Nuestros monstruos | Ragoney

Nuestros monstruos

¡Feliz Navidad, año nuevo, y sobre todo, felices reyes!

Aquí está mi OS para el #AmigOSinvisiblesRagoney2! (es el # que hemos usado en twitter para que podáis leer las historias de todas las autoras que hemos participado!)

El mío va dedicado para mi amiga invisible, @agooneyzandoo ♥

Escogí tu tercera opción, la que decía que fuera sobre "Tus monstruos", así que aquí está. ¡Espero que te guste! Y quienes lo leáis, también ♥

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27 de noviembre

Colocó la maleta sobre la cama, buscando el cargador del móvil que creía haber metido en su mochila. Sin embargo, no tuvo éxito.

Había sido el primero en llegar al hotel porque era el único que estaba en Madrid aquellos días, debido a que se acercaba su última función de la llamada, y debía ensayar. Pensó en llamar a Nerea para pedirle el favor de que le llevara un cargador, pero sabía que la chica estaba ocupada y sería una putada hacerla moverse hasta allí.

Estaba en aquel lugar para la grabación de la canción del anuncio de Coca-Cola, pero no era el único que aparecería por el hotel. Tenían habitaciones individuales, por lo que decidió usar su último minuto de batería para decirle a Aitana el número de su habitación, y que así, cuando la chica llegara, le buscara y prestara el cargador. Sin embargo, la catalana le avisó de que llegaría bastante tarde aquella noche, con lo cual no debía esperarla ni para cenar.

Suspiró.

Por el grupo de whatsapp, todos habían dicho que llegarían tarde porque tenían otros compromisos, por lo que estaría horas allí, solo. Y sin batería en el móvil.

Decidió tirarse en la cama, coger su libreta y un lápiz. Le gustaba escribir, o más bien, garabatear, con lápiz.

Cuando escribes en lápiz, rectificar es muy fácil.

Rectificar es algo que no se le ha dado bien nunca, y en más de una ocasión le habría gustado que sus actos hubieran sido hechos a lápiz, para poder borrarlos. Cambiarlos.

Especialmente sus decisiones.

Siempre intentaba actuar de acuerdo a sus principios, a lo que él consideraba que estaba bien. El problema es que no siempre tomaba las mejores decisiones, no siempre estaban bien.

Y ya se ha arrepentido de muchas.

Como en todo lo que se refería a Agoney.

Al cual iba a ver aquellos dos días, sin estar preparado mentalmente para ello. Hacía mucho que no le veía, y aunque habían intercambiado un par de palabras banales en aquellos meses, seguía poniéndole nervioso tener que hablar con él. No porque no quisiera hacerlo, sino porque en ocasiones no se sentía con derecho a hacerlo.

Ambos tenían caracteres muy fuertes, y cuanto más conoces y te abres con alguien, más llega a ver tus monstruos, y tú los suyos. Ambos habían visto, y peleado con sus propios monstruos y los del otro.

Y eso había sido lo que les había separado.

No ser capaz de lidiar ni con los propios, ni con los ajenos.

Había sido un año demasiado intenso para ambos, con muchos cambios, con muchas malas experiencias. Se habían tenido el uno al otro, se habían apoyado como nadie, pero no habían sido capaces de gestionarlo. Demasiado análisis mediático en su peor momento.