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¡Aquí estoy otra vez!

Soy demasiado pesada, lo sé, jaja salu2.

Bueeeno, quedan unos ¿cinco?, capítulos o así, así que esto se acaba y estoy feliz, muy feliz porque creo que me sentiría orgullosa si acabara por completo esta novela.

Me encanta que votéis y comentéis <3

Los quiero.

Forever_imagin

XOXO

Prometo Odiarte. [EDITANDO Y RESUBIENDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora