abismo- Julian Alvarez

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"Volvería a pasar por el mismo abismo
con tal de poder mirar juntas el mismo cielo"- Elvira Sastre

Aun no tengo certezas de cómo llegaste a cruzarte en mi camino, ni cómo no te alejaste después de la cantidad de rechazos que hubo de mi parte. Pero lo agradezco, tanto que no soy capaz de expresarlo en palabras. Estaba tan vulnerable, y vos no necesitabas eso, necesitabas a alguien que te amara con la misma intensidad con la cual vos lo hacías conmigo y fuera capaz de demostrártelo . Yo no estaba lista para eso. Estaba indefensa, incapaz de poder reconstruirme rápidamente, de no haber sido por tu ayuda, tu cariño y lo mucho que me cuidaste no estoy segura de que sería de mi ahora.

-Catalina ¿no?- preguntaste con amabilidad acercándote a mi. Solo atiné a asentir, sin despegar la mirada de mi bebida, como si no importaras.

Eso fue lo primero que me dijiste, así empezó todo, ¿quien lo diría? Ni la más optimista de mis amigas.

Para ser sincera no te había prestado atención, como a ninguna de las personas que estaban en el lugar, no me interesaba, no era el momento. Estaba allí casi por obligación y no era algo que estuviera disfrutando. Estaba segura de que la cumplañera te había pedido que vinieras a hablarme para no sentirse culpable por no poder estar conmigo.

-Soy Julian- hablaste nuevamente mientras te apoyabas en la pared acercándote aun más a mí. -¿viniste sola?

Insistencia. Desde ese momento supe que esa palabra te definía a la perfección.

-Vine con mis amigas, pero no tengo muchas ganas de estar acá, se nota ¿no?- Contesté levantando mi mirada. 'Es lindo' pensé. Pelo corto, sonrisa compradora y tonada cordobesa. Probablemente en otro momento de mi vida ya habría caído rendida a sus pies.

-Para nada- contestaste sonriendo, intentando que yo también lo haga.

Eso no pasó.

-¿A donde te gustaría estar?- cuestionaste al ver que la expresión de mi rostro no había cambiado en absoluto.

-No se- respondí encogiéndome de hombros -cualquier lugar con menos gente supongo

Agarraste mi mano con firmeza y me hiciste seguirte para salir del lugar. Me tomó por sorpresa, simplemente esperaba que dejaras de hablarme por mi poco tema de conversación y te fueras, pero pasó todo lo contrario y lo agradezco.
No emitiste palabra ni soltaste mi mano hasta que me abriste la puesta del acompañante de un auto.

-¿Tu auto?- pregunte sorprendida.

De todas formas lo agradecí, un par de canciones más dentro de esa casa y podría llegar a enloquecer.

-De mi viejo en realidad- contestaste entre risas -acá hay menos gente, aparte no nos conocemos, no daba llevarte a cualquier lado

Sonreí por primera vez en la noche y por primera vez en un par de semanas también.

-Bien pensado- dije mientras me adentraba a tu coche, rodeaste el vehículo e hiciste lo mismo.

-No hablas mucho, es más me estabas esquivando pero ¿necesitas hablar? Sin presiones, puedo aceptar un no- afirmaste mientras te acomodabas en el asiento y cerrabas la puerta.

-Dijiste recién que no nos conocemos

-Cierto, mala mía, ¿que queres saber para empezar a conocernos?

Giré un poco mi cuerpo para poder mirarte, definitivamente lindo, muy lindo.

-No se, ¿lo básico?- repregunte elevando las cejas. Me estaba olvidando un poco de mis escasas ganas de estar ahí, o de estar con gente en general, gracias a vos y solo te conocía hacia algunos minutos.

-Tengo 18, me llamo Julián Álvarez, juego al fútbol y soy cordobés, ¿que otra cosa es básica? Si no tenes respuesta para eso háblame de vos

-Catalina Belcham, 19 años, nací y viví acá toda mi vida y estudio historia

Estuvimos hablando bastante tiempo ese día, hiciste que me olvidara de lo mal que estaba y de toda la situación que estaba atravesando. Me mandaste muchos mensajes y también me llamaste, nunca respondí, no me sentía preparada para hacerlo, no quería atosigarte a vos con todo lo que me pasaba, ni quería hacerte sentir que te estaba usando, por eso me parecía mejor dejar todo ahí.

Pero sos tan insistente que un día apareciste en la puesta de mi departamento, le habías preguntado mi dirección a Luna, me dijiste que te costo convencerla pero que al final lo lograste. También me contaste cómo la conocías, un amigo tuyo, Lorenzo, estaba saliendo con ella, por eso estabas en su cumpleaños y por eso te acercaste a hablarme ese día, estabas solo y también soltaste casi sin quererlo que te parecía linda desde ese momento, pero que lo era aún más cuando sonreía. Me costaba tanto, pero cuando estaba con vos lo hacía.

Salimos a comer dos veces pero pasó lo que tenía que pasar y lo que más temía. Disfrutamos, la pase bien con vos, me hacías sentir bien, comimos, nos besamos y ahí estaban nuevamente presentes mis fantasmas. Tercera salida no hubo. No te merecía, era demasiada alegría para mi tristeza, y aunque eso era lo que necesitaba no era capaz de darme cuenta. Te rechacé muchas veces. Otra vez dejé de hablarte. No estaba lista.

Después de unas semanas te cansaste de la situación y apareciste en mi casa de sorpresa nuevamente, pero no estabas con esa sonrisa que invadía tu cara siempre, estabas triste. No quería ser la culpable de tu tristeza.

Me dijiste que Luna te había contado algunas cosas, después de negarse cientos de veces porque deberías esperar a que yo te lo contara. Lloré gran parte de la tarde, recordar a mi ex y su maltrato psicológico era una tortura, acordarme de lo sola, aislada, dañada y triste que me sentía era horrible, me había separado de todas y cada una de las personas que me querían a causa de él y había dejado todas las cosas que me gustaban por complacerlo. La mayoría de ese año de relación había sido un calvario pero yo no era capaz de darme cuenta del maltrato, hasta que pude salir, pero todavía me costaba valorarme, me costaba sentirme útil, me costaba creer que alguien podía quererme. Creia todo lo que él me decía. Me costaba ponerlo en palabras, ni siquiera mi familia sabía la historia completa, a nadie le conté tantas cosas como a vos ese día.

Me abrazaste, mucho, justo como necesitaba y también lloraste algunas veces, y volvías a abrazarme. Me dabas besos en la frente para intentar calmarme.

"Yo te voy a cuidar" me prometiste esa noche en la cual te quedaste a dormir conmigo, la primera de muchas. No querías dejarme sola. Sabias que él seguía buscándome y eso te aterraba.

Tu promesa la cumpliste, acá seguís protegiéndome, acompañándome y ayudándome a valorarme.

Te pienso ahora e imagino el gran día que será mañana. Nunca imaginé que el destino me depararía esto, aunque de todas formas aún no sé si creo en el destino, pero nunca pensé que tendría a alguien tan maravilloso a mi lado.


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Si quieren alguno de alguien en particular diganme🥰
Besitos

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