Que inoportuno .

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Desperté en el escritorio que solía ser de mi padre, me había quedado dormida, haciendo tareas, revisando papeles del trabajo, y firmando.

Me levante, ya llegaría tarde al instituto. Me bañe y cambie optando por esto: http://www.polyvore.com/ghost_cp/set?id=133136983  sí…Tengo el pelo morado, me acuerdo perfectamente cuando me lo pinte, mi padre me regaño demasiado, pero luego me dijo que me quedaba bien, los extraño, es difícil tener la casa para mi sola... Bien, se preguntaran porque me cambio de esa manera y me maquillo tanto para ir a un puto instituto, y les repito, no soy normal, mi vida no es fácil, y es que la de ni una persona lo es, pero después del instituto me voy a trabajar, y no es que me vista así para trabajar porque todos en la empresa me conocen y a veces voy en las peores fachas,  si no que hoy tengo una junta realmente importante.

-Señorita Collins, se le hará tarde, puede bajar a desayunar. – me dijo  Margaret desde abajo. Margaret era mi cocinera, ella era como mi madre en estos días, ella vive aquí, no tiene familia y ella me comprende en todo, le cuento todo como su fuera mi mamá, es tan linda conmigo.

-Gracias Margaret, dime Emma ya te lo dije! – le regañe sonriendo.

-Aun no me acostumbro. Sonrió, me senté a desayunar aunque ni termine cuando el chofer pitó.

-Dios!, me tengo que ir Margaret –bese su mejilla. Hoy no me esperes en la comida, tengo junta, come con Richard.

Richard, mi chofer favorito, y es que lo conozco desde que tengo memoria.

-Buenos días mi dulce Emma! – sonrió abriendo la puerta del auto para que entrara.

-Buenos días Ric.

Ric, manejo hasta el instituto y al llegar ahí me despedí tirándole un beso, se me hacía tarde.

-Nos vemos – dijo antes de arrancar.

Otro día mas, entre y como era de esperarse de nuevo como todos los días, no había nadie en los pasillos. Fui a laboratorio que me tocaba en este momento, es la materia más rápida pues no tengo compañero, y trabajo mejor.

-Disculpe – dije sonriéndole de lado al profesor. –Puedo pasar?

-Usted siempre puede pasar. – dijo sonriendo. El profesor me caía muy bien, conoció a mi padre y el entendía por qué llegaba tarde, a diferencia de otros…

Me dirigí a mi asiento con las miradas de todos en mí, me senté y suspire mirando atentamente la puerta que se giraba del pomo. Y entonces apareció un ángel caído. Bueno... No un ángel, sino que, yo me entiendo, era realmente guapo, pero daba miedo su forma de mirar  a las personas.

-Puedo pasar?

-Usted es el nuevo? – Pregunto el profesor

-Si. –dijo secamente.

-Bien, siéntese… -El profesor miro a todo el salón, y efectivamente se iba a sentar conmigo. No había otro lugar. El profe me miro. –Allá con la señorita Collins. – me apunto.

El chico susurró algo que no escuche, y camino hacia mí, mirando me fijamente.

-Puedo? –dijo con su voz sexymente sexy, señalando el asiento de al lado. Asentí sin hablar, no tendré que hablar con él, no es obligación. –No hablas? –se burló, lo pude escuchar en su voz. Negué con la cabeza y me volví al pizarrón en donde el profe anotaba cosas que no entendía.

El chico saco una libreta y tomo un lápiz, empezó a escribir cosas que obviamente no eran de la clase, y yo con una infinita curiosidad mire de reojo lo que hacía, pero el tapo su libreta.

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