«No debería haber venido» pensó Él por quinta vez en la noche.
«Lo sabía, insistí que no, pero ellos me obligaron», sus dos amigos le habían dicho "Si no salís en tu adolescencia, vas a morir amargado, sólo, joven, sólo, triste y más sólo". A lo que Él sólo pudo suspirar y aceptar.
Y se arrepentia porque en ese momento estaba sentado en un rincón, sólo (vaya sorpresa) y con ganas de irse a casa. Estaba bebiendo agua, había probado alcohol sólo en la noche de año nuevo y vómito. No pensaba recrear esa escena frente a la mitad del secundario.
Así es, Él, fanático de dormir antes de la medianoche y odiador profesional de fiestas, estaba en una. (No es como si quisiera, realmente fue obligado).
Cuando entró con sus amigos habían dado una mirada en general, había chicas muy atractivas. En ese momento ya estaban los tres separados, y no podía culparlos. Él era el que se aburría en las fiestas pero no pensaba arruinarle la diversión a sus amigos.
Una chica borracha se sentó a su lado. Se sacó uno de los tacos y masajeo su adolorido pie.
No supo bien porque, tal vez estaba aburrido, capas quería acortar el tiempo, incluso sólo una distracción de minutos, o puede que haya sido el destino pero le dirigió la palabra a aquella chica.
—¿Estás bien? ¿Te molestan mucho los tacos altos?
Ella siguió con lo suyo sin escucharlo. Ahora, visiblemente enojado, la zarandeo del hombro.
—Te acabo de hablar.
De esta forma había captado su atención. Ella lo miro confusa y sonrió.
—Disculpa, la música esta fuerte y creo que tantos shots pegaron fuerte. ¿Qué dijiste?
Él le devolvió la sonrisa.
—Sólo pregunte por tus pies, se ven irritados.
Ella los miró como si se hubiera olvidado. «Realmente está muy borracha» comprendió Él. «Otro buen motivo para no tomar».
—Si...supongo que sí. Vos te ves demasiado fresco, ¿Tu vodka tenía mucho jugo mezclado y poco alcohol?
Ella hizo un ademán de levantarse.
—Puedo prepárate un buen trago si queres, sé dónde está la cocina.
Él la tomo del brazo y la hizo sentarse.
— No te preocupes, y con tu estado puedo jurar que ya no sabes ni donde estás.
—¿¿Qué?? No...— exclamó con fingido enojo— estoy segura, bueno, casi segura.Ambos rieron, Él la miró a los ojos, sus amigos no iban a creer que estuviera hablando con una chica tan atractiva, bueno, él tampoco lo creía.
—Me gusta tu nariz— dijo Ella sin contexto alguno— se ve delicada y elegante.
—Ehh, gracias, supongo.
—¿Podríamos cambiarlas?
—¿De qué hablas?
—¡De las narices! Yo te daría la mía a cambio de la tuya.
«Una conversación de borrachos» aún así decidió seguirle la corriente.
—¿Y porque hariamos eso?
—Bueno...—se quedó unos segundos mirando a la nada— no sé porque vos harías eso, pero yo odio mi nariz. Gorda y plana, es detestable, parezco un duende.
«Por supuesto que no, tu nariz es adorable» aunque pensará eso, no iba a decírselo. «Está borracha, mañana no recordará nada» se dijo para darse coraje.
—Yo creo que tu nariz es...adorablemente hermosa.
Ella lo miro a los ojos y comenzó a llorar.
—¿¡Enserio!? Es l-lo más lin-lindo que me hayan dicho nunca.— dijo entre sollozos e hipos.En eso, otra chica se acercó.
—Oh no, otra vez no Dios. Lamento todo lo que haya hecho o dicho.
—Descuida...
—Eh, no me agarres así, no me quiero irrrr.
—Nos tenemos que ir amiga, se hace tarde.
—Pero, pero, pero acabo de hacer un nuevo amigo.
—Si si, ya sé. Lo verás mas tarde.Ella se separó y se acercó a Él tambalendose. Metió la mano en su corpiño y sacó un paquete pequeño.
—Guardalo, ya me lo devolveras.
Él estaba rojo por lo que acababa de ver. Y tan rápido como llegó, ella se esfumó.No mucho tiempo después sus amigos fueron a buscarlo a él también.
—Ehh, ¿Dónde lo conseguiste?
—No sabía que en estas fiestas regalaban mercancía.
—Sólo...solo me lo prestaron. Es temporal.Sus amigos rieron y no lo entendieron, le pidieron que lo comparta pero se negó. Lo acusaron de drogadicto y de egoísta, pero al final solo rieron. Lo acompañaron a su casa y se despidieron borrachos.
Él se recosto en su cama pero no durmió, no podía. Sólo pensaba en Ella. «¿Porque me dio esto?». La parte romántica y sentimental de él le decía que Ella se lo dio para que se lo devolviera más tarde, para volverse a ver.
«Eso haré, el lunes le devolveré lo que me dio». Y ahora tranquilo, se durmió.
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Rompezabezas
RomanceDos piezas de rompecabezas. Encastran, coinciden pero no son iguales. Se complementan. Así son ellos. Él, quien pasa todo el día leyendo, estudiando y tocando algún instrumento musical. Ella, la cual adora las fiestas, salir con amigos y diverti...