No decides como vienes al mundo!
En varias ocasiones hubiese querido no haber nacido así, tuve pensamientos negativos hacia mis padres, siempre dije "me hicieron de mala gana, sin amor." Pero todos tenemos un propósito que cumplir en esta vida, y nacer con o sin defectos no es la culpa de quien los conciben.
Agradezco a mis queridos padres por mi existencia, gracias a ellos tengo la dicha y la felicidad de ser lo que soy, gracias a mi defecto físico logré construir una personalidad de la cual estoy orgullosa, soy yo con mis altos y bajos, soy yo con mi lado misterioso.
Y la batalla de la vida comienza con las miradas y expresiones de otros. Qué más puedes esperar de una sociedad "vacía e inculta", esos que no entran en los parámetros normales ante los ojos de la perfección, llamada belleza física.
Cuando nací, no era lo que mis padres habían imaginado, nací incompleta, me faltaba algo, no esperaban tener ante sus ojos un error inexplicable : me faltaba una oreja, nadé en el mar de miradas curiosas, ruidos de burlas y preguntas sobre mi físico... Un bebé diferente, con sentimientos igual al de los demás que nadie veía ni sentía y a medida que iba creciendo llevaba consigo el peso de la soledad y rechazo de los perfeccionistas.
Tenía tanto que decir ! Logré darme cuenta que a medida que pasaban los años, el círculo de amistades se reducía a pocos miembros de la familia, esos que te aceptan "tal como eres". Claro en la familia hay muchos que se burlaban, algo normal para esos que se creían completos y perfectos, pero que en realidad no hay peor defecto que nacer imbécil y estúpido...
Y los amigos... nunca tuve ! Sólo amistades, no sentí la necesidad de contar mi secreto por miedo a ser rechazada y quedar completamente sola. Siempre intenté disimularlo, aguantando mis cabellos al conversar con alguien, o como hacía en clases llegaba mas temprano al aula para escoger el lugar donde me iba a sentar, contra la pared mas cómoda y menos arriesgada para los ojos curiosos, sobre todo el de las niñas coquetas y repelentes.
Hoy adulta aun sigue prisionera esa niña frustrada, introvertida, solitaria, triste, por ese mundo cruel que oprime los sueños de los más sensibles, que muchas veces guardan en sí un ser único con sentimientos puros, pero que se mantienen encerrados por miedo al rechazo, quiero dejar a esa niña libre y decirle que la vida hay que vivirla, agradecer la existencia de ser y estar aunque sea difícil.
Nací con un defecto físico que sólo logré ocultar o quizás disimular cuando comencé a sentir ese rechazo de los otros, las miradas dicen mucho, y las expresiones mucho más ! Qué difícil fue y sigue siéndolo. Algunas niñas curiosas que se daban cuenta que algo era diferente debajo de mis cabellos mal peinados encontraban la manera radical de verlo a la fuerza, los levantaban para luego ir a burlarse, mantener mi silencio y esas ganas de llorar o salir corriendo fue mi mejor arma, aunque quizás no hubiese servido de nada gritar o caerle a golpes a esos que me hacían sufrir, mi yo ! Esa niña sin defensa y culpable de ser diferente sufría y se decía que era normal que me trataran así ! Ya que fue mi culpa haber nacido "diferente", esas niñas coquetas que llevaban peinadas sus melenas con pinzas de colores, zarcillos hermosos que colgaban en cada una de las orejas, eran bellas ! Y yo una nada en un mundo que no era el mío. Cada noche pedía un milagro, quería despertar el día siguiente con mis dos orejas, y cada mañana debía enfrentar ese mundo cruel que me apuñalaba por ser diferente, mi defecto físico era para siempre y tenía que aprender a vivir con él, mi corte de cabello lo hacia mi mamá, era un solo y único corte "redondo" se burlaban siempre, que rabia sentía cada vez, ese corte duró toda la niñez, la adolescencia y parte de mi face adulta. Ahora soy yo misma que lo corto. No me importa la crítica ajena.
Quise siempre saber si como yo habían nacido otros, pero nunca tuve la oportunidad de conversar con nadie, sola en ese mundo pensé que era la única, cada vez buscaba entre rostros a ver si lograba ver a alguien como yo, pero nadie. En mi mundo no había tecnología, estaba restringido el saber por falta de medios económicos, ni computadoras, ni internet, ni teléfonos y los libros eran inalcanzables para mi familia. La duda y las preguntas me invadían a cada instante.