Caminando, solo, por los pasillos de la escuela. No quiero estar aquí. De hecho, no quiero estar en ningún lado. Ya me tiré el año y no es como si me importara mucho. Lo único en mis pensamientos es poner un pie delante del otro y llegar a detención.
Entro a la sala y prefiero no mirar a nadie a la cara. Saludo con desdén a la señorita que está cuidando a la bola de errores del colegio.
Como el obediente error que soy, me siento, saco disimuladamente unos audífonos y ahogo todo en música. Qué importa, ¿no?
De soslayo veo que una chica me mira. ¿Que querrá conmigo? ¿Es que acaso soy tan raro? Planeo voltearme con la determinación de mirarla fijamente y hacerla sentir incómoda. Soy bueno para hacer sentir incómoda a la gente. Aquí voy... uno, dos, ¡tres!
¡Ah! No logro mirarla por mucho tiempo. Qué chica tan hermosa. ¡Y qué valor! Sostuvo mi mirada con curiosidad, como si no fuera extraño en lo absoluto.
Decido simplemente ignorar sus ojos clavados en mi. Me recuesto en el pupitre y finjo dormir. ¿Finjo dormir? No, en realidad termino dormido.
Una mano me sacude y despierto. Restriego las manos contra la cara y subo los ojos hacia la persona que me sacó de mi sueño. No veo nada, sólo el borrón de la silueta de alguien.
–¿Quien eres?– murmuro.
–Me llamo Clara. Y ya acabó el castigo. Te acompaño a tu casa.
No tengo tiempo para procesar nada, sigo atontado mirando como la chica hermosa guarda mis cosas y se pone mi mochila en el hombro.
–Vámonos, ¿quieres?
Me levanto y no logro decirle que prefiero irme solo. ¿Qué me acaba de pasar? Vamos caminando por la acera. No sé cómo hablarle. Me avergüenza que cargue mi maleta, así que la tomo de su hombro y me la pongo. Me mira, sorprendida, y luego sus ojos se rasgan un poco mientras sonríe.
–Pensé que me ibas a dejar cargarla todo el camino. Entonces si eres un chico amable, ¿eh?
No logro articular nada. Mis labios están sellados por su intimidante presencia.
–Supongo que tienes nombre. Sabes cuál es, ¿cierto?
Abro la boca, y el sonido finalmente decide salir.
–Si. Me llamo Nicolás. Y no tienes que acompañarme, Clara. Estaría bien si sigo desde aquí.
–¿Pero qué dices? Si mi casa queda de camino. No importa, lo haré de todas formas.
Y yo soy el raro. No le digo nada más y me resigno a mi suerte. Extraña suerte. Caminamos un rato. Cada que la miro, ella sonríe. Linda sonrisa. Linda chica. ¿Por qué una linda chica me acompaña a casa? Llegamos, a la pura entrada. No falta sino que abra la puerta. Parece hasta que quisiera entrar a saludar.
–Nicolás, te lo voy a confesar todo.
¿Y ahora de qué habla?
–Me gustas desde hace tiempo, Nico. Y ni siquiera me conocías. Pero ahora me conoces. Espero y nos llevemos bien. ¿Qué dices? ¿Quieres algo conmigo?
¡¿Qué?! La chica que acabo de conocer me está preguntando si quiero algo con ella. Mis ojos de plato y mi boca medio abierta se plasman por un momento. No sé cuánto tiempo pasa cuando ella vuelve a hablar.
–Ahora que somos amigos, te regalo un consejo. No me tomes tan en serio, Nico. –Clara guiña el ojo y sonríe ampliamente. –Entonces me voy. ¡Nos vemos mañana!
Y el tiempo me parece algo nulo mientras la veo alejarse. ¿Quién es esa chica?
Listo! Capítulo 1! Qué estoy haciendo? Lol.
ESTÁS LEYENDO
Solo Te Quiero Para Que Juegues Conmigo (Somos Amigos)
Любовные романы"Dices que somos amigos, luego suspiras, me besas y dices que no lo arruine..." Nicolás es un chico común y corriente, desinteresado y despreocupado de todo, menos de Clara. Y Clara es una chica con sentimientos confusos, hasta para ella misma. Y a...