El Reino del Sol y la Luna.

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Era una noche fría. El cielo estaba despejado y lleno de estrellas, pero en el horizonte se asomaban unas enormes nubes que cubrirían el cielo a partir de la próxima mañana.

Estaba en una habitación pequeña junto a la luz de una lámpara adornado de estrellas y lunas a su alrededor, creando figuras en las paredes, el suelo y las ventanas cercanas a la cama de mi hijo.

Teru era un niño amable y amoroso. Sus cabellos blancos y su timidez fueron sacados por mi parte, y sus ojos azules y su adoración por la música fueron sacadas de su padre.

Cómo adoraba a este niño. Siempre sale a jugar con su camisa azul cielo, y por encima lleva un chaleco negro que hace juego con sus pantalones cortos de color negro. Sus calcetas blancas muy cerca de sus rodillas y sus zapatos de un color repetitivo como el negro en su ropa. Suele saltar y cantar en la pradera a la que siempre vamos a visitar. Es su favorita porque ahí se encuentran florecillas moradas que inundan el pasto y lo convierten en un paraíso fantástico.

Esta noche estamos él y yo en su habitación, mientras que mi esposo, Soraru, lavaba los platos después de la cena.

---¿Me contarás una historia para dormir?--- preguntó mi hijo con su tono de voz chillón.

---¡Claro que sí!--- le miro con ternura y recargo mi espalda en la silla de madera que rechina por mi peso.--- Esta vez te contaré una historia de amor y aventura.

---¿En serio?--- sus ojos brillaron de la emoción.

---Así es--- le sonrío.--- Cuenta la historia de dos reinos muy distintos...

》Nos transportamos a los primeros 500 años después de la creación del planeta Tierra. No existían todavía los  seres prehistóricos, solo eran esos dos reinos divididos por un gran muro de cristal conocido como la única frontera. El primer reino era llamado Reino del Sol, y curiosamente el día duraba más que la noche. Era cálido, poseía los paisajes más hermosos gracias a los rayos del sol, y la mayoría de los animales se encontraban ahí. Y el otro reino era llamado Reino de la Luna. La noche duraba más que el día, y sus paisajes también eran muy hermosos, sobre todo cuando las luciernagas aparecían en los lagos y en sus bosques habitados por animales generalmente peligrosos.
Ambos reinos no solían llevarse muy bien, esto porque ambos lugares tenían ciertos recursos que el otro reino carecía y ocupaba. Constantemente entraban en discusión, y esto afectaba a los ciudadanos de ambos lugares, pero dejando el lado de la guerra, los dos reyes tarde o temprano iban a dejar su trono a sus únicos hijos.

En el Reino del Sol, el rey tenía como hijo único a un chico de algunos dieciocho años de edad, su cabello era albino y sus ojos de color carmesí. Era muy amable con la gente y tímido a la vez. Muy pocas veces podía salir del reino y visitar los lugares que a él le gustaban mucho, y cuando estaba en el reino, se aburría de tanto estudiar y de estar solo.

Un día, su padre le dio la oportunidad de salir, pero le pidió que para la hora de la cena, regresara. El príncipe no perdió ni un segundo y salió del gran castillo en su caballo blanco, trotando a gran velocidad, cruzando el bosque habitado por ciervos, exóticas aves, ardillas, entre otros animales. Al final había llegado a su lugar favorito; una enorme cascada de aguas limpias, y donde las florecillas de muchos colores florecen en todas partes. El lugar estaba rodeado de enormes árboles donde los pajarillos hacían sus nidos, y donde otros mamíferos pequeños corrían entre las ramas llenas de hojas verdes.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2021 ⏰

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El Reino del Sol y la Luna - SORAMAFU [One-shot] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora