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Las primeras horas del año, sí, eran apenas las 6:30 de la mañana y Miriam Doblas ya comenzaba a cumplir uno de sus propósitos de este año; Cambiar de aire y empezar una nueva vida, pero, obviamente, sin olvidar nada del pasado

No huía de una situación traumática ni escapaba por miedo, solo quería cambiar un poco de aires, conocer cosas nuevas y vivir experiencias únicas y esta vez, la suerte y el destino la habían ayudado

-Mimi- escuchó la voz de su hermano a su lado susurrando -¿Cuánto llevamos?- preguntó esta vez bufando

-Llevamos media hora Marcos- suspiró agobiada tratando de acomodarse en los incómodos asientos que parecían más para una Barbie que para personas humanas

-Joder- se quejó el chico con su característico acento Granadino

-Intenta dormir un poco, anda- murmuró con la voz pastosa, casi a punto de caer dormida

Y lo hizo, no supo en que momento exacto se quedó dormida en una extraña, pero no demasiado incómoda postura, solo supo que la inconfundible voz de su amigo la había despertado de su plácido y merecido sueño

-Mimi... que casi llegamos ya- habló entusiasmado –Joder, que ganas tenía de llegar ya... ¿Ustedes no?- preguntó inquieto

-Sí- habló el hermano de Mimi riendo levemente

-Ago, vuelve a tu sitio- suspiró la rubia acomodándose en el hombro de su hermano, quién la arropó entre sus brazos dejando un casto beso en su frente

-Sí, mejor, porque ya llegamos- habló por última vez el canario

Sí, ya estaban llegando, Mimi lo pudo sentir en su estómago tras encenderse las luces de aviso

-Pasajeros, este avión con destino Tenerife Norte ha llegado a su destino, son las 8:13, hora canaria. El tiempo fuera es de unos 20 grados- Mimi sonrió ante aquello, en pleno enero y un tiempazo de la leche –La previsión meteorológica para este día es de cielos parcialmente nublados. Gracias por volar con nosotros-

Bajaron del avión y recogieron su equipaje con bastante prisa, debían llegar al apartamento que habían alquilado antes de las nueve de la mañana para poder firmar el contrato de alquiler

-Joder, 20 grados dice el hijo de la gran puta- murmuró Marcos, el hermano de Mimi, entre dientes mientras cerraba su chaqueta con apuro

-Ah, bueno... 20 Grados en la Isla, en La Laguna las cosas son distintas- rió Agoney mientras que los hermanos se miraban confusos pero abrigándose como podían

El aeropuerto de los Rodeos, o aeropuerto Norte de la Isla estaba situado en las afueras de La Laguna, la ciudad histórica tan conocida por sus calles de piedra y sus edificios antiguos

-Venga, va, que tenemos que coger aún tres guaguas para llegar a donde tenemos el piso- habló Agoney tirando un poco de ellos

-¿Tres, qué?- preguntó Marcos con el ceño fruncido

-¿Guaguas?- repuso Agoney cayendo en el pequeño detalle de que tan solo las llamaban así en canarias -¡Buses!- exclamó comenzando a reír –No les queda nada- rio aún más fuerte al ver sus caras de circunstancia

-¿Dónde me has metido, Miriam?- fingió dramatismo Marcos haciendo reír a Mimi

-Anda, calla y síguelo que todavía perdemos la Guagua- rio la granadina

Efectivamente, tuvieron que coger tres buses, o como allí los llamaban, guaguas para llegar hasta la zona donde Agoney les había alquilado el piso, justo frente al suyo

No hay nadie más · {Warmi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora