Hasta el Final del Arco Iris

Capítulo N° 3

- "Una noticia" -

- 2 años atrás -

Comenzaba a amanecer, se sentía por la luz que pasaba por la ventana del cuarto, y se notaba aún más debido a que las ventanas poseen cortinas blancas, provocando que la luz fuera un poco más intensa, lo único que hizo el chico al sentir la intensa luz, fue darse la vuelta en su cama, dándole la espalda a la ventana y tapándose la cabeza con las cobijas.

Después de un rato, se empezó a escuchar ruido proveniente por toda la casa, la puerta de la habitación se encontraba cerrada, pero aún así, se podían escuchar pasos, murmullos, y también que los responsables de estos ruidos hacían cosas...minutos después, la madre del menor entró a la recámara.

- ¡Ya despierta Rafa!, tenemos muchas cosas que hacer... *Dijo sacando el cesto de ropa sucia que estaba a un lado del clóset* ...¡Anda! *Moviendo las cobijas enrolladas* - Al ver que su hijo no reaccionaba, se dirigió hacia la cabecera de la cama, coló su mano por los espacios de las cobijas y empezó a acariciar el cabello del chico, y de ahí pasó a su mejilla - ¡Mira nada mas!, ya te hace falta un buen corte de cabello... - Eso último despertó al menor.

- ...Hay no... *Somnoliento* ...así me veo genial... - Solo se escucho como la madre daba una risa ante lo que dijo su hijo, después de eso, agarro el cesto y salió de la habitación - ¡Pero ya levántate!... - Gritaba la madre ya desde el pasillo.

Rafael dio vuelta para ver la ventana, aún no me acostumbraba totalmente a la luz, cerró un momento sus ojos, se los tallo mientras soltaba un bostezo, ya una vez abrió sus ojos, se volvió a acomodar en su cama, pero esta vez viendo hacia el techo...tal vez se quedó en esa misma posición por unos 15 minutos...no contó el tiempo, no lo recordó...hasta que alguien llamó su atención tocando su puerta, y esa alguien era su hermana menor Valeria.

- Dice mamá que ya te levantes, porque sino tu desayuno se enfriará... - Dijo una vez se encontraba parada a lado de la cama - Ya voy, y sabes que no me gusta que entres a mi cuarto, ¡Largo! - Demandó Rafael, ella solo le daba la espalda para comenzar a caminar hacia la puerta, pero antes de salir, dio media vuelta y le enseñó la lengua junto con el dedo de enmedio.

- ¡Maldita mocosa! *Sentándose de golpe en la cama* , ¡Vuelve aquí!... - Era demasiado tarde, ella ya estaba corriendo por el pasillo para llegar a las escaleras, solo se escuchaban las risas de la infante - Malcriada... - Dijo el chico como último, sin más, dio vuelta y se sentó en el borde de la cama, agachó un poco su cabeza para buscar sus pantuflas, una vez las vio, bajo de la cama para dirigirse a ponérselas...

Una vez afuera de la comodidad que le podía ofrecer su cama, pasó su mirada por toda la recámara, como si estuviera buscando algo, pero no sabía qué...hasta que se topó con su reflejo en uno de los espejos de cuerpo completo que tenía en la pared, "admiro" su reflejo por un momento, el chico nunca dormía con pijama, solo con boxers, y una camiseta de tirantes.

Una de las ventajas de ser delgado es que con poca ropa cualquiera se ve sexy, Rafael miró por un momento su rostro, de ahí pasó a su cabello alborotado, bajo su mirada por su pecho pasando por su abdomen, no tenía cuerpo fornido, pero de vez en cuando realizaba ejercicio en su cuarto. Bajo su mirada hacia su cintura y hacia su cadera, no pudo evitar sentirse orgulloso por su cuerpo, y por el esfuerzo que hacía por mantenerlo así, eso era en lo que más se enfoca cuando hace sus ejercicios, por último bajó a sus piernas, sin duda agradecía haber nacido lampiño, su piel por si sola es suave.

- Cuidado, no te vayas a perder en el espejo - Rafael dio un pequeño salto del susto, cuando dirigió su mirada hacia la puerta para ver el responsable que dijo eso, se encontró con la visita nada deseada de su hermano mayor Marco - Maldito, ¿Desde hace cuánto tiempo está ahí parado viendome?... - Pensó el menor.