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Chae podía ser realmente obstinada cuando se lo proponía, tanto que más de una vez se había ganado buenos regaños por parte de los profesores cuando respondía con altanería alguna observación que le hacían.

— ¡Chae, a la biblioteca! —Le había dicho su profesor de matemáticas cuando la vio lanzarle un avión de papel a su mejor amiga y golpearle en la nuca para llamar su atención.

— ¡Pero si sólo es un papel! —Dijo apretando los puños mientras sus compañeros la miraban atónitos por gritarle al profesor que sólo se sobaba las sienes intentando calmarse para no estrangular a la chica de ojos oscuros.

— Y sólo es una biblioteca. Ahora fuera —Le señaló hacia donde estaba la salida.

Arrastró los pies y su trasero fuera del salón con la intención de escaparse del castigo, después de todo ¿quién iba a velar porque ella realmente estuviera en la biblioteca? Así que optó por irse hacia una de las bancas del patio para escuchar música.

— ¡Chicas! Miren a quien tenemos aquí, Chae la insolente —El grupo que siempre le hacía comentarios maliciosos pasó por delante de ella con aires de superioridad.

— Ah, Dios... Ya decía yo que olía a animal muerto por aquí —Espetó con sarcasmo alejando con el pie a una de las chicas que se había acercado mucho a ella —Quítate, me tapas el sol y quiero broncearme.

— ¡No me pongas tus sucias Vans en la ropa!—Esta retrocedió ofendida y le lanzó una mirada asesina a la chica que la miraba divertida.

— Entonces te quitas y ya está.

— Mira Chae perra, estás buscando tu muerte —Le dijo la más fiera de todas batiéndose el cabello de un lado.

— Me llevas rosas amarillas a la tumba, gracias —No había nada que Chae no contraatacara y cuando se pensó victoriosa de su riña un grito desde la ventana del tercer piso la hizo sobresaltarse.

— ¡Jung Chae, ven aquí de inmediato! —El profesor de matemáticas estaba furioso por descubrir que la chica se había saltado el castigo.

— Joder... —Se quejó recogiendo sus cosas —Esto no se ha terminado, trío de chihuahuas epilépticas. Les voy a batir ese cabello en el suelo cuando las vuelva a ver —Amenazó yéndose a mala gana hasta donde estaba el profesor.

Después de un buen segundo regaño, Chae tuvo que obligatoriamente irse a la biblioteca con la amenaza de que si no lo hacía la iban a suspender por dos días y no podía darse ese lujo. En dos días era...

— El puto examen de matemáticas —Le comentó a su mejor amiga quien la había ido a visitar a la hora del almuerzo —¿Me trajiste algo de comer por lo menos? Me estoy muriendo —Fingió dolor echándose hacia atrás en la silla.

— No, lo siento Chae. Todo se acabó muy rápido, todos andan como locos porque Agust D viene hoy a dar una charla sobre las empresas del kpop en la secundaria.

— Disculpa —Dijo con la mirada clavada en su teléfono —¿Agosto qué?

— Mierda Chae, ¿por qué siempre eres así cuando hablan de kpop?

— Porque... —Fingió pensar en algo —¿De verdad no me trajiste nada?

— Joder, me voy. Nos vemos a la salida —Dijo su amiga ofendida.

— ¡Sunhi, no me dejes! —Dijo dramáticamente cuando vio a su amiga dar un portazo —Ya... qué sensible —Se quejó volviendo a clavar la mirada en su móvil.

Chae podía ser obstinada y pedante pero la verdad es que no tenía la culpa de no interesarse por cosas como el kpop. Es decir, le gustaban algunas canciones pero no rayaba en la locura. Pensó un rato en disculparse después con Sunhi por cómo había actuado y mientras mataba el tiempo en la biblioteca formuló miles de disculpas pero ninguna sonaba sincera.

trapped → min yoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora