Camille Holmes

I

Era un lunes temprano por la mañana en las frías calles de Londres. El sol apenas comenzaba a mostrar tímidamente sus primeros rayos pero no brillaba lo suficiente como para dar un ambiente cálido. Las calles eran poco circuladas por el horario y todo se veía tranquilo excepto por alguien, una joven se movía de un lado a otro por el espacio cruzando las calles sin apenas mirar. Peligroso para algunos, para ella era de lo más normal. Sus gran cabellera rizada se despeinada cada vez más a medida que sus pasos se aceleraban pero su cabeza estaba lo suficientemente ocupada como para preocuparse en el arreglo de su cabello. Sus pensamientos y dudas cada vez eran más, estaba metida dentro de ellos y no prestaba atención a lo que pasaba a su al rededor. Fue tal el aislamiento con el mundo real que no vio cuando golpeó a aquel hombre no muy alto con cabello rubio ceniza. Cayó al suelo y al instante se quejo.

—¡Lo siento! ¿Te encuentras bien? —El hombre le extendió una mano y la ayudó a ponerse de pie.

—Ugh... Si, disculpa, no te vi—
Tomo su mano y lo inspeccionó por unos segundos. Su corte de pelo y alguna que otra cicatriz oculta indicaban que había estado en el servicio militar. En sus manos llevaba una maleta con varios papeles y una bata blanca dentro, se veía cansado y por la mancha de café aún húmeda en su abrigo se notaba que acababa de tener un desayuno apresurado, era muy temprano aún y por todo el papeleo y el estrés que tenía debía estar buscando trabajo o acababa de conseguir uno nuevo; la bata blanca, era doctor, fue médico del ejército. Llevaba un bastón el cual se callo cuando chocaron, al tomarlo pudo leer que en el llevaba unas letras talladas "Dr. Watson". El bastón no le era necesario, no estaba verdaderamente lastimado. Era una lesión psicologica debido a la guerra, herido en acción. tenía recuerdos difíciles de olvidar. Sus manos y su rostro estaban bronceados pero al extender su brazo y dejar piel de su extremidad al descubierto pudo notar como su piel cubierta por las telas de su atuendo tenía un color más pálido. Eso significaba que estaba al aire libre pero no necesariamente para tomar sol. Bronceado y lesión traumatica por guerra, todo esto llevaba a dos posibles lugares.

—¿Afganistán o Irak? —Preguntó de repente.

—¿Disculpa? —La miro desconcertado por la repentina pregunta de aquella joven.

—La guerra... ¿Afganistán o Irak?—El doctor se quedó unos segundos pensativo. Un recuerdo se vino a su mente y hecho una pequeña risa provocando que la menor lo mirara confusa.

—Lo siento... Es que he tenido esta misma conversación hace mucho tiempo con otra persona—Ahora el hombre era quien la miraba confundido, solo su compañero de la calle Baker había sido lo suficientemente astuto como para descubrir todo su pasado en cuestión de segundos. Inspeccionó a la chica y se dio cuenta del gran parecido que ella y su amigo tenían en común.

—Disculpa, estoy en busca de una persona y soy nueva aquí... Nose a donde ir, estoy exhausta ¿Podrías decirme algun hotel o apartamento económico y cercano?—Era cierto, apenas hace unas horas bajó del avión y había estado corriendo toda la mañana además de que llevaba noches sin dormir. Necesitaba descansar si quería que su mente esté a pleno.

—De hecho... Si estas buscando a alguien tengo un amigo quien podría ayudarte, Le vas a agradar... Por cierto, si estas perdida puedes venir a mi apartamento hasta que encuentres a tus padres, es peligroso que andes sola a estas horas de la mañana—Menciono un tanto preocupado mirando a la chica quien no parecía muy adulta, apenas era una adolescente.

—¿De veras? Oh muchas gracias, es muy gentil de su parte—Le extendió la mano en modo de saludo—Camille— Dijo sonriendo.

—Doctor John... —La joven interrumpió su oración antes de que el pudiese terminarla.

—Watson—Mencionó indiferente. Al ver la cara de confusión del contrario ella suspiro para luego explicarse—Lo dice en su bastón, tranquilo no soy ninguna psicópata—Ambos rieron levemente y luego John la invito a que lo siguiera hasta su hogar.