capítulo 7

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Maldición. Tengo que ir al baño.

Eso era lo que pensaba Lucy al ser fuertemente abrazada por Natsu una mañana varios (Y digo varios) días después de que salieran del gremio por el pequeño problema de Natsu.

Y ahora la rubia trataba de averiguar la manera de salir de la cama sin despertar a su prometido.

Se escurrió como pudo de entre los brazos de Natsu y remplazó su cuerpo con una almohada.

Suspiró aliviada cuando Natsu no despertó, y una vez terminó de hacer sus necesidades en el baño, se dirigió a la cocina a preparar el desayuno.

Lucy agradecía que desde hacía casi un mes que desaparecieron del gremio -por causa de que Natsu se negaba a salir o dejarla salir de la casa por lo de las llamas de su cuerpo- Happy pasara cada tres días a dejarles alimentos, decía que era agradecimiento de Cana.

Aunque no entendía para nada a que se refería.

Procedió a preparar algunos huevos con tocino para Natsu y para ella.

Dejó la sartén a fuego lento y deambuló por la casa.

Todo estaba muy amontonado y le costaba pasar.

¿Por qué Natsu había dicho que su pequeño departamento era más grande que su casa?

Iba de regreso a la cocina, cuando una pequeña caja azul de madera llamó su atención.

Se acercó a ella, la abrió, y una bella sonrisa de nostalgia se dibujó en sus labios.

Entonces, a su mente vino un recuerdo.

Un recuerdo de su madre y su más tierna infancia.

Apretó la caja contra su pecho y corrió al librero, tomó un volumen ligero y lo hojeó hasta encontrar lo que buscaba.

Abrió los ojos con algunas lágrimas asomándose por ellos y guardó la caja y el libro en una maleta de cuero marrón pequeña.

Luego volvió a la cocina justo a tiempo para sacar la comida del fuego.

Pero justo después de servir los platos sintió que alguien le tiraba de los cabellos hacia atrás para después posar la mano izquierda en su vientre.

-Buenos días.-Dijo Natsu mientas subía a besos por su garganta para terminar besando sus labios.

-Buenos días Natsu. ¿Tienes hambre?-Respondió con voz temblorosa.

-Mucha.-Gruñó el Dragon Slayer contra su cuello.

-De eso no.-Dijo ella con firmeza.

-¿Eh?

-Dije que no, no quiero, y quita esa mano de ahí.

-¡Luceeee!-Protestó quejándose como un niño.

-¡No! ¡Y quita esa cara de dragoncito triste!

-¡Pero nunca te habías negado!

-¡Natsu! ¡Llevamos encerrados aquí casi un mes! Además...Hay algo en lo que quiero que me ayudes, una misión.-Le dijo con una sonrisa de emoción.

Lo Que Provoca Una Pequeña MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora