el primer día de mark como interno en el hospital estaba pasando de maravilla, apenas habían pasado unos minutos dentro del enorme edificio y ya se sentía como en casa.había personas corriendo y caminando de un extremo a otro sin siquiera darle una ayuda o una mirada, nadie se detuvo a preguntarle si estaba perdido o en qué departamento iba a estar trabajando. ¿se notaba mucho que era nuevo?
acomodó su bata perfectamente blanca, con su nombre bordado en el lado derecho en un tono aburrido de azul, y se le ocurrió la brillante idea de preguntar dónde diablos estaba cardiología. de seguro su doctor asignado ya debía de estar esperándolo, y sería una vergüenza llegar tarde justo ese día.
—hola, buenos días. —la voz de mark sonaba como la de un adolescente, ni siquiera sabe la razón, aunque se dejó llevar por la tonta idea de culpar a los nervios.
el joven detrás de la mesa lo miró de arriba a abajo, luego parpadeo y siguió comiendo su dona con total indiferencia.
—¿qué se te ofrece? ¿perdiste a tus papás?
mark negó con la cabeza, ¿se veía tan joven como para perder a sus papás? bien, no es que nunca le hubiera pasado, pero en estos momentos era una total estupidez pensar en eso.
si tan solo sus piernas no fueran tan cortas y las de sus padres tan largas, mark no se hubiera perdido en ese supermercado.
—no, necesito encontrar al doctor lee. soy su nuevo interno.
—niño, estamos en corea, ¿tienes idea de cuantos doctores lee hay en este hospital? —el joven con acento dejó su dona sobre el papel y procedió a teclear en la computadora frente a él.
pasaron unos segundos donde ninguno de los dos dijo nada, mark se limitaba a observar la manera en la que las personas se desesperaban en urgencias, y como las enfermeras intentaban calmarles sin ningún éxito.
su atención se posó en una niña que llegó con la cabeza llena de sangre y un pequeño filo saliendo de ella. apartó la mirada.
—muy bien... mark lee. —habló el recepcionista. —el doctor lee que buscas debe estar en el piso dos, al llegar dobla en el pasillo de la izquierda y te encontrarás en su sala, ¿okay?
—muchas gracias. —después de dedicarle una sonrisa al recepcionista, mark dispone a salir de urgencias para subir al elevador. pensó en las escaleras, pero llegaría más lento.
se abrieron la puerta su pudo ver como las múltiples cortinas azules que tapaban a los pacientes estaban llenas de sangre o bien, llenas de lágrimas.
pronto notó que en ese piso solo había niños pequeños, y quiso pensar que era un día muy malo para los infantes. por supuesto que se dedicó a buscar al doctor lee entre los varios doctores que habían en el piso.
lo encontró fácilmente cuando sus ojos se posaron en una bata blanca manchada de rojo, con letras medianas se leía "doctor lee" y la felicidad llegó a su ser por haberlo por fin encontrado.
se acercó lentamente chocando con unas cuantas bandejas de metal, pero no importa, porque llegó sano y salvo junto al doctor. tocó el hombro del doctor lee y espero a que volteara para verlo, y lo hizo con el rostro confundido.
