Vergüenza

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Fue una total sorpresa para la peli-rosa cuando su hermano llegó en medio de la madrugada, eso para ella era la clara señal de que tendría que consolar al pobre Sanji por culpa del inepto de su hermano.
—¿Qué haces aún despierta mocosa? -tan "amable" como siempre el tosco de su hermano la tiro del sillón donde ella veía la televisión-.
—Creí que no llegarías hasta mañana -comentaba haciendo ademan de golpearlo mientras lo veía detenidamente en busca de algún tipo de marca que le hiciera ver que "algo" pasó- ¿no deberías estar ligando con alguien o qué se yo? -este no contesto y solo se recostó en el sillón-. Te hice una pregunta.

- No es de tu incumbencia mocosa, pero, ¿Por qué tanta curiosidad por mí, que tramas? - cuestionaba ahora el peliverde-.

- ¿No puedo preocuparme por el inadaptado de mi hermano que solo se preocupa por sus espadas y por entrenar? -contestó a modo de defensa- además las personas normalmente cuando salen de fiesta no regresan tan temprano, a menos que... ¿intentaste ligarte a alguien y te rechazo? – sabía que estaba hablando sin fundamento porque su hermano tenía una larga fila de admiradores y admiradoras, pero a ella solo le importaba saber que había pasado con Sanji-.

- ¡Claro que no! – grito avergonzado y un poco ruborizado-.

- ¿Entonces? – interrumpió impacientemente la peli-rosa-. ¡Ya se, intentaste ligarte a alguien, pero en el momento tu "amigo" no funciono! – sabia que su hermano intentaría matarla por decir eso, pero necesitaba saber que había pasado-.

- ¡No seas ridícula – grito aún más rojo- no hubo ningún problema con mi desempeño, solamente tome una cerveza y salí de ahí salí con un chico, hicimos lo que teníamos que hacer y de ahí regrese aquí! – al terminar de gritar se puso pálido por lo que acababa de decir y se fue a su cuarto-.

- ¡Zoro espera!, ¿Cómo fue que llegaste a casa sin perderte? – por un lado, estaba aliviada, pero al mismo tiempo estaba nerviosa, ¿ese chico habría sido realmente Sanji?, quería creer que si, además estaba esa situación, su hermano podía perderse hasta dentro de su propia casa por su mala orientación y ahí estaba como si nada-. ¡Zoro! ¡Aunque no abras la puerta, solo respóndeme!

- ¡Ya déjame en paz mocosa! – grito mientras escondía su rostro en la almohada-.

- ¡Con un demonio Zoro, al menos dime si el chico era rubio! – grito para después caer en cuenta lo que había dicho, así que hizo lo que mejor le pareció al notar el ruido al otro lado de la puerta. Salió corriendo rumbo a su cuarto y ahora se invertían los papeles, ella se encerraba mientras Zoro gritaba a la puerta cerrada-. "Perdóname Sanji". 

- ¡¿Cómo sabes que era rubio?! – era ilógico que ella supiera algo de eso, a menos que, ella tuviera algo que ver.

- ¡Fue un decir! recuerda que a mi no... ¿no me gustan los rubios?, si eso, entonces prefiero que tengas tus aventuras con chicos rubios, que con cualquier otro tipo. – era absurdo y ella era consciente de eso, pero daba igual mientras su hermano no lo notara.

Encuentro (ZoSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora