The Gotham Prince

Feliz cumpleaños, príncipe.

Jason se sostenía fuertemente a los Barrotes de su cama, apretando la quijada con fuerza y sudando frío, tragando saliva y casi mordiéndose la lengua, su mano reposaba en su pierna derecha, demasiado cerca de su entrepierna, de haber extendido los dedos, hubiera rozado su zona privada, que tanta atención necesitaba, pero no lo hizo, porque de alguna forma su psique era más fuerte que toda esta basura de ser un Omega.

Encerrado en su habitación, Dick estaba en exactamente la misma situación, terriblemente enloquecido por su periodo de celo, su cabeza daba vueltas y su respiración se agitaba, jadeaba para sí mismo y temblaba, dejando que sus manos le dieran el placer que tanto deseaba, al menos hasta donde pudieran.

Así entonces, los Omegas estaban encerrados en sus habitaciones, apenas separados por un angosto pasillo, uno de ellos enredado en el placer de su cuerpo y un frenesí de locura… y el otro, luchando contra sus bajos instintos, tomando con tanta fuerza los barrotes de su cama, que estos cedían y se adaptaban a la forma de sus dedos…

─¡Pero es mi maldito cumpleaños! ─gritó un joven príncipe desde la cocina de la mansión─. ¡Nadie estuvo aquí cuando tuve 13! ¡Nadie lo estuvo cuando cumplí 14! ¡Está vez Todd y Grayson están arriba y nadie puede venir por esa estúpida mierda del celo!

El joven Wayne pensaba similar a Jason, pero definitivamente se lo tomaba diferente.

─Fue una coincidencia que me encontrara con Jason ─dijo su padre, pensando en el chico que corría a través de callejones buscando resguardarse de los alphas─. Sólo supe que era más seguro que estuviera aquí…

─Algún día tu también tendrás esa “mierda de celo”…

Dijo una voz tranquila desde el otro lado de la cocina, interrumpiendo un poco.

─¡Cállate Drake! ─siguió gritando el caprichoso muchacho─. ¡Eres la última maldita persona que quería aquí! ¡Joder! ¡Y eres el único disponible para venir!

Tim era un Beta, cada mes por 7 días se cuidaba a sí mismo… tenía más control de si, era prudente y también hábil, a diferencia de los dos mayores. Alfred, quien también era un Beta, le había enseñado todo lo que necesitaba saber para cuidarse en las obscuras y frías calles de Gotham.

Batman se sumió en sus pensamientos, un alpha fuerte, que poseía su harem personal de Omegas, había tenido muchos problemas para controlarse durante los periodos de sus hijos adoptivos mayores; Dickie le había rogado que lo mordiera, se había retorcido en sus brazos y Bruce cargaba con la terrible culpa de haber cedido a él, pero había conseguido no marcarlo. Jay había sido en cierta y retorcida forma, aún peor… había enredado sus piernas en Bruce y se había aferrado tiernamente, había pedido más, había temblado y cedido contra su orgullo… luego había huido y hasta ahora, no se había dejado morder por nadie, ni por el propio Bruce.

El problema era que Dick no tenía ni una pisca de control y desde que se había marchado, había tenido terribles conflictos para protegerse a sí mismo, enredándose con Betas todo el tiempo, como Bárbara, y media docena de chicas más, o quizá la docena entera y más. Jay se había enredado con Roy, otro Beta imprudente, pero que lo había protegido y satisfecho en cada ocasión necesaria, pero ya no estaban juntos…

─¡No voy a aceptar esta porquería! ─para cuando Bruce volvió a conectarse, Damian seguía en el mismo canal de gritos y furias─. ¡Iré a mi habitación y tomaré una siesta!

Salió azotando la puerta con fuerza.

─Tim, cambiate… saldrás a patrullar esta noche conmigo.

Una orden clara y firme. Y Tim obedeció, un instante después, era ya Red Robin.

Si Bruce. Su padre. Era un Alpha, era probable que él también lo fuera, pero hasta hoy, en su cumpleaños 15 no había aún despertado su celo y era imposible descifrar lo que el niño era, además de ser una molestia. Y ahora, un probable Alpha estaba encerrado en una mansión con dos Omegas en celo…

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Actualización:

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