Ojalá supiese por qué me haces esto, por qué mi cuerpo se eriza y estremece al roce de tus dedos acariciando mi mano como no lo había hecho nunca.
Me gustaría pensar que no recurres a mi cuando no tienes a nadie, sino porque estas agusto con mi compañía y que el hecho de verme te hiciese feliz, igual que me lo hace a mi.
Te pediría que dejases de usar la magia conmigo, o que por lo menos me enseñases tus trucos.
Es curioso, el otro día leí una definición sobre que es el amor, resulta que te tiene que gustar una persona y que no sepas el por qué, que te despierte sentimientos que no creías tener y mira por donde, tengo miedo de que tengan razón.
Ojalá me dijeras todas las palabras con las que sueño por las noches que me susurras al oído.
No tendremos lo más bonito del mundo, pero sí lo más sincero y es lo que de verdad importa.
Lo jodido es que no sé si a ti te pasa lo mismo o soy yo que me estoy volviendo loca. Por favor, no me hagas daño.
He sufrido mucho a lo largo de mi vida precisamente por no rendirme nunca, por no dejar de creer en el amor aunque me haya llevado muchas decepciones. Ahí se encuentra, en mi cavidad torácica, con sus trozos unidos por tiritas, esperando que alguien lo renueve y le quite el polvo.
Cuanto más intento autoconvencerme de que no eres nada para mí, que no me mereces o que no siento nada, más me duele. Porque para qué decirte que realmente te quiero, ¿Que cambiaría?, Simplemente te crecerías más y sabrías que suspiro por ti.
No necesito más dolor, más daño, si no me quieres no pretendas buscarme, me gusta llorar sola y en silencio.
