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La primera vez que pasó fue en la habitación de Temo, ambos se encontraban haciendo tarea mientras hablaban trivialidades de sus vidas, cuando por alguna razón Aristóteles se le ocurrió traer el tema a la mesa.
- Oye, Temo - llamó a su novio sin despegar la mirada de su cuaderno.
- Si, Ari? - contestó esperando la pregunta.
- Cómo... Cómo fue tu primer beso? - preguntó soltando la bomba, y al instante Temo se quedó inmóvil, hace rato le había hecho una pregunta similar pero había logrado escapar de responderla gracias a la alarma.
- B-bueno verás... Es que... Yo... tu sabes yo soy algo... bueno me entiendes que ajá.... Y allá en Toluca... y Diego... Bueno estaba yo en el closet y... y ... y - comenzó a balbucear cada vez más, soltando incoherencias y confundiendo a Aristóteles, quién lo miraba atentamente como si intentará adivinar lo que trataba de decirle.
- Espera, para ahí, no te enredes que no entiendo - exclamó parando el intenso balbuceo de su novio, puso ambas manos en los hombros de este y lo miró intensamente a los ojos- dime una cosa, Temo, alguna vez has besado a alguien? En los labios - preguntó seguido de la aclaración específica de "a dónde" se refería.
Temo agachó la mirada avergonzado y comenzó a jugar con sus dedos, nervioso de responder.
- No, nunca he besado a nadie - admitió entre dientes, su cara estaba rosada por la vergüenza que sentía al decir que aún era virgen de labios.
- Hey, no hay nada de malo con eso - animó Aristóteles, tomando ambas manos de Cuauhtémoc, haciendo que levantara la vista aún sonrojado.
- Realmente no te importa? - preguntó aún dudoso de que Aris no se estuviera burlando internamente.
- Nope, pero... - la voz de el Córcega fue bajando hasta que sólo fue un hilo apenas audible, aclaró su garganta y se sonrojo fuertemente, por lo menos lo suficiente como para que se notara en su bronceada piel - quisieras tu sabes.... Besar?
- Sólo si tu me enseñas - soltó sin pensar, Aristóteles casi se atragantó con su saliva al escuchar a su tierno novio soltar algo tan... Coqueto, Temo por otra parte sintió como se colorearon sus mejillas intensamente y pegó un brinco parándose.
-D-D-digo que... que... que - la voz le comenzó a temblar y no sabía cómo excusar su comentario, contrario a cualquier reacción que esperaba de Ari, este se paró a cerrar la puerta con llave- Aristóteles, que estas haciendo?
- Ven, siéntate - dijo tomando asiento en la cama de Cuauhtémoc, palmeando a su lado, Temo se acercó lentamente un tanto dudoso de lo que su novio quería hacer- no seas desconfiado - le reclamó medio en broma, haciendo que Temo apresurada sus pasos y se sentaba a su lado.
Aristóteles entrelazó sus manos que estaban en el colchón, y con la otra mano fue hasta la cara de Temo acariciandolo la mejilla.
- Ari, que...
- Shhh - le calló poniendo su pulgar en los labios de su novio, este los abrió un poco y lo lamió ganándose una sonrisa de Aris, quien lentamente comenzó a acercarse a él, y Temo gustosamente también comenzó a acercarse hasta que sus labios chocaron castamente en un pequeño y tierno beso.

El beso no duró nada, no fue un pico pero tampoco había sido un beso largo, más bien algo normal, haciendo que al separarse se quedarán a escasos centímetros viendo los ojos del otro con mirada atontada, aunque no duraron mucho asi, siendo Temo ahora quien tomó de la nuca a Aristóteles haciendo que sus labios se volviesen a juntar.

El beso no era como el anterior, era más duro, fuerte, más subido de tono. Temo lentamente se puso de rodillas en el colchón y comenzó a avanzar hasta Aristóteles, quién le sujetaba por el hombro y mandíbula, pasó una pierna encima del regazo de su novio, dejando una pierna a cada lado y colocándose sobre el regazo del chico Córcega.

- Ari... - soltó un jadeó separándose un poco de su novio, pero rápidamente volviendo a unir sus labios en un intenso beso.

La mente de ambos adolescentes estaba siendo nublados por una nube de humo que hacía que ellos actuarán por puro instinto, besándose con desesperación, sintiendo que el mundo se les estaba acabando. Temo se sentó en el regazo de Aristóteles y pudo sentir como su novio se estaba excitando, notando la presencia de un creciente bulto entre las piernas de este.

Aristóteles tenía sus manos en las caderas de su novio, siendo nublado por pensamientos indecorosos y una oleada de placer incontrolable que le dictaba hacer cosas poco aptas para su edad, una de sus manos se desplazó hacia arriba adentrándose en la camisa de Temo, quien tembló ante el contacto de la mano de Aris contra la delgada cintura que él poseía.

Aunque no saben hasta donde pudieron haber llegado, ya que unos golpes en la puerta hicieron que ambos se separaran asustados de ese intenso beso.

- Chicos? La cena está lista - esa era la voz de Susana, quien les sacaba de su nivel de lujurioso deseo.

- Ya vamos, Susie - respondió Temo levantándose de las piernas de su novio, estaba avergonzado y con un pequeño problema abajo, aunque no era el único, ya que vio como Aristóteles miraba hacia abajo y notaba la erección que Cuauhtémoc le había causado - L-Lo siento... - se disculpó bajito.

Ambos bajaron incómodos a cenar, intentando bajar, o por lo menos ocultar, sus erecciones y no actuar raro frente la familia Lopez-Córcega.

TENSIÓN SEXUAL《aristemo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora