Capítulo 3 - Hacer (ser) el amor

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«A veces las personas me dan lástima, pena. Somos tan egoístas, no contemplamos la belleza de cada cosa. Por ejemplo, tú, Taehyung. Mirate, eres tan hermoso.. Cada facción de tu rostro. Podría contemplar aquella mirada por siglos y la mejor parte es que nunca me cansaría»

Ya no podía esperar siquiera los segundos en los que nuestro labios se separaban porque inconscientemente quería volver a probarlos, buscando un diferente sabor pero sabiendo que ese exquisito sabor jamás se iría.

Sus manos descendían tan lentamente por mi cuerpo que tan solo su tacto me daba escalofríos. Hoseok tenía un fetiche con besar y morder mis labios mientras que acariciaba mi muslo con su diestra hasta llegar a mi rodilla y volver a subir. Una ligera capa de sudor se hacía notar desde mi cabello descendiendo a mi oreja. Su pulgar se hizo cargo de borrar aquellas pequeñas gotas producidas por el éxtasis, y los movimientos que estaban agotandome por la persona que estaba besándome desenfrenadamente.

—Di..me un..a cos..a —dijo entre beso y beso mientras nos separabamos por unos segundos.

—S-Sí... —traté de asentir al estar en las mismas condiciones de oxígeno que él.

Posó su mano en mejilla, acariciandola de arriba abajo -nuevamente- con suavidad.— ¿qué sientes? Sabes... —alargó un suspiro— por mucho tiempo tenía ganas de esto. —y una de sus hermosas sonrisas apareció— Ganas de besarte y de no tener miedo a que me rechazaras porque simplemente eras mi “hijo”. No sabes... No sabes lo difícil que fue en este último tiempo dejar de mirarte, apartar mi vista de ti para no aprovecharme. Me traes tan loco... En serio no quería joderla, no quería joder este lazo que formamos en estos años. Yo... Yo te amo. Te amo como no amé a nadie. Tú eres la única familia que yo tengo, al igual que soy lo único que tienes, y esa es la mejor y la peor parte: nos tenemos a nosotros mismos, y es por eso que...

—No, yo... —me interrumpió.

—Dejame terminar, por favor Taehyung, no quiero perder el valor. Dejame por favor decirte que te necesito. Me conoces mejor que nadie, hasta incluso diría que me conoces mejor que yo mismo —solté una cómplice sonrisa—. Siempre fuiste mi hijo, y ese amor nunca se va a ir, porque estuviste en el día que me quedé en soledad, en el que todos me dieron la espalda tú te habías convertido en mi única salvación y hoy sé decir con certeza después de tanto tiempo que sé lo que significa hacer psicodelia.

Mis manos inconscientemente y en busca de más cariño subieron hasta su nuca para acunarse mientras que su respiración se mezclaba más a gusto con la mía de cerca.

—¿Y qué fue lo que comprendiste, cariño?

Acarició con tranquilidad una vez más mi muslo y su mirada se encontró con la mía, únicamente para comprobar que mi mirada junto a la suya eran la mejor combinación del mundo; para demostrar que cuando un amor es verdadero existe una única mirada, y es la mirada de sinceridad; cuando sus ojos lo único que se refleja es paciencia, respeto, pero por sobre todo decisión.

—Que la psicodelia no es más que un sentimiento. Los hippies la utilizaban como rebeldía a la sociedad, se drogaban y fumaban y de allí salían las mejores obras de arte. Querían demostrar que eran capaces de dejar fluir su arte para conquistar a las personas, y sabés... siento que hice exactamente lo mismo todo este tiempo. Me drogaba de tu esencia, de tu forma de ser, de tu belleza... si yo era capaz de hacer un cuadro era porque tú estabas, porque me hipnotizabas y me volvías tu esclavo. Gracias a ti yo podía ser aquel buen pintor y dejarme fluir. Entonces, la psicodelia es el conjunto de dos factores. Tú y yo, Taehyung, somos psicodelia. Juntos, siendo uno solo.

Hay palabras que existen como advertencia, que aceleran tu pulso porque sabemos que van dirigidas a nosotros incentivandonos a hacer algo.

—Entonces seamos uno solo.

psicodelia┆hopevDonde viven las historias. Descúbrelo ahora