Aristemo se encontraba en las gradas hablando, como normalmente ambos hacían desde antes de ser novios, sus manos estaban entrelazadas en la grada a su lado mientras ellos hablaban concentrados en su mundo, por lo menos hasta que Yolo interrumpió pasando en medio de ambos.
- No me miren así, es su culpa por andar con su joteria a medio edificio – les respondió a las miradas de muerte que ambos le lanzaron, haciendo un gento con los brazos abiertos; mostrando el pasillo vacío- además los venía a invitar a una fiesta, y tienen que ir.
Ambos chicos compartieron una mirada, Yolo no era de invitarles a fiestas ya que sabía que no les gustaba mucho, y menos si era de la escuela, su amiga tampoco era como que saliera mucho, pero si lo hacía tenía un motivo.
- Diego está de acuerdo así que no tienen opción, Ari es el único que maneja de nosotros cuatro así que ya te toco, sweetie – les comentó poniendo una mano en su cadera y lanzando su cabello hacia atrás.
Aristemo soltó un suspiro pesado, sabían que, aunque se negaran sería imposible convencer a Diego y Yolotl de no ir ellos, y terminarían siendo arrastrados por lo que decidieron no complicarse y aceptar sin remedio alguno.
- Ari? – llamo el López entrando por la puerta de la habitación de Aristóteles, se extrañó al no verlo hasta que escucho la puerta cerrarse haciendo que se asustara y volteara ver, en ese momento la respiración se le corto y sintió como las mejillas le ardían, también como la mitad de su sangre subía y la otra mitad bajaba...
Frente a sus ojos estaba Aristóteles Córcega, su guapísimo novio sin camisa y con la toalla enrollada en la cintura rebuscando en unos cajones.
- ¡Ari! – chilló asustando al moreno haciendo que casi se le cayera la toalla del susto, pero sus reflejos actuaron antes y no lo permitieron, no completamente, la toalla la tenía sujetada frente a su entrepierna dejando todo lo dejas descubierto.
- ¡Temo! Casi me matas de un susto – le reprendió sonrojado, medio compuso su toalla mientras temo miraba hacia arriba con tal de no invadir su privacidad – Ya puedes ver
- Perdón, tu mamá dijo que estarías acá así que solo entre no pensé que...
- Está bien, de igual forma, Temo, somos pareja y llevamos dos años – se compadeció Aris al ver el sonrojo de su novio, riendo se acercó a tomarle las mejillas y apretárselas.
Temo seguía más que sonrojado, viendo a cualquier lado excepto al magnifico cuerpo de su pareja, si bien Aristóteles había arreglado su toalla la había dejado más abajo dejando a la vista el camino de vellos, el cual se perdía en la orilla de la toalla, tampoco le estaba ayudando las gotas de agua deslizándose desde su barbilla hasta llegar a su levemente marcado abdomen.
- A-Ari, ponte algo de ropa – farfullo Temo con apenas un hilo de voz, se soltó del agarre del Córcega sintiendo como su nariz le estaba amenazando con tener una hemorragia y su parte baja una erección.
- ¿A caso no te gusta lo que ves, Cuauhtémoc? – le pregunto divertido para luego abrazarle por la espalda de manera posesiva haciéndole imposible a Temo soltarse de los brazos de Aris.
- Aristóteles – Jadeó el nombre de su novio sintiendo como este restregaba su pelvis contra su trasero, causando efectos en su entrepierna- se... Se nos va a hacer tarde – soltó otro jadeo, puso una mano en el brazo de Ari, pero este solo apretó más su agarre.
- Tenemos tiempo, amor – le murmuro ronco en el oído, mordiendo el lóbulo con algo de fuerza ganándose un gemido por parte del López - ¿No quieres? – las manos de Aristóteles se metieron en la camisa de Temo y comenzaron a subir por el abdomen de este hasta llegar al blanquecino pecho.
- Claro que quiero, pero... Tu mamá esta... Afuera – comentó entre jadeos, Temo deseaba el experimentar tal acto con Ari, diablos, tantas noches había deseado ello, después de la vez en su casa su mente había estado necesitada de más estímulos, y por las noches su imaginación volaba haciendo que Temo se removiera necesitado de que Aristóteles lo llenara.
- Seremos silenciosos, entonces – susurro bajando a su cuello, besándolo húmedamente, bajando con lentitud, la toalla en la cintura de Aristóteles se comenzaba a deslizar dejándole como Dios lo mando al mundo.
- A-Ari – soltó un gemido agudo, moviendo su cabeza para que su novio tuviese más accesibilidad a su cuello, necesitaba más, se dio la vuelta y atrapo los labios del Córcega con los propios, paso sus brazos por la nuca del contrario y lo jalo hasta que cayeron en la cama, quedando el rizado sobre Temo y la toalla de este abierta solo puesta en la espalda baja de Aristóteles.
Ambos sonrieron viéndose directamente, Aristóteles tomo la iniciativa esta vez, volviendo a besarlo, pero con más necesitas y dureza, Temo subía sus caderas queriendo sentir más la erección de su novio, y este no se quejaba ya que también movía su pelvis en busca de el contrario, el Córcega comenzó a desabotonar la camisa del otro y a bajar sus besos dejando un camino húmedo, y marcas.
- Ari, Temo estaba buscándote, pero creo que se fue, ¿no estará contigo verdad, Aristóteles Córcega Castañeda? – escucharon al otro lado a Polita hablar algo con duda, como si supiese que Temo estaba siendo sometido bajo los brazos de su hijo.
- N-No, Ma – le contestó con la voz temblorosa, sin dejar de ver al chico bajo suyo, el cual sonrió malévolo y comenzó a bajar su mano desde el abdomen levemente marcado del rizado hasta llegar a la base de su intimidad, sentía las mejillas quemarle.
- ¿Pasa algo? ¿Estás bien? – exclamó Amapola acercándose mas a la puerta.
- No, e-estoy bien – contesto a penas, mordiendo su labio al sentir un gemido avecinarse cuando Temo acaricio con un dedo su longitud.
- ¿Qué fue eso? Voy a entrar
- ¡No! – exclamo y se separó rápidamente de su novio para asegurarse de que la puerta no se abra. – estoy bien, ya... Ya voy a salir, no te preocupes
- Uhm, está bien, entonces – dijo no muy convencida, pero no abrió la puerta y se marchó.
- Estuvo cerca – Murmuro el López apoyándose en sus codos.
- Creo que mejor me arreglo para irnos – farfullo Aristóteles tomando algo de ropa de las gavetas, mientras se vestía Temo no despego sus ojos del cuerpo bronceado y definido de su novio, podía sentir como la boca se le hacía agua. - ¿listo? – volteo a verle
- S-si – contesto aun embobado, parándose.
Ese día la tensión creció, así como el deseo carnal y experiencia, ambos tampoco dejaron de pensar en lo que había pasado.
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TENSIÓN SEXUAL《aristemo》
FanfictionLa tensión sexual se acumula cada día más, y tanto Aris como Temo están frustrados a más no poder. Historia donde se recopila cada vez que les han cortado la inspiración.