Tratar de ocultar lo que me pasa, lo que veo y escucho, se vuelve cada vez más difícil.
Las voces hablan más, más y más fuerte a cada día que pasa y ella también aparece.
Después de la muerte de Natalia, tengo muchos problemas para dormir bien, me despierto en medio de la noche o simplemente no puedo conciliar el sueño.
Ya pasaron 5 días desde el accidente, pensé que al haber pasado tanto tiempo irían disminuyendo los problemas para dormir o las voces dejarían de hablar pero no, sigue igual o peor y tengo miedo de intentar decirle a mi familia o algún amigo y que este me etiquete de loco porque no lo estoy.
Es difícil tener que lidiar con todo esto yo sólo, sin nadie a quien acudir, por este estúpido miedo a ser juzgado.Estoy en el trabajo intentando hacer todo lo posible para pasar desapercibido y realizar mi trabajo a la vez, siento que todos me están mirando y eso me estresa, se me dificulta seguir con mi trabajo. Voy a pedirle a mi jefa para retirarme más temprano utilizando alguna excusa que se me venga a la cabeza de camino a su oficina.
Estoy por entrar a la oficina cuando escucho la voz de Natalia llamándome desde la puerta que se encuentra al lado de la de mi jefa. Cambio de curso, dirigiéndome hacia la puerta, siguiendo la voz que me llama con un tono que siempre creí dulce, amable y hermoso, que me enamoro la primera vez que la escuché, pero ahora me encuentro frente a la puerta esperando, deseando que todo lo que sufrí haya sido una pesadilla. Abro la puerta con los ojos cerrados por miedo a la verdad de saber que no está ahí pero al abrirlos, la logró ver con su bello rostro, su cabello largo y negro como siempre me gustó y sus hermosos ojos. Camino lento hacia ella, temiendo que desaparezca, voy yendo más rápido hasta llegar a ella y le doy un gran abrazo pero, al separarme de ella, miro hacia todos los lugares posibles con desesperación y deseo de encontrarla pero no logró verla. Me encuentro en el piso sintiendo como las lágrimas salen sin poder detenerlas, después de unos 5 minutos me sereno, limpiando mis lágrimas con un pañuelo.
Luego de reponerme, salgo de la habitación y me dirijo a la salida del trabajo intentando no pensar en lo que pasó hace un rato, aunque va a ser difícil si ellas no dejan de hablar y, aunque a veces se callan, siempre vuelven.
Antes de volver a casa me encamino a comprar comida y algún chocolate para satisfacer mi hambre. El lugar es bastante grande, casi me pierdo buscar el chocolate que quería, pero llegue a pagar todo con lo justo, porque no traía de más, entonces salgo del lugar y voy para mi casa. Pero en el camino me percato de que alguien me está siguiendo.
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No hay psicosis sin delírio
Short StoryLucas Rojas es un hombre de 22 años que después de la perdida de su novia se le comenzará a dificultar aún más su contacto con la sociedad. Se recluira a tal punto de perder su trabajo y dañar a su familia.