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Seungkwan suele admirar la belleza de la vida en las pequeñas cosas que esta le otorga, no en las cosas materiales o en lo que todos simulan ser para ser aceptados. Prefiere observar el sol, la luna y las estrellas a quienes les cuenta sus secretos, por suerte saben guardarlos. Sobre todas las bellezas de la vida el ama a las flores, ama a todas y cada una de ellas, desde una margarita hasta un crisantemo, las ama. Estudia sobre ellas en su tiempo libre y su abuela de vez en cuando le regala más para que su jardín siga creciendo.
Entonces Seungkwan tiene una lista de las cosas que más adora en su vida; 1- su abuela 2- las flores 3- el chico que mira desde su jardín cada día
Bueno quizás lo último sea exagerado, pero realmente le gusta ese chico.
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Boo se encontraba sentado en su jardín y rodeado de todas sus flores.
—Estan hermosas hoy, la primavera les sienta bien —seungkwan le habló a sus flores, como hacía casi todos los días.
—¿Con quién estás hablando?—el rubio se sobre saltó por esa voz que sonó tan de repente y al levantar la vista vió que se trataba de aquel chico moreno que conocía muy bien físicamente. Al verlo Seungkwan pareció hacerse más chiquito y sus mejillas se tornaron de color carmín.
—Yo... le hablo a ellas —señaló a su alrededor tratando de formular la oración sin balbucear.
—Eso es peculiar —el chico sonrió mostrando sus colmillos y el rubio juró que era sin dudas una de las pequeñas cosas que había que apreciar.
Luego de esa tarde Mingyu, que al final termino presentándose, paraba a charlar con el rubio sobre cualquier cosa, casi siempre sobre sus flores.
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El tiempo pasaba rápidamente y sin pensarlo Mingyu se había vuelto cercano a Seungwan, ellos podrían hablar por horas y horas sin aburrirse, después de todo ¿Como alguien se aburría de Boo Seungkwan?
A los ojos de Mingyu ese chico era lo más lindo que podría existir, tan interesante e inteligente. Era increíble que haya memorizado alrededor de ciento cincuenta nombres de flores y sus características. Algo que el moreno había notado fue que solía comparar a las personas con flores.
—Entonces, ¿Las flores tienen personalidades? —preguntó el alto una tarde en la que se encontraban, como siempre, sentados en el jardín del menor.
—Algo así, digamos que fácilmente puedo comparar a las flores con personalidades, no es difícil, por ejemplo, mí abuela es un crisantemo
—¿Y que significa un grisantemo? —el rubio soltó una risa.
—Crisantemo —corrigió— Aveces significa sabiduría y gentileza, pero también es el amor eterno e inolvidable
—¿Que clase de flor soy yo?
—Una Margarita —Seungkwan se sonrojó y miró a otro lado mientras sonreía apretando sus labios.
—¿Que significa?
—No te lo voy a decir, deberás averiguarlo por ti mismo Kim —Mingyu hizo puchero
—Bien... entonces ¿Que clase de flor eres tu?
Esa pregunta confundió a Seungkwan, ¿Que clase de flor era? nunca lo había pensado. Quizás el adoraba a todas sus flores y todas eran verdaderamente preciosas, pero el querría ser una Rosa, el creía que eran una de las más perfectas y elegidas por todos. A pesar de ser clichés no dejaban de asombrar con su belleza y el quería ser así.
—No se que flor soy Min
En ese momento su vecino, Jeonghan, paso por el frente de su casa y no pudo evitar notar que Mingyu se le quedó viendo, obviamente no le molestaba ya que no tenían una relación ni nada. Además de que Jeonghan era completamente precioso, sin dudas era como una rosa.
A lo mejor Seungkwan también quería ser una rosa y así Mingyu lo escogería.
