Capítulo 22

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Después de salir de casa nos dirigimos a un restaurante, poco común, lo único que Mateo me había comentado era su gusto por la comida que preparaban allí. En el momento de pedir los platillos quede asombrada, debía admitir que no era por sus grandes platillos, eran sus maravillosos nombres sin sentido, ¿como pretendía que eligiera si no había ni una sola imagen para que atrajera mi atención?. 

-te aconsejo que pidas este- sugerio Mateo señalando uno de los nombres extraños de la carta, lo observe con las cejas en alto. 

-te aseguró que te sorprenderás.

Seguí el consejo de Mateo. Mientras esperábamos hablábamos de nuestra infancia.

Aproximadamente diez minutos después se acercó el mesero con los platillos.

-Aquí tiene caballero- al colocar el platillo a la mesa Mateo sonrió dichoso.
- para usted, señorita.

Mi pasmo no dudo en aparecer al ver aquel platillo inexplicable. Mateo no se equivocaba al decir que quedaría asombrada.

El mesero se retiro, Mateo noto mi expresión y rio, al escuchar su risilla, hable en seguida.

-E-en realidad, no estabas mintiendo-

-eso parece, ¿atónita?

-¡como no!

-¡te va a agradar!, come- en seguida tome el cubierto y tome un trozo, Mateo me observaba con sus cejas ancladas, como esperando con ansias mi opinión, solo me límite a sonreír. Mientras llevaba el tenedor a mi boca un olor fétido se apoderaba de mis fosas nasales.

-lo siento, no puedo- deje el tenedor sobre el plato y cubrí mi boca y parte de mi nariz. En realidad deseaba entender si la comida era de ese tipo o aún me sentía mal por la pequeña intoxicación.

-eh... Tranquila no pasa nada- acarició mi mano izquierda que estaba sobre la mesa, sus caricias me hicieron tiritar.

-R-realmente lo siento.

Este sonrió y siguió cenando, aún con su mano apoyada en la mía.

Al terminar de cenar, el mesero se acercó, entre sus manos traía la cuenta, la cual de inmediato fue entregada a Mateo.

-permíteme pagar la cuenta- hable de inmediato, al ver como este sacaba su chequera.

-No, esta cita la pagó yo.

Negué con mi cabeza.

-yo la pagaré, esta será mi recompensa por no salir contigo anoche, y el plato que no logre comer- deslice la cuenta hacia mi por la mesa.

-Hermosa, ¡no puedo permitir eso!

Levante la cuenta para observar el total, «240». El precio por aquella cena de olor fétido tenía un costo de ¡240 dólares!. Era tarde para retroceder, gastaría todo el dinero de la semana.

Fingí una sonrisa y tome la cartera de mi bolso.

-hermosa, la próxima vez me encargo yo, te llevaré a un lugar más lujoso.

Por fortuna la próxima la pagaría él, o quedaría en banca rota por un mes.

Después de salir de aquel restaurante nos dirigimos a una heladería, al comprarlos decidimos ir a hablar a uno de los mejores parques de la ciudad. Era tan grande e iluminado.

Estando en ese lugar nos sentamos en los columpios a hablar mientras comíamos nuestros helados.

-¿desde hace cuanto tiempo vives aquí? - preguntó luego de probar su helado.

-Desde que nací, podría decir.

-¿¡no has vivido en otra ciudad!?

-bueno... Si, viví durante un año con mi abuelo en otra ciudad. - ¿y tú?, no me has dicho de dónde eres.

-yo... Bueno, nací en esta ciudad, pero mis padres se mudaron a otro país y volví hace tres años.

-¿que te hizo regresar nuevamente?

-mi trabajo.

-¿trabajo?

-si, mi padre murió y todas sus acciones fueron heredadas a mi, su único hijo. Ahora soy dueño de la mitad de las acciones de una empresa de hostelería - hizo una pequeña pausa y continuó hablando - Ahora que lo pienso no sólo volví por ello.

-entonces, ¿por qué?

-volví en busca de felicidad, al igual que nuevas experiencias y amor. En estos momentos pienso que he encontrado todo lo necesario, incluyendo el amor - me observaba con una sonrisa en sus labios. No pude evitar hacer lo mismo.

Minutos después decidimos caminar por el lugar.

-Alice, ¿que es lo más descabellado que has echo? - preguntó.

-podría decir que... La vez que escape de casa después de discutir con mis padres.

-¿que edad tenías en ese entonces?.

-exactamente nueve años.

-ya han pasado varios años...

El silencio invadió el espacio por varios segundos, pero este fue cortado por la suave risilla de Mateo.

Lo observe confundida, él dirigió su atención hacia mi mientras sonreía ampliamente, causando que sus ojos se enchinaran. «¿a caso quiere que muera?», podía sentir un cosquilleo en todo mi cuerpo ante su acción.

-Tal vez lo que diga sea muy extraño, pero... - respiro profundo y continuó hablando - quédate conmigo esta noche - se detuvo en seco.

Me detuve centímetros en frente de él y parte mi mirada de la suya, para después dirigírla al suelo. Aunque le estuviera dando la espalda, sentía su mirada clavada en mi.

-N-no... - me interrumpió.

-olvídalo- se acercó a mí. - vamos te llevaré a casa- dio varios pasos y se detuvo cuando empecé a hablar.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2023 ⏰

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