Desearía poder volver atrás en el tiempo. Rebobinar la vida y empezar de nuevo. Desearía volver al día en el que no te conocía, al momento en el que podía cerrar los ojos y lo primero que acudía a mi mente no era tu rostro.
Odio este silencio, odio escuchar en él el goteo incesante de tu nombre en mi cabeza, igual que martillo contra pared, provocando ecos en mi conciencia tan profundos que cuando rebotan vuelven a mí en forma de cruel carcajada.
Ojalá volver al principio de todo, al momento cero. Volver a ese instante en que tu sonrisa se cruzó en mi vida y ya no hubo forma de detener lo que sentía. Ojalá volver a ese día y susurrar en mi oído un simple “haz las cosas bien esta vez”.
Puede que así comprendiera que lo que teníamos, por “para siempre” que pareciera, podría llegar a tener un final, un punto y aparte en el que cada uno se fuera por un lado sin volver la vista atrás.