Reto 3

11 0 0
                                    

-Tu protagonista se mira en el espejo y ve algo que no debería estar ahí.-

Ok, vamos a ponernos serios ya con este asunto de los retos, voy a comenzar el relato con algo que me sucedió pero de manera inversa.

Le dolía todo el cuerpo y su piel quemaba como si estuviera recibiendo el calor de la estufa, sentía que sus pies palpitaban y su cabeza comenzaba a dar vueltas. Llegó a duras penas a la casa. Normalmente ella amaba su casa, la lejanía con el resto de las casas y aún así la facilidad con la que podía llegar; claro que  es más divertido cuando lo hacía en su bicicleta, las distancias se sentían más cortas, el viento en su piel la refrescaba aún del más desconsiderado rayo de sol ¡El tiempo se pasaba en un parpadeo! Desgraciadamente, Robbie (el cachorro que acababa de acoger en su casa, después de que ella y su novio lo encontrarán buscando sobras detrás del estacionamiento del cine) estaba en la etapa de probar la resistencia de los objetos con sus dientes, dando como resultado que la bicicleta de Ross quedará completamente desecha. Robbie había salido indemne después de mirarla con sus grandes ojos grisáceos moviéndole la cola de felicidad, como si le hubiera hecho un favor al deshacerse de un objeto tan inseguro para ella. Ray, su novio, había prometido llevarla el fin de semana a comprar una nueva, de mejor calidad, y de momento se ofreció a llevarla al trabajo por las mañanas y recogerla a la hora de la salida.

Ahora que estaba exhausta le pareció una tontería no haber aceptado la oferta de Ray, ella no quería ser una carga y mostrarse un poquito atlética (para evitar el gym), en la mañana no hubo problema alguno, pero en la tarde... el clima, más el cansancio de la caminata matutina, el desgaste de trabajo y la falta de comida, hicieron que Ross sintiera que había recorrido 5 veces la distancia que separaba su trabajo de su casa.

Robbie la recibió con mucha emoción y alegría, pero ella no estaba de ánimo, acarició un poco la cabeza peluda del can y después se fue a su habitación. Casi grita del susto cuando se vio en el espejo, su blanca piel estaba completamente enrojecida, como si alguien hubiese arrojado  pintura roja sobre ella ¡sus brazos incluso tenían pequeñas ampollas debido a las quemaduras que había sufrido!.
Se acercó más al espejo, inspeccionando su aspecto, viendo el daño que le habían dejado esas 2horas de camino a casa. Dejando de lado el color, su cara estaba intacta, por suerte. Ross exhaló aliviada,  bajó la vista a la esquina del espejo y vio el reflejo de un pequeño objeto brillante en el suelo, algo que no estaba ahí cuando se marchó. Girándose sobre sus talones, fue hacia el extremo de la habitación en donde el objeto (de tamaño menor que su pulgar) desprendía un brillo verde, azulado; era la parte interna de una concha ¡y no era la única, había todo un camino detrás de ella.
Ross creyó que Robbie había encontrado esa concha y la había desbaratado por toda la casa, como normalmente lo hacía. Así qué dejó su lado detectivesco y se dejó caer en su cama, dispuesta a quedarse dormida. Sintió el peso sobre sus párpados, señal de que estaba entrando en su subconsciente, y se dejó llevar. Estaba por alcanzar el primer sueño cuando sintió algo húmedo recorriendo la planta de sus pies. Trató de ignorarlo, pero el sentimiento no desaparecía.

-Robbie, por favor, déjame dormir. Jugaremos mañana.

Nuevamente sentía la pesadez en su cuerpo, cuando escuchó un fuerte estrépito detrás de su cama, un sonido que seguro provenía del jardín. Sintió miedo, pero  Robbie estaba completamente tranquilo, feliz de verla.

- Se supone, que tienes que defenderme. - Robbie no entendía el tono de Ross. Solo la miraba completamente feliz. -Cachorrito, chiquiado. Si no fuera tan lindo y adorable tendrías  el deber de ir a investigar quién es, pero no quiero que te pase nada, Ray se pondría más triste si te pasa algo a ti.- Le dio una sonrisa amplia a Robbie, dándose así el ánimo que le faltaba para ir a investigar.

No había mucho en su cuarto con que pudiera defenderse de un atacante así que revisó rápido el pasillo y con el alma saliéndosele del pecho, fue corriendo a la cocina a conseguir un rodillo para masa (no tomó el cuchillo porque ella era muy torpe con las cosas filosas y de seguro en lugar de lastimar a su atacante se lastimaría ella misma.
Había mucho silencio, para Ross eso no era algo bueno, significaba que lo que fuera que estuviera tras ella estaba a punto de atacar. Caminando por el pasillo hacia el jardín,  algo le lastimó la planta del pie al momento de dar el paso ¡Era el camino de conchas! Ella se volteó para ver al cachorro que iba junto a ella, él seguía moviendo su colita, para él eso era un juego y pensando en cómo se había comportado con ella y con Ray cuando recién lo encontraron (asustado, siempre con su colita entre las patas, evadiendo las miradas) se dio cuenta que no  estaban en peligro, si lo estuvieran Robbie estaría realmente inquieto.

-¿Tienes algo que mostrarme entonces, Robbie?- Su tono hacia él era cariñoso y juguetón, lo que hizo que Robbie ladrara de felicidad y se pusiera a dar pequeñas carreras a la distancia para regresar inmediatamente, era su manera de decirle que tenía que seguirlo.

Llegaron al jardín y lo que encontró fue a Ray tratando de acomodar las macetas colgantes que tenían en la casa.

-Lo siento, hermosa. Te desperté con el alboroto. Trataba de esconder tu regalo para mañana que estuvieras más descansada, pero golpee mi cabeza contra una de tus macetas y las demás comenzaron a caer también.
-Íbamos a esperar hasta el fin de semana para ir a comprarla, amor. - Ross ya estaba ayudando a recoger el pequeño desastre y cubierta de tierra se encontraba una hermosa bicicleta color menta, con llantas negras de cara blanca, una canasta en la parte de enfrente y un pequeño descanso en la parte trasera.
-Robbie me convenció de ir.
-¿Robbie? ¿Ahora hablas porroñiol?
-Sabes que tiene otras maneras de comunicarse, tú también lo entendiste, sino me estarías dando de palos en este momento; por cierto, buena elección de arma blanca.
-¿Cómo te convenció?
-Cuando lo lleve a pasear  la mañana, se soltó de la correa y fue hasta la tienda de Enrique, creo que le gusta mucho el olor del hule nuevo. Acababa de recibir un embarco de modelos nuevos con un mayor estándar de calidad y mayor duración. Una inversión de ganar ganar. Así lo dijo él. Tenía ya todas vendidas hasta la semana pasada,cuando un cliente decidió tomarse unas vacaciones en lugar de comprar la bicicleta.
- Tenemos un perro demasiado inteligente.
-¿Te gusta?
-Es hermosa ¡podemos salir los 3 a pasear!  Bueno en lo que crece Robbie, esa canasta le va a quedar pequeña muy pronto.
- Hay que salir a estrenarla, no perdamos más tiempo. - Le beso la mejilla a su novia y le pasó su casco.- yo conduzco, tú disfruta.
De los 3 , el que más disfruto el paseo fue Robbie, sus orejitas ondearon en el viento en todo momento, él cerraba sus ojos y dejaba que el viento hiciera lo que quisiera con él. Llegaron hasta el parque y compraron un helado para compartir, era un deleite para Ross ver a su pequeña familia tan feliz. Ella era muy afortunada, todos eran afortunados de tenerse los unos a los otros.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 23, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

52 retos de escritura 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora