| H A M L A F F |

|F I R S T B U R N|

•Histórico AU

La puerta principal se abrió de golpe, dejando ver a un Hamilton cansado, con la respiración agitada y totalmente preocupado. Seguramente pensaba que podría llegar antes de que su amado se enterará de lo sucedido, pobre ingenuo.

-He guardado todas las cartas que me escribiste. Desde el momento en que te vi supe que eras mio, dijiste que eras mio, yo realmente pensé que eras mio- El francés se encontraba frente a la gran chimenea del hogar, en sus manos sostenía una pequeña pila de cartas -¿Sabes lo dijo Thomas cuando leyó lo que habías hecho? Él dijo: "Te has casado con un Ícaro que ha volado muy cerca del sol"-

-Gilbert, por favor deja que te explique- Alexander miro suplicante a su pareja mientras intentaba acercarse a él.

-¡No! no des un paso mas en mí dirección- Dijo Lafayette con firmeza poniendo su mano derecha entre medio de ellos y dando un paso hacia atrás -Ya no puedo confiar cerca tuyo. ¡No!, no creas que pidiendo perdón volverás a mis brazos- Miró de reojo la chimenea, la cual estaba prendida -Quemaré las cartas que me escribiste, puedes quedarte ahí parado si quieres. Ya no te reconozco, aun tengo mucho que aprender- Miro con nostalgia una de las cartas, era la primera que Hamilton le había escrito -Releo tus cartas y las veo Arder- Sonrió con tristeza para luego arrojar aquella carta al fuego.

Lafayette dio media vuelta, para asi poder ver al caribeño a los ojos.
-Publicaste las cartas que Ella te escribió, le contaste al mundo como metiste a esa mujer en nuestra cama- Gilbert se mordió el labio, intentando aguantar las lagrimas que amenazaban con escaparse de sus ojos -Al limpiar tu nombre ¡Arruinaste nuestras vidas!- Dijo alzando un poco la voz.

Alexander desvió la mirada, no podía verlo a los ojos. Intento decir algo, pero ninguna palabra salió, aquel nudo en su garganta se lo impedía.

-Maldición, no permitas que alguien susurre que es parte de un plan ¡Tus enemigos susurraron y tuviste que gritar!- Lafayette bajo la cabeza por unos segundos, dudando, pero finalmente volvió a mirar a Hamilton a los ojos y en con su voz a punto de quebrarse murmuró: -Yo se de susurros, aun recuerdo como mirabas a Laurens-

Alexander lo miro sorprendido. Gilbert lo sabía, siempre lo supo.

Siempre supo que el corazón de Hamilton jamas podría pertenecerle por completo.

-No soy ingenuo, Alex, he visto a muchas mujeres a tu alrededor, no creas que no veía como caían enamoradas antes tus encantos ¡Ante Todos Tus Encantos!-gritó.

Lafayette suspiro pesado, intentando calmarse -Me borraré de tu narrativa, ¡Dejaremos que los futuros historiadores se pregunten como reaccionó Lafayette cuando le rompiste el corazón!- Sin poder aguantar más, las lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

Ver al francés llorar fue la gota que rebasó el vaso, Hamilton se dejo caer al suelo de rodillas, sollozando.

Gilbert miro con rabia las cartas que aun quedaban en sus manos, las cuales estaban llenas de palabras y promesas vacías -¡Has tirado todo a la basura, ahora retrocede y mira como Arde!- Sin pensarlo dos veces tiró todas las cartas al fuego.

Alex solo podía ver como aquellas cartas se convertían en cenizas, borrando no solo las palabras sino tambien los recuerdos.

Lafayette camino hacia puerta y antes de salir miro por última vez a Hamilton.

-Si pensaba que eras mio- Miró su mano izquierda, suspiró con resignación para luego retirar aquel anillo dorado de su dedo anular y arrojarselo a Hamilton -¡No!- Sin nada más que decir salió dando un portazo, dejando solo a Alexander, quien esos momentos se encontraba completamente Indefenso.

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