-Oh no, aquí empezamos- agarro mi mochila en donde contenía las herramientas de trabajo y me dirigió al sitio pero el me detiene agarrándome del brazo.
-Hoy quiero verte trabajar por tu cuenta, no quiero que ayudes a nadie. ¿Entendiste?- me mira fijamente y yo me pongo nerviosa. No siento miedo, pero su mirada y la presión que siento en mi brazo me pone incómoda.
-Esta bien- me suelta el brazo y prosigo a caminar hacia mi madre. Ella me mira preocupada y me pregunta: -¿Qué pasó hija? ¿Qué te dijo?-
-Nada mamá, solo quiere que trabaje sola, no debo ayudar a nadie- digo ordenando mi lugar de trabajo. -Susam tienes solo 7 años esto no esta bien, voy hablar con él- se dirige hacia el pero yo la detengo del brazo. -No mamá por favor, vas a tener problemas. Esto se tiene que resolver de otra manera. Lamentablemente hay que seguir aguantando, no tenemos a donde ir ni tampoco dinero- ella me mira triste y comenzamos a realizar el trabajo.
El día se hizo largo como todos los anteriores. Trabajábamos hasta medio día, mientras descansábamos un poco mi madre preparaba sándwich para almorzar y luego seguíamos trabajando toda la tarde. Así era durante el verano. Luego llegaba la temporada de cosecha y yo comenzaba las clases. Era la única de mi familia que asistía a la escuela, mis hermanos mayores habían abandonado por causa de ir a trabajar.
Me encanta ir al colegio, tengo amigos que me acompañan siempre y profesores que me alientan cuando llego triste a clases. Asistir a clases me libra de los problemas en mi casa. Recuerdo una vez que una compañera, Amalia, me contó que jamás había escuchado a sus padres discutir en frente de ella, ni ver que su madre era golpeada por su padre. Nunca su padre le había levantado la mano y la trataba con respeto. Debo admitir que sentí algo de envidia al escuchar lo que me decía, veía su felicidad grabada en su rostro. Ambas teníamos 6 años pero con vidas totalmente diferentes.
Todos los días me despierto pensando en que debo seguir para adelante, asistir a clases y cumplir mis metas. Quiero recibirme en una universidad y trabajar para ayudar a mi madre. Mi madre, Patricia, conoció a mi padre, Armando, cuando tenia 17 años, no pudo seguir sus estudios. Desde ese momento ella sufre maltrato por él, ella trabaja y le entrega su sueldo a él. Supuestamente el dinero es para poder comer, pero no, él compra alcohol.
Aún no entiendo como seguimos viviendo con él, mi madre tiene miedo de irse y no tener que comer. Dejarnos solos con un extraño para ella poder ir a trabajar. Aunque pensándolo bien, eso seria una mejor vida. Aguantaría hambre y frío necesario con tal solo no ver la cara de mi padre nunca más.
Recuerdo a personas que me decían -Eres solo una niña, no debes odiar a tus padres, respétalos-yo respondía "No debemos respetar a alguien que no te respeta, un padre debe saber querer a sus hijos y no dejarse odiar por ellos". Me trataron de hija maleducada y contestona. Yo solo trato de defenderme y defender a mi madre y hermanos.2
31 de enero del 1994
Querido diario: Hoy es mi cumple, estoy tan feliz como triste. Me he despertado con un cariñoso beso de mi madre, ella tiene la costumbre de despertarnos con besos y cosquillas. Amo a mi madre, amo verla reír, amo su fuerza. La admiro.
Son las 5:45 ¿temprano no?. Hoy me toca ir a trabajar como todos los días. Y si, aunque sea mi cumpleaños debo ir. Estoy ansiosa por ver que me regala mi mamá y mis hermanos. Aprecio la fuerza que hacen por obsequiarme algo todos los años.
¿Sabes por qué estoy triste?. Estoy segura que como todos los años hoy no recibo saludo de mi padre. El no le gusta hacer esas cosas. Sabes, el jamás nos ha demostrado cariño, no hemos recibido besos ni abrazos por parte de él. Jamás nos ha dicho que nos quería, aunque dudo si lo siente. Pero eso no me interesa, creo que me he acostumbrado. Me conformo con el cariño de mi madre y hermanos.
Esta bien me despido, espero ver pastel hoy.
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Cierro mi diario y me quedo un rato sentada en la cama, imagino como seria un cumpleaños con una gran fiesta y muchos invitados, comida deliciosa, muchos globos color rosa, amigos riendo y poder ver a mi familia unida. Sacudo mi cabeza negando mis pensamientos y me digo a mi misma -basta de pensar cosas imposibles para ti- me cambio de ropa y salgo de mi cuarto.
En el pasillo me encuentro a mi abuela caminando hacia mí con una gran sonrisa: - Abuela ¿Como hiciste para entrar sin que mi padre no te reclame?- pregunto mientras le doy un abrazo. Mi abuela, madre de mi mamá, no siente cariño por mi padre y él muchos menos por ella. Mi padre siempre la trataba mal cada vez que ella venia a visitarnos, desde que eran jóvenes mi abuela aconsejaba a mi madre para que no se casara con él. Ella había presentido que su hija no iba a ser feliz. Eso hizo que a mi padre le naciera el odio por mi abuela.
Ella era viuda, a mi abuelo jamás lo conocí había fallecido cuando mi mamá solo tenia 8 años. Desde ahí mi abuela tuvo que salir adelante criando a sus tres hijos sola y sin ayuda. Estoy segura que mi mamá es una mujer guerrera gracias a mi abuela. Estoy orgullosa de tener mujeres así en mi familia.
-Ay Susam, ¿sabias que tu padre se ha ido esta mañana temprano? Antes que tus bellos ojos abrieran- me dice acariciándome el rostro.
-¿Me dices que se ha ido? ¿Pero a dónde? ¿Mi mamá se ha ido también?- hablo mientras camino hacia la cocina buscando a mi madre.
-Susam tu madre y tus hermanos se han ido al trabajo, me llamaron para que te cuidara por hoy. Debes descansar en el día de tus cumpleaños- se acerca a la heladera y saca un pastel pequeño y en el estaba grabado "Feliz Cumpleaños Su".
-Quiero que mi madre y mis hermanos estén aquí conmigo- mi angustia corría por dentro mío, la tristeza me devora. No podía pensar que para mi cumpleaños número 8 solo iba a tener de compañía a mi abuela. No podía imaginarme no tener a mi madre cantándole ni a mis hermanos diciéndome que pida un deseo antes de soplar la vela.
-Hija no te pongas triste, tu madre y hermanos estarán acá antes de las 19:00. Mari, tu hermana, me dijo que te tenia una sorpresa. Ah, Pedro y Tiago no se han olvidado de ti. Tus hermanos mayores también tienen algo para obsequiarte.- coloca el pastel en la mesa con sus 8 velas de color rosa, mi color preferido. Le agradezco por el pastel, cierro los ojos y pido un deseo "Que mi familia alcance la felicidad", soplo las 8 velas y miro a mi abuela sonriendo. Ella sabia cual había sido mi deseo.
Pasaban las horas del día y yo me divertía con ella, jugábamos a las escondidas por casa. Me leía mis libros favoritos, hacíamos karaoke y me preparaba sus galletas deliciosas. En cada momento se me venia a la cabeza que estaba sola con ella, y no tenia a los demás cerca mío. Eso me hacia poner triste, pero ahí estaba mi abuela para levantarme el ánimo. Al fin eran las 18:30 y mi abuela debía irse. - Susam, estoy contenta por el día de hoy. Espero que tú también lo estés. Me tengo que ir, no será buena idea que tu padre me vea acá- me da un beso en la frente y la veo salir por la puerta.
Me doy la vuelta y observo mi casa, veo mis libros en el piso, las galletas arriba de la mesa los almohadones tirados por todos lados- Oh no, debo limpiar esto antes de que lleguen- empiezo con la limpieza hasta que escucho el sonido de la camioneta. Me acerco a la ventana y veo que de ella baja mi madre llorando y mis hermanos preocupados. No podía ver a mi padre que aun permanecía dentro de la camioneta.
Entra mi hermano y me da un abrazo, -Feliz cumpleaños Su, te quiero mucho enana- Tiago mi hermano mayor me da una sonrisa forzada y se dirige a su cuarto. Al segundo entra mi hermana y Pedro mi otro hermano.
-Ey enana, felicidades espero que la hayas pasado de pelos con nuestra abuela, Mía te tiene un gran regalo y obviamente yo no me he olvidado de vos- se ríe y me da una palmada en el brazo derecho. Sonrió mientras mi hermano se acerca a mí y me da un beso en la mejilla. -Feliz cumpleaños hermana, otro año de superación. Felicidades- la agarro del brazo y le hablo al oído.
-Mia, ¿por qué mamá esta llorando? Él le hizo algo ¿verdad?.-
-Si Susam, el tomó alcohol esta tarde. Esta ebrio, discutió con nosotros y con nuestra madre. Quiso golpearla pero Tiago y Pedro intervinieron, ya sabes como siempre pasa- me dice tocándose la cabeza y suspirando. Veo que entra mi madre y me da un abrazo, siento sus lágrimas tocar mi frente.
-¿Mamá estás bien?- ella asienta con la cabeza y se seca sus lágrimas. La sigo abrazando hasta que escucho un golpe en la puerta.
-Susam ve a tu cuarto por favor, ahí viene él-
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Sobreviviendo en tiempos difíciles
RandomSusam una chica de 25 años transcribe a su computadora la historia de su vida contenida en su diario al cual la ha acompañado desde que tenia 7 años. En el ha relatado su día a día desde pequeña, contando su sobreviviencia en tiempos difíciles, los...