Capítulo III

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Correr o Morir.

3 de Agosto 6.45 p.m 

Perdón por no continuar la carta anterior, se le dificulta a Will ser mi traficante dentro de este castillo hecho fortaleza. 

Continuando. 

Me encontraba bajando del Jolly Roger cuando escuché a Garfio despertar a sus hombres.  Ya en tierra, cerca de la laguna, observé a la distancia como los hombres enterraban el cadáver. 

-La guerra se acerca- pensé.

Caminando, mil preguntas invadían mi cabeza. -¿Cómo pudo morir?, ¿habrá mas maneras?-. Sea como sea no quería saberlo en ese momento, apresuré mi paso, me detuve en una colina y logré visualizar el Árbol del Ahorcado, llamado así en honor a los niños que no encuentran la felicidad, en Neverland o en cualquier lugar. 

Lentamente busqué uno de los pasadizos secretos. Puede que los piratas no hayan actuado, pero los indios siempre están de caza. Con los primeros rayos de sol en mi rostro, logré ver una marca de zorro(mi marca) en un árbol.  Susurrando un hechizo en su centro este se abrió. 

"En la noche mas oscura, en el día mas brillante, si mis  pesadillas me asechan, si mis enemigos me persiguen, si no sé a donde ir, tú escóndeme, ocúltame, porque yo solo quiero jugar. La voluntad del Niño Perdido".

El árbol al instante cambió su corteza de color café a turquesa, abriendo una puerta en su centro me adentré sobre una escalera que lleva a un pasadizo subterráneo. Recorrí el túnel iluminado por el viejo polvo de hadas; recolectando  varios hongos, en estado de nostalgia, recordé que sus favoritos eran los amarillos, yo en lo particular prefería los azules, me recordaban a mi viejo hogar, triste, pero era mi viejo hogar.

Toqué el suelo con los pies, corrí lo mas deprisa que pude cuidando no caerme; Pan nos había enseñado a ser precavidos, siempre nos decía que cuidáramos nuestros pasos, literal y figurativamente... y lo hicimos. 

Si un pirata descubría nuestros pasadizos no era problema, no sabían el hechizo para abrirlo, ni siquiera tu Wendy. Y si lo descubrían, era mas probable que se quedaran atrapados en ese laberinto de túneles antes de llegar a nuestro fuerte. Dicho esto, debo admitir que incluso para mi fue difícil el recordar los símbolos que usábamos en varias ocasiones , y eso que yo escribí algunos. Como sea, me había perdido en ese entonces. Cuando llegué estaban todos dormidos, todos excepto Peter, el no estaba en el escondite. 

Dando un fuerte respiro aprecié la última vez que verá ese escondite, ese hogar en el que habíamos hecho tantas travesuras; desde jugar guerra de calzones, hasta esconder el oro del Capitán Garfio. Tratando de no hacer ruido tomé mi morral y lo llené de varias pertenencias, un poco de ropa ligera, cosas de supervivencia, armas y varios objetos mágicos, entre ellos una brújula y mi arpa. Mientras me acomodaba la capucha de zorro busqué el túnel mas cercano al Arroyo, el último lugar donde Garfio me buscaría. Al darme la vuelta, una figura se movía en la penumbra, un chico... un niño. 

-¿Te vas tan rápido?- Habló un Peter Pan lloroso. Al igual que yo él tenía su corazón roto. 

-No te culpo, aquí no es un lugar para reír y jugar, aquí no siempre se puede ser libre. Sé lo que pasó, ella me lo contó-.

-¿Vas a detenerme? Por favor no lo hagas. ¡El vendrá por mi!-. Dije mientras sacaba un cuchillo. 

-No voy a detener, de todos modos te buscará. Tiene los medios y el motivo. Así que huye, escóndete, ¡ve lo mas lejos posible!. Pero siempre esconde tus pasos y-... silencio -Busca alguien de confianza... yo creí hacerlo-.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2019 ⏰

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