Capítulo II.

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-¿En qué te puedo ayudar?- Traté de reclamarle sobre el susto, pero quede atónita ante su profunda mirada sobre mi, y solo logre hablar torpemente.

-Quiero la especialidad de la casa, por favor.- dijo para terminar con una sonrisa perfecta, de esas que muestran dientes perfectamente blancos y de lo más cuidados.

-Lamento decirlo, pero el bar aún no abre. El servicio comienza a partir de las 6 pm.- Hablé segura. -Así que...- Mire la puerta de tal forma que ella entendió que debía partir del lugar.

-Hmm vale linda, nos veremos más tarde- Guiño junto con una sonrisa pícara y camino a la salida moviendo sus caderas sensualmente.

Quede impactada ante esta hermosa mujer, puedo asegurar que no supera los 24 años, y vaya que su sonrisa deja sin aliento a cualquiera.

Olvidando a la mujer de hace unos momentos, seguí con mi trabajo, debía apurarme, pues los demás compañeros no tardaban en llegar para comenzar con el servicio del bar, y hoy más que nunca debíamos sorprender ya que el jefe vendrá a administrar el trabajo que hemos hecho y al igual sacara a aquellos que "no le sirven", así que debo esforzarme.

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-Vamos Julianne, un trago no es nada, yo lo pago.

¿Porqué las personas insisten tanto en que beba? ¿Desde cuándo es una obligación hacerlo?.
Mis compañeros de trabajo insisten en que me tome algo, pero honestamente no tengo los ánimos para tomar y menos ahora que el jefe esta administrando el desempeño de cada uno de los empleados, y, por lo menos yo, no quiero perder mi trabajo, me pagan muy bien como para que solo por un trago, todo se vaya a la mierda.

-Entiende que no, Laura!, no echaré al coño mi trabajo.- Comencé a enojarme más de lo común, algo que todos notaron y decidieron continuar con su trabajo.

-No es para tanto, Julianne.- Dijo cabizbaja para luego ir a su lugar de trabajo.

Ya eran entre las 11:00 pm y la multitud iba en aumento, el jefe traía en carrera a todos los empleados, algo que a los clientes de cierto modo comenzó a incomodarles y eso no me gustó para nada, ya que de ser así, empezarían a partir del establecimiento.

Así que me arriesgue y fui a hablar con el jefe.

Carraspee al estar a su lado.

Él volteó con facciones serias y mirada fría.
-¿Qué se te ofrece? ¿no deberías estar trabajando?- musito para luego volver a su postura firme e intocable.

Suspire pesadamente para continuar hablando.
-Mire la cara de los clientes, ¿Qué nota en ellos?.
Me miro confuso y prosiguió a mirar la multitud y así respondió.
-Diversión, miro cansancio, en algunos tristeza.
-Mire más a fondo.
-Mejor dime ya que es lo que quieres que vea, estas acabando con mi paciencia!.
-Bien, usted no lo nota, sin embargo todos y cada uno de ellos están incómodos al trato que usted le da a los empleados, su expresión muestra culpa, ya que tienen en mente que por tanto pedir y pedir, usted los regaña por no hacerlo más rápido de lo que pueden, y vaya, si seguimos así terminarán por irse cada uno de los clientes para que así los empleados puedan descansar y rendir en su trabajo.
Véalos, están cómo maquinas, apenas y pueden suspirar.

Me miro de la forma más extraña que no puedo ni imaginar.

-Tienes razón ... ¿Cuál es tu nombre?- Preguntó con la misma seriedad que al principio.
-Julianne, Julianne Freeman a sus órdenes.
-Hablaré con los empleados para solucionar este problema, gracias Freeman.- Me dedicó una sonrisa casi invisible.
-Julianne, solo Julianne. -Sonreí y continúe con mi trabajo.

La Lujuria De Los Golpes. (Temática Lésbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora