Admirador secreto

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Ese día los cuatros comenzamos a hablar de lo mejor, e incluso Poo se integró más a nosotros, perecía que me había equivocado, si era más callado y serio, aunque era un buen chico, él y los demás eran de lo más buena onda. Los cuatro salimos juntos al recreo y seguimos conociéndonos y platicando

Después de un rato de tanta charla y risas, sonó el altavoz, seguro era para que volviéramos a clases, sin embargo no nos preocupaba ya gracias al buen maestro que nos había tocado, sabíamos que podíamos seguir charlando en la sala, al menos por el resto del día.

Una voz al otro lado del parlante nos indicó que hiciéramos filas antes de irnos a nuestras salas de clases, como si fuéramos soldados, filas de hombre y filas de mujeres. Todos tuvimos que obedecer y guardar mucho silencio.

―¡Hola. ¿Se escucha bien?... Pequeñas ratas de alcantarilla jaja, les queda como anillo al dedo eso, ratitas, mis ratitas, ¿adivinen quién les habla? Pues sí, soy yo, el gran amo Porky! 

―¿Qué se cree ese gordinflón tratándonos así? ―Poo masculló en voz baja―. ¿Y quien carajos es? Que se joda, yo no soy rata como Ness.

―Bueno mis pequeños ―agregó el chico desagradable ese―. Se preguntarán por qué carajos yo me estoy dirigiendo a ustedes y no el director, pues es fácil estúpidos descerebrados. Resulta que les vengo a informar a todos ustedes sobre las reglas y castigos que mi padre el director les aplicará jajaja, les tenemos preparadas una buena dosis de castigos, ¿quieren oírlas? ¿No? Pues me importa un moco, las van a obedecer quieran o no, para eso me servirán a mí jajajaja, el amo y rey del 8-B.

―Además es de nuestra clase, que mal. ―Paula se quejó en voz baja.

―No recuerdo haberlo visto la clase anterior ―dijo Jeff―, debe ser que andaba con su padre haciendo esas absurdas reglas.

―Ya que nadie me responde o levanta la mano porque son unos inútiles sin cerebros que les ayude pensar, se las diré de todos modos, comencemos con las reglas; Regla número uno, no maltrataras al gran amo y señor Porky.

Regla número dos, te referirás al amo y señor Porky como «Gran amo y señor Porky» .

Regla número tres, no serás más popular que el gran amo y señor Porky.

Regla número cuatro, no tendrás novio ni novia, esto incluye a los maricas a las lelas jajaja, sólo el gran amo y señor Porky tiene el derecho a tener novias.

Regla número cinco, yo seré el único bravucón de esta escuela.

Regla número seis, los hombres deber usar sus pantalones sobre el ombligo y las mujeres con sus faldas hasta los tobillos los quiero con el cabello peinados como si fueran libros los chicos y las chicas con un par de trenzas, nada de otros peinados que no sean los que acabo de mencionar, por esta vez se les perdona como están porque estas reglas las acabamos de hacer yo y mi padre en la hora anterior.

Regla número siete, ser puntuales con la llegada a la escuela, y por ultimo regla número ocho,  nada de góticos y emos, nada de esas cosas y estilos. Dicho esto comenzaré con los castigos: Expulsión inmediata si rompes cualquiera de estas reglas, es todo, pueden largarse a sus respectivas salas de clase estúpidas ratas mal olientes y putrefactas.

―¿Ese tipo esta loco? Todo iba bien para mi hasta que dijo que tenemos que usar los pantalones sobre el ombligo. ―Me quejé, que vergüenza...

―Pues a mi no me joda, no tengo mucho cabello y no voy a usar los pantalones hasta arriba, ni muerto, que no cuente conmigo o antes de que se me acerque tan siquiera le enseñaré mis nudillos. ―Añadió Poo.

―Ya te quiero ver mañana Poo con tu poco cabello como libro y que se te remarquen las canicas por el pantalón hasta arriba. ―Me mofé de mi amigo.

Él sólo se sonrojó y se cruzó de brazos con cara de querer decirme "cállate culero".

―¿De qué te burlas Ness? ―Paula se metió a la defensiva de Poo―. Te recuerdo que tú también deberás llegar así.

―Al menos no pareceré pingüino con las piernas tan juntas, solo se te verán los pies, ya te imagino con un par de trenzas sobre un libro jajaja seguro te verás bien divertida. ―Me reí también de ella.

―A mi no me parece divertido, esto parece una penitenciaria, lamentablemente no puedo quejarme con mi mamá, sino me quedo sin estudios y no deseo eso... ―Dijo ella suspirando derrotada.

Lamentablemente al volver a clases Porky se integró esta vez, por lo que tuvimos que continuar las clases como en cualquier escuela ordinaria, no pudimos seguir platicando, el maestro seguro nos puso a trabajar porque el gordinflón nos acusaría a todos y a él de no hacer nada... qué aguafiestas. Acabamos trabajando como chinos en matemáticas.

Al día siguiente...

Puess la mayoría había hecho caso absoluto al reglamento del parido por el culo, solo me vi a Poo que era algo más rebelde, no llegó con el libro en la cabeza ni con el pantalón hasta arriba, al menos su dignidad es más grande que una posible expulsión, pero cuando el puerco se le acercó a mi amigo en el recreo poniéndose frente a frente a él..., Poo le dio un empujón hacia atrás sin miedo alguno, más bien el gordinflón parecía temer esta vez. 

  ―¡Conmigo no te metas si no quieres perder todos tus dientes!

Wow, y eso que Poo desde que lo vi parecía bien tímido... al menos él hizo a Porky Minch retroceder asustado, seguro iría corriendo a acusar a mi amigo con su padre. 

Más que tener que hacer tanta tarea aquel día lo que nos fastidiaba a todos era tenerlo a él ahí, nos sentíamos incómodos, nos observaba a cada momento, pero seguro no decía nada porque eramos muchos contra uno y debió ser consiente de que cualquiera perdería la paciencia o le diría algo así como lo había hecho ya Poo, tal vez es por eso que a él lo perdonó por venir vestido diferente, era probable que el gordo le tuviese bastante miedo, ¿qué tal si yo también lo hacía y me vestía como se me pegara la gana? Mh... mejor no, preferiría ser un cobarde que probar suerte en ello.