Misión

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Los pasos resonaban dentro del gran lugar, una estructura metálica que recubría las paredes y el suelo del lugar abandonado. ¿Una fábrica? ¿Un refugio? ¿Qué fue antes? Tragó saliva, el lugar estaba oxidado, con golpes y paredes dobladas en las esquinas. Alzó su arma, sigiloso. Esperaba encontrarse con algún enemigo dentro, pero el lugar estaba desierto.

Tal y como lo decía el informe.

Un laboratorio abandonado.

Siguió caminando, bajando la cabeza de vez en cuando por los cables que salían del techo sin ningún reparo. Poco a poco la luz comenzó a fallar, mostrando como los focos bajaban de intensidad. Sacó su linterna para colocarla en la base de su arma, con cañón largo, con una línea azul que le rodeaba.

Cruzó a su derecha, luego avanzó por un pasillo largo que lo condujo a una puerta que al abrirla, le dio de lleno el aire que circulaba en ella. La oscuridad comenzó a ser problemática. No había suelo en esa habitación circular, pero si una escalera por la cual podía descender. Apuntó hacia abajo, intentando ver el fondo, pero apenas lograba ver una parte de la escalera. Fastidiado, revisó su brazo, este tenía un artefacto rectangular, que mostraba un mapa con líneas verdes y dos puntos que le guiaban por el lugar. Con el dedo, arrastró el mismo para visualizar donde debía ir.

Guardó el arma y la lámpara; las botas semi altas, resonaban en el metal, guiado solo por el instinto. La oscuridad pareció tragárselo mientras intentaba llegar al fondo. Paró por un momento para acomodarse la capucha junto con el visor, el cual encendió. No era la primera vez que se encontraba en una misión así, pero el lugar tenía algo extraño. Debía ser precavido.

-Agente Y1578, saldrá a las 0200 horas para la Operación de reconocimiento especial –Un sujeto de cabello azul de corte recto y elevado le dio una especie de chip, el cual tomó el agente para insertarlo en el aparato rectangular de su brazo, este emitió un pitido al leer la información, mostrando con pequeños hologramas las instalaciones y la información que necesitaba.

-Detección de actividades, destrucción y eliminación del lugar, recuperación de elementos... ¿Una sola persona? Señor –Leyó la información para verle, un tanto contrariado.

-Es información clasificada, Agente –Aclaró neutral –Tu deber en la resistencia es...

-Vencer al enemigo sin importar el costo, vencer para obtener la libertad –recitó seguro, cambiando su posición a una de respeto y orgullo.

-La comisión confía en usted, por ello una sola persona basta para esta misión.

Tocó el suelo, aun recordando el porqué de la misión. El traje negro con leves manchas verdes le ocultaba completamente. Llevaba un cinturón con bolsas y un par de herramientas las cuales sacó y las unió, estas al contacto se transformaron en un bastón eléctrico. Avanzó con sigilo, con el sonido de sus pasos evidenciando su presencia.

Recorrió varios pasillos igual de dañados que los anteriores, topándose con charcos pequeños de agua, vidrio fragmentado y más basura por doquier. El laboratorio parecía haber sido abandonado hace meses, sin alguna señal de vida.


-¿Te irás a una misión? –Un joven parecido a él, de cabello azul con mechones cortos amarillos, de ojos celestes, vivaces. Su piel blanca contrastaba con la grasa y algunas manchas negras que delataban su trabajo. Se quejó abiertamente con el soldado, quien asintió levemente; Este tenía el cabello en puntas elevadas, de negro el fondo con mechones morados, sus ojos grises que marcaban la naturalidad de su personalidad; seria, imponente. –Regresas vivo ¿Me oyes?

-Claro, claro –Yugo enfurruñado, le entregó dos cartucheras, dos cajas negras y un visor nocturno. –No te preocupes, regresaré.

-Es en serio, Yuto. Te expones demasiado al peligro, no te quiero ver en una caja, hermano –Suspiró para poner atención al equipo que le había dado –Esto es el bastón eléctrico que te prometí, úsalo bien. Llevas dos repuestos de municiones de secuencia rápida y el visor que lo arregle. Espero que no lo vuelvas a dañar.

-Gracias Yugo.


El chillido de varios animales le despabiló del recuerdo. Al voltear, varias ratas gigantes se lanzaron a él; una de ellas detuvo la patada que lanzó, percatándose que tenía medio cuerpo humano. Golpeó con el bastón a la primera, electrificándola. Las otras aprovecharon la apertura y una le sujetó para morderle, este le propinó un par de puñetazos que la hicieron chillar en el suelo, embistió con la otra rata, golpeando las paredes que vibraron frágiles.

Corrió por el pasillo que comenzaba a desmoronarse, escuchando como los chillidos eran apagados por los escombros. Pateó la puerta que tenía a la derecha, derribándola y entrando a tiempo que el lugar se bloqueara por completo. Tosió un tanto por la nube de polvo, levantándose. Revisó de nuevo el mapa, estaba en el lugar indicado. Era una habitación grande, llena de artefactos, camillas con sábanas de lo que fue restos y sangre, dos tubos gigantes al fondo, uno fracturado sin funcionar y el otro que emitía un brillo leve, dentro había una criatura despedazada, un pequeño reptil de escamas rojas, brillaban como el metal. Faltaban órganos y medio cuerpo, el resto parecía haber sido destrozado por muestras. Revisó el tubo y el animal estaba sin vida.

Las máquinas estaban destrozadas, tapando el camino de la siguiente habitación contigua. Saltó entre ellas apoyándose con sus manos para ver varias celdas, vacías exceptuando una. Esta tenía una pared transparente, que lanzaba chispas verdes levemente.

Con el bastón golpeó la placa metálica que pedía la confirmación de seguridad. Con ello, se desactivó la pared dejando ver otro pasillo iluminado por luces de baja intensidad, para llegar a una habitación circular, estas máquinas y aparatos que llevaban conectadas con cables hacia el centro, donde se encontraba una cámara pentagonal.

Frente a él se encontraba un chico suspendido entre lo que parecía ser electricidad y no agua como esperó. Tocó el panel de los controles que tenía frente e él para apagar los sistemas. Era extraño que fuese lo único salvable del lugar. Dos, tres pitidos registraron las máquinas para ver como estas desplegaban los cristales para dejar al chico flotando entre una leve lluvia de chispas. Al acercarse a él, se apagó todo cayendo en sus brazos. Bajó de la plataforma para dejarle en el suelo. Cabello verde y rojo por debajo, un tanto largo y desordenado. Pálido y con una bata blanca que apenas le cubría. Llevaba en la cabeza una especie de auriculares con unos lentes adheridos al mismo, cubriendo sus ojos. Llevaba brazaletes, tobilleras y collar de metal que brillaban tenuemente con líneas de circuitos en rojo. Intentó quitárselos, pero fue imposible.

Tal cual saco de papas lo cargó en el hombro, para salir de ese extraño lugar.

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Gracias a Kibo145 por darme la historia en adopción, espero que les guste este nuevo proyecto.

Pasen feliz semana. 

The ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora